El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

jueves, 31 de marzo de 2011

"La muerte de un viajante" de Arthur Miller se gestó en una cabaña

ARTHUR MILLER
La muerte de un viajante

"... La Muerte de un viajante es un drama de Arthur Miller, hijo de un sastre (Isidore Miller), artesano especialista en la confección de chaquetas, originario de Austria, nació en Manhattan pero la depresión económica originada en 1929, que se extendió a toda la década posterior, obligó a la familia a trasladarse a un barrio más populoso: Brooklyn.
Este desplazamiento que degradó el nivel social y económico de los Miller se encuentra en el centro de La Muerte de un viajante, una de las tragedias más intensas del siglo XX; un auténtico clásico.
En ella se plenifica la dimensión social de su dramaturgia y el anhelo, propio del realismo, de plantear una tesis posible de contrastar con la conciencia colectiva en crisis; al mismo tiempo, la dimensión social y la tesis presentes en su teatro exhiben sus límites, en especial cuando el psicologismo, vuelto causalidad en la estructura dramática, avanza un paso más lejos de las conductas obsesivas; por ejemplo, el deseo de Willy Loman, el protagonista, de triunfar y ser el número uno a través de un trabajo sacrificado y honesto, y se transforma en comportamientos perversos que alcanzan lo excepcional... "




"... En La Muerte de un viajante, estrenada el 10 de febrero de 1949, galardonada con el Premio Pulitzer y dirigida en el Morosco Theatre por Elia Kazan, el drama explota cuando Willy Loman, un vendedor viajero, regresa a casa durante la mañana tras salir a trabajar de madrugada; se siente mareado, apenas puede conducir su viejo automóvil; tampoco desea preocupar a su esposa, que siempre lo aguarda al anochecer, ni mucho menos aceptar su verdadero problema: envejece.

 "... Miller ha contado, en un bello texto de reflexión sobre esta pieza, cómo al decidirse a escribirla se retiró a una cabaña de madera en el campo y la obra gruesa de la estructura dramática la desarrolló en la tarde de un día, toda la noche y la mañana siguientes; en su cabeza había un esbozo argumental: la imagen de un hombre viejo y cansado —quizás el fantasma de su padre— que regresa de modo intempestivo al hogar una mañana y, por encima de todo, en el texto ocurría una muerte, la implacable aniquilación de un ser que fue un creyente, una víctima anónima del sueño americano; un NN que especuló con la victoria y la admiración.

Con palabras llenas de ternura, el dramaturgo confiesa haber reído, llorado y sufrido con intensidad durante la composición; al amanecer, exhausto, y tras descender a los infiernos de sus recuerdos, emergió limpio y reconciliado..."


In 1948, Arthur Miller built a white clapboard cabin in Roxbury, Connecticut, specifically as a base in which to write Death of a Salesman, even though he had never built anything similar in his life (he said the hardest part was putting up the roof rafters by himself). As he built, he put together the play in his mind, although he did also make use of his desk, an old recycled door. Here he is pictured above in a photo with slighly unsettling perspective taken by Inge Morath. 


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