EL MOLINO DEL "SAITIN": VILLANDIEGO (BURGOS)
REPRESA PEREZ, Fernando
REVISTA DE FOLKLORE. Año: 1998 - Tomo: 18a - Revista número: 207. Páginas en la revista: 96-103. Tema: Arquitectura popular
De todos los molinos visitados en la provincia de Burgos hasta el momento, hay uno, el molino del “saitín” en Villandiego, que me parece especialmente interesante por el sistema que posee para embalsar el agua: un gran cubo de piedra. Es decir, una construcción cilíndrica de grandes sillares de aproximadamente unos 8 metros de profundidad y 2,5 de diámetro en la parte superior, que finaliza en una pronunciada rampa, la cual conduce el agua a través de un orificio conectado con el saetín hacia el rodezno (rueda formada por alabes o aletas que están montadas ligeramente sesgadas oponiendo así resistencia al agua) el cual transmitirá la energía a la muela volandera (figura 1) (1).
UN MOLINO... DE CUBO
La especificidad de este molino radica, por tanto, en el funcionamiento del mecanismo de impulsión: dispone de un cubo o edificación cilíndrica de piedra (aunque también los hay de ladrillo), donde el agua adquiere presión antes de mover la rueda.
Parece derivar, según el historiador de la técnica británico Alex Keller (2), del antiguo arubah o chimenea árabe, de cuyo tipo de molino con un depósito cilíndrico se han encontrado muestras en Israel (3). Posteriormente, los Árabes lo traerían a España en la Edad Media, donde se desarrollaría extraordinariamente. Se han encontrado bastantes ejemplares en Andalucía y Extremadura -donde pueden verse dos importantes ejemplares en los molinos que alimentaba la presa de Trujillo (4). En efecto, una de las técnicas más comunes en Al-Andalus fue la creación de un cubo vertical para recoger el agua procedente de una acequia o de una balsa. Este era el método más utilizado para caudales de agua irregulares y escasos (5). Los molinos de cubo, se encontraban insertos en un sistema que buscaba la adecuación entre los recursos hídricos disponibles y las necesidades agrícolas de la población campesina, gozando de preferencia el riego sobre los molinos.
Posteriormente, estos molinos de cubo andalusíes serán en algunos casos reutilizados (al menos parcialmente) por los nuevos propietarios en el marco de un proceso de señorialización, reflejando la brusca transición desde una sociedad tributaria hasta otra asentada sobre estructuras feudales (6). Así pues, la introducción de cubos en las balsas en la Edad Media tendrá un distinto significado debido al desarrollo y consolidación del feudalismo. En este nuevo contexto, los molinos hidráulicos sufrirán una conversión en instrumento de opresión feudal. Refiriéndose al molino señorial en Europa, P. Dockés calculaba que la casi totalidad de los campesinos salían perdiendo con su utilización, excepción hecha de los más ricos, entre un 3% y un 5% (7). En el ámbito de Cataluña, la introducción de cubos en los desagües de las balsas parece ser una innovación de la Baja Edad Media (8) que coincide con un auge generalizado en la ampliación de las instalaciones molineras de propiedad señorial. Con ello se conseguía accionar muelas mayores, logrando un incremento considerable en la capacidad de molienda. Así, a finales del XII comienzan a obtenerse las mayores rentas de la molinería gracias, entre otras razones a la introducción de cubos en las balsas (9).
LOS MOLINOS DE CUBO EN EL XVI Y CIENTÍFICOS ESPAÑOLES DEL RENACIMIENTO
Los molinos de cubo serán corrientes también en la España del XVI. Entre ellos cabe destacar, el de la Casa de la Compaña del Monasterio de El Escorial, hoy desprovisto de maquinaria. Su arquitecto, Juan de Herrera, también se ocupó de los molinos, interviniendo en el diseño de los molinos de cubo de El Escorial, cuyo proyecto definitivo se debe a su discípulo Francisco de Mora y la ejecución al maestro en molinos Alonso Sánchez Cerrudo (10).
Comprobamos, por tanto, que los grandes arquitectos -ingenieros de la Corte de Felipe II- se ocuparon de los molinos. Entre los humanistas españoles se encuentra el aragonés Juan de Lastanosa que nos ha legado un manuscrito conocido como "Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas". No hay en ninguna otra parte de Europa en la época información de altura científica sobre los molinos similar a la del manuscrito aragonés de " Los Veintiún libros...", donde se detallan molinos de cubo como el de la figura 2 (11).
Para acceder al conocimiento de los molinos de la Castilla del XVI contamos con un manuscrito cuyo autor, Francisco Lobato del Canto además de aportar noticias interesantes para el estudio de las mentalidades españolas del XVI, aclara interesantes puntos en la historia de la tecnología (algunas de las explicaciones de Lobato están sirviendo para rectificar erróneas nociones sobre el origen de las turbinas actuales, en las que no se había tenido en cuenta el papel que España tuvo en su desarrollo) (12).
El manuscrito, ofrece un testimonio directo sobre la forma de los molinos, caso único en el mundo para una época tan lejana. Entre ellos menciona dos molinos de cubo en el folio 16 (13) (Figura 3).
- el primero sin embalse previo de agua .
- el segundo con una balsa, que permite una mejor regulación del agua.
Ambos autores prestaron atención a los molinos de cubo, intuyendo Pedro Juan Lastanosa en Los Ventiún libros..., que entre la altura y la fuerza de gravedad existía una relación, como quedó establecida en una ley matemática por Torricelli en el XVIII por la fórmula de raíz cuadrada del doble de la gravedad por la altura (14). Igualmente, Francisco Lobato, nos dejó información detallada sobre las características de los mismos: material de construcción, altura... Así, reseña Francisco Lobato en el folio 19 un “Molino de una fuente pequeña que, recogida en un cubo de ladrillo de 40 pies de alto y el suelo puesto en corriente a salir por un canal de piedra, podrá moler con cuatro dedos de agua de ancho y ocho de alto y si más agua fuere, le podrán dar más llave" (15) (Figura 4).
Muchos de los molinos descritos en el manuscrito se siguieron utilizando durante siglos, como es el caso del molino de cubo de Villandiego: el molino del "saitín", cuyo funcionamiento se ha prolongado hasta nuestros días.
LOS MOLINOS DE VILLANDIEGO: PRIMERAS NOTICIAS.
Las primeras noticias detalladas de este molino de cubo, datan del XVIII. Nos las proporciona el Catastro del Marqués de la Ensenada. Aunque es posible, que su antigüedad sea mayor, si nos fiamos de la fecha grabada en una de las piedras anexas al cubo: 1.670.
En todo caso, la existencia de un molino en la ubicación del actual parece más antigua a tenor del Apeo realizado en 1.652 donde "se reconoce un linar en las presas cerca del molino de Saitín" (16). En un Apeo realizado anteriormente, el 13 de abril de 1.621 entre Yudego y Villandiego se menciona el "arroyo y cauce de la aceña” (17). Y en otro realizado en 1.548 se menciona una "aceña” (18). Puede incluso que existiera un molino en este lugar en 1.459, fecha correspondiente al documento más antiguo guardado en el archivo parroquial de Yudego, donde se recogen los términos: "canaliza" y "trenaliza", que parecen hacer referencia al cauce molinar (19).
Pero volviendo al siglo XVIII, será el Catastro el que nos aporte una información más detallada sobre el molino de cubo y los restantes que había en Villandiego: (Respuestas Generales, N.° 17).
"Que en los términos de éste lugar hay seis molinos harineros con una renta cada uno de poca utilidad por estar sitos sobre el arroyo y agua que sale de unas fuentes que están dentro de este barrio de Yudego, de forma que no muelen en cada año más que tres meses poco más o menos; y si los inviernos son tempranos y abundantes de aguas o nieves suele moler cuatro meses a excepción de uno que tiene el Concejo con cubo o depósito de agua, que con éste motivo tiene más producto que los otros, y sus Dueños producto y renta se expresan en esta forma:
Dos molinos son propios de este concejo, el uno lo tiene arrendado Alonso Galerón por este presente año, que es el de cubo o Depósito está obligado a pagar por su renta trescientos y treinta reales.
Otro lo tiene en renta Francisco Rodríguez por este año y debe pagar treinta reales.
Pertenece otro molino a Águeda de la Peña, Catalina Benito e Isabel García, viudas vecinas de este lugar por terceras partes iguales y las otras Águeda de la Peña y Catalina Benito las tienen dadas en renta a Francisco Triana en 16 celemines de trigo y 18 reales en diezmo por un año y la otra Isabel García la administra por sí como producto la regulación en 8 celemines de trigo y 9 reales en diezmo.
A Juan García, vecino de este lugar le corresponde el otro molino y la mitad del mismo la tiene arrendada por un año a Francisco González, Santiago Jill y Luis de Villa Escusa, y le deben pagar de renta 22 reales y otro tanto regularon al dueño del producto por la otra mitad de dicho molino.
Pertenece el otro molino al Cabildo Eclesiástico de la Iglesia del Barrio de Villandiego, que le administra por sí y su producto le regulan en 4 fanegas de trigo al año.
Sexto y último molino toca y pertenece al Concejo de la Villa de Olmillos y le tiene arrendado por un año a Manuel Susinos, vecino de la misma y que en 38 celemines de trigo y cebada por mitad.
Declaración de peritos complementaria de Yudego y Villandiego a 26 de abril de 1.752: respecto a los molinos: no deben regular producto alguno ni a los renteros ni a los dueños que los administran por sí más de lo que conste en otras respuestas por ser como son dichos molinos de muy poca utilidad que aún los renteros no pueden sacar la renta que dan por ellos y más los arriendan por tener que moler para su casa que no por la utilidad y hoy están experimentando que por falta de agua no muelen por ser su gobierno de unas fuentes que nacen dentro del lugar de Yudego y éstas de poco caudal y se persuaden que con este motivo los dueños las dejarán perder o las abandonarán".
Posteriormente, Pascual Madoz en su "Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar" (1.850), consignará cuatro molinos, aunque situándolos erróneamente en Yudego.
EL MOLINO DEL "SAITÍN " EN NUESTRO SIGLO
En la memoria colectiva permanece el recuerdo de seis molinos que funcionaban sucesivamente: cuando terminaba uno comenzaba el otro:
- el "Saetín", el primero en recoger las aguas del arroyo.
- la Cubeta.
- Cañivana.
- Albarona.
- Tres molinos.
- Magdalena, rayando ya con el término de Olmillos de Sasamón.
A principios de este siglo, tan sólo funcionaba el molino del “Saitín" gracias al cubo. Desde los años 60 en que dejó de moler el trigo para el pan, lo utiliza su propietario: Juventino Pascual Rodríguez para moler el pienso. En este molino, heredado de sus padres, vive junto a su mujer María García Ruiz.
Gracias al cuidado de su propietario hemos podido acceder a un documento de 1.859 que nos aporta valiosos datos como el referido a la regulación del uso del agua entre el molinero y los demás vecinos:
Venta de bienes cuyo remate tendrá lugar el día 22 de agosto de 1.859:
[...] Molino titulado el "Saitín", norte y poniente camino, oeste cauce. De cubo con dos ruedas, la una inútil, de 11 metros de linea y 6,50 de fondo con una cuadra pegante al mismo de 7 metros de linea y 11 de fondo en buen estado. Tienen los vecinos derecho sobre el agua del 15 de abril al 8 de septiembre excepto los sábados desde la puesta del sol hasta la misma hora del domingo. Se ha calculado su renta en 596 reales, que han sido capitalizados en 13.410 reales y tasados en 14.910 reales de remate.
EMPLAZAMIENTO
El edificio, se encuentra instalado, sobre un canal derivado de la corriente principal. Tiene el inconveniente de necesitar periódicamente limpieza y conservación. Hasta no hace muchos años era realizada por Juventino con sus hijos. Últimamente la contratación de una pala permite que el molino pueda seguir en funcionamiento (20) (Figura 5).
El azud, formado por grandes sillares está situado a un kilómetro del molino, creando una desviación que corre paralela al cauce del río y a un nivel superior quedando un espacio de terreno para huertas. El río -o más propiamente el arroyo Medio Vino— nace a un kilómetro escaso de esta desviación, de una fuente situada a orillas del cercano pueblo de Yudego.
DEPENDENCIAS DEL MOLINO (Figura 6):
Dedicadas al servicio del Molino
- El molino, se alimenta (como se señala en uno de los molinos descritos por Francisco Lobato) de una fuente pequeña cuyo agua se almacena en el CUBO, el cual tarda en llenarse por término medio unas tres horas, salvo en tiempos de sequía que puede tardar hasta seis. Funcionaba principalmente en invierno, tal como hemos visto sucedía en los tiempos del Catastro.
Una vez lleno, se acciona por medio de una larga pértiga conectada con la trampilla situada en el extremo inferior del cubo: la "cerraja”. Hacía por cada cubada tres sacos de 85 kilos (unas seis fanegas), quedándose un celemín por cada fanega molida en contraprestación: la maquila (palabra de origen árabe: makhila).
Si el caudal corría lo suficiente podía estar funcionando día y noche. En caso contrario, el cubo tardaba en vaciarse unas cuatro o cinco horas; aun así, tenía tiempo para abandonar el molino e ir a tocar las campanas del alba, cumpliendo con su condición de sacristán que ejerció durante varios años, así como otros múltiples oficios que ha desempeñado para sacar la familia adelante. El rendimiento del molino era escaso y "no daba para vivir", por lo que tuvo que compaginar el oficio de molinero -ya de por sí duro- con otros. Tal como señala Nicolás García Tapia, la vida de molinero no era tan fácil como la tradición quiere pintarla (21).
- Posteriormente, el agua por medio de una abertura practicada en el cubo "hiere el saetín en la rueda” (como decía Francisco Lobato en el manuscrito mencionado), situada en el piso inferior del edificio, llamado CÁRCAVO.
Las ruedas en este caso están instaladas de forma horizontal, por lo que también se las denomina rodezno (22) o rodete, que son considerados los modelos más antiguos, al presentar una menor complejidad técnica (aparecen a partir del 800 en el área comprendida entre el Cantábrico y el Arlanzón) (23).
En la foto 1 puede apreciarse el único saetín que permanece en uso, el eje o árbol que transmite la energía de la rueda a la muela volandera, y el alivio, paralelo al eje y que permite elevarlo.
Las muelas debían llevar una velocidad no muy alta para no quemar la harina. El molinero en función de la velocidad de giro y de la calidad de la harina que iba obteniendo utilizaba el alivio (en otras zonas también se denomina levador o elevador) que le permitía levantar o bajar el eje.
El eje descansa sobre un cojinete de bronce, pues era el que daba mejores resultados. Todos los intentos de utilizar piedras pulidas untadas de aceite fracasaron porque el eje no giraba correctamente y además las piedras se desgastaban enseguida.
- Sala donde se encuentran las PIEDRAS y demás complementos necesarios: ( Foto 2) (24).
La molturación del grano se produce gracias al juego de piedras o muelas, el cual está formado por la inferior o solera y la superior, corredera o volandera, que recibe el giro del rodezno, y actúa sobre la solera. Juventino compraba las muelas en función de su destino:
•la destinada a moler el trigo, era de las denominadas francesas. Consta de dos piezas, y su diámetro es de un metro y cuarenta centímetros (inicialmente las muelas se hacían en cada zona con la piedra local pero en el siglo XVIII se empezaron a importar de la zona francesa de Jouarre, con lo que genéricamente se denominaron muelas francesas) (25).
•la destinada al pienso, la vitoriana, era un poco más pequeña, pues su diámetro es de un metro y treinta centímetros.
Ambas eran apreciadas por su dureza. En ellas se practican unos surcos o estrías que forman el picado o picadura los cuales facilitan el movimiento de la harina con el giro hacia los extremos.
Para mantener las estrías Juventino debía picar cada tres meses las muelas con unas piqueras, operación en la que invertía varias horas.
Almacén situado en la planta superior, donde se cernía el grano; actualmente se ha reformado en habitaciones para la familia.
Desde que el molino es propiedad de Juventino, ha sufrido varias reparaciones. La más importante es la de 1.950 fecha en que se modernizó completamente: un mecánico de los Talleres Lariz (Burgos) sustituyó la maquinaria anterior que era de piedra y vigas de madera (olmo, chopo y pino) por hierro.
Dedicadas a habitación (Figura 7):
- para la familia, integradas en el mismo edificio ocupando una parte de la planta baja y la superior. Antaño toda la planta baja estaba dedicada al servicio del molino y tan sólo el ala oeste del piso superior se dedicaba para habitación y una esquina de la inferior para cocina (a).
Debajo del comedor está presente uno de los elementos que definen la arquitectura de los páramos y de las riberas burgalesas: la Gloria. Sistema calefactor que aparece en ese territorio a finales del siglo pasado y principios de este, generalizándose sobre todo después de la guerra civil en los años cuarenta (26) (Foto 3).
- Cobertizo para los instrumentos de labranza (b), pajar (b), establo para el ganado (c), bodega y palomar (Fotos 4 y 5 ).
Por último y en cuanto a los materiales empleados, el conjunto constituye una buena síntesis de los empleados en la zona (Páramo del Pisuerga, según la clasificación establecida por García Grinda (27)). Así, junto a la utilización de piedra en la planta baja y media del edificio principal, aparece el adobe revocado en la superior y en los espacios anexos (Foto 6 y 7) (28).
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NOTAS
(1) Extraída de: SELMA CASTELL, Sergi: Els molíns d'aigua medievals a Sharq Al-Andalus. Aproximado a través de la documentado escrita dels segles X-XIII (IV-VII H.), p. 54.
(2) KELLER, Alex: "Northern and Southern horizontal watermills", 11 th ICOHTEC. Symposim, Lerbach (Colonia), 1984. En GARCÍA TAPIA, Nicolás: Los molinos en el manuscrito de Francisco Lobato, p. 159.
(3) AVITSUR, S.: "Water power installations in Erez Israel", Tel-Aviv, 1960. En GARCÍA DIEGO, J. A. y GARCÍA TAPIA, Nicolás: Vida y Técnica en el Renacimiento. Manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo. P. 126.
(4) GARCÍA DIEGO, J. A.: "Las presas antiguas de Extremadura. Badajoz", 1979. En GARCÍA DIEGO J. A. y GARCÍA TAPIA, Nicolás: Vida y Técnica en el Renacimiento. Manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo. P. 126.
(5) SELMA CASTELL, Sergi: Els molins d'aígua medievals a Sharq Al-Andalus. Aproximado a través de la documentado escrita dels segles X-XIII (IV-VII H.), p. 56. Ajuntament d'0nda, 1993.
(6) ROBLES FERNANDEZ, A., NAVARRO SANTA CRUZ, Elvira y POZO MARTÍNEZ, Indalecio: "Excavaciones y arqueología extensiva en el asentamiento medieval de las Fuentes del Marqués" (Caravaca, Murcia). Sistemas hidráulicos de un molino de agua, p. 1 (Inédito).
(7) DOCKES, P.: "La libération médiévale", pp. 229-248, Flammarion, París, 1979. En MARTÍ, Ramón: Hacia una arqueología hidráulica: La génesis de molino feudal en Cataluña, p. 166.
(8) BOLOS, J. y NUET, J.: "Els molins fariners", Barcelona, 1983. En MARTÍ, Ramón: Hacia una arqueología hidráulica: La génesis de molino feudal en Cataluña", p. 168.
(9) MARTÍ, Ramón: Hada una arqueología hidráulica: La génesis de molino feudal en Cataluña, p. 186.
(10) GARCÍA TAPIA, Nicolás: "Los Molinos y los científicos españoles del Renacimiento". Revista de Folklore, p. 117.
(11) Extraída de: GARCÍA TAPIA, Nicolás: Molinos Tradicionales, p. 27.
(12) GARCÍA TAPIA, Nicolás: Molinos Tradicionales, p. 9.
(13) En GARCÍA DIEGO, J. A. y GARCÍA TAPIA, Nicolás: Vida y Técnica en el Renacimiento. Manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo, pp. 63 y 64.
(14) FLORES ARROYUELO, Francisco J.: El Molino: piedra contra piedra, p. 81.
(15) En GARCÍA DIEGO, J. A. y GARCÍA TAPIA, Nicolás: Vida y Técnica en el Renacimiento. Manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo, p. 71. Un pie equivale aproximadamente a 28 centímetros y un dedo escasamente a 18 milímetros.
(16) CORREDERA, E.: Historia documentada de Yudego y Villandiego, p. 115.
(17) Ibidem, p. 88.
(18) Ibidem, pp. 68 y 69.
(19) Ibidem, p. 19.
(20) En muchos molinos, se aprovechaba el canal para crear una "piscaria" obteniéndose un beneficio económico con la venta del pescado, a la vez que una fuente de recursos alimentarios para el molinero: ALVAREZ LLOPIS, M.a Elisa: "Técnica molinera entre el Cantábrico y el Arlanzón". Revista de Folklore, n.° 101, p. 150.
(21) Ibidem, pp. 38 y 39.
(22) La palabra rodezno se encuentra únicamente en documentos españoles: GARCÍA TAPIA, Nicolás: Molinos Tradicionales, p. 31.
(23) ALVAREZ LLOPIS, M.a Elisa: "Técnica molinera entre el Cantábrico y el Arlanzón". Revista de Folklore, n.° 101, p. 149.
(24) Realizada por Miguel Ángel Izquierdo para Diario 16/Burgos. Publicada el sábado 6 de Enero de 1996 en el suplemento El Dorado de Castilla.
(25) GARCÍA TAPIA, Nicolás: Molinos Tradicionales, p. 25 y 26.
(26) GARCÍA GRINDA, José Luis: La Arquitectura Popular Castellana en sus tipos básicos. El ejemplo Burgalés como Encrucijada de Influencias, p. 255.
(27) En concreto, incluye a Villandiego en la subcomarca de Castrojeriz-Sasamón, donde se aprecia el empleo como material básico de la piedra en las plantas bajas.
(28) Realizada por Miguel Ángel Izquierdo para Diario 16/Burgos, 1996.
BIBLIOGRAFÍA
ALVAREZ LLOPIS, M.a Elisa: "Técnica molinera entre el Cantábrico y el Arlanzón". Valladolid, Obra Social y Cultural de Caja España. Revista de Folklore, n.° 101, pp. 147-159, t. 9°, 1989.
CORREDERA GUTIÉRREZ, Eduardo: Historia documentada de Yudego y Villandiego. Caja de Ahorros Municipal de Burgos. Biblioteca Popular Burgalesa. Burgos, 1982.
FLORES ARROYUELO, Francisco J.: El Molino: piedra contra piedra. Universidad de Murcia, 1993.
GARCÍA DIEGO, J. A. y GARCÍA TAPIA, Nicolás: Vida y Técnica en el Renacimiento. Manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo. Universidad de Valladolid, 1987.
GARCÍA GRINDA, José Luis: Arquitectura Popular de Burgos. Burgos, Colegio Oficial de Arquitectos de Burgos, 1988.
GARCÍA GRINDA, José Luis: "La Arquitectura Popular Castellana en sus tipos básicos. El ejemplo Burgalés como Encrucijada de Influencias", en Aproximación antropológica a Castilla y León, Luis Díaz (Coord.).
GARCÍA TAPIA, Nicolás: "Los Molinos y los científicos españoles del Renacimiento". Valladolid, Obra Social y Cultural de Caja España. Revista de Folklore, n.° 100, pp. 111-121, t. 9°, 1989.
GARCÍA TAPIA, Nicolás: "Molinos Tradicionales", Temas Didácticos de Cultura Tradicional. Castilla Ediciones, Valladolid, 1997.
GARCÍA TAPIA, Nicolás: "Los molinos en el manuscrito de Francisco Lobato. En Luis Vicente Elias (Coordinador): Los Molinos: Cultura y Tecnología. Centro de Investigación y Animación Etnográfica [Sorzano (La Rioja)]; Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (Madrid), 1989.
MARTÍ, Ramón: "Hacia una arqueología hidráulica: La génesis de molino feudal en Cataluña. En BARCELO, Miquel: Arqueología medieval en las afueras del "medievalismo". Editorial Crítica. Grupo editorial Grijalbo. Barcelona, 1989.
ROBLES FERNANDEZ, A., NAVARRO SANTA CRUZ, Elvira y POZO MARTÍNEZ, Indalecio: Excavaciones y arqueología extensiva en el asentamiento medieval de las Fuentes del Marqués (Caravaca, Murcia). Sistemas hidráulicos de un molino de agua. Murcia, 1995 (inédito).
SELMA CASTELL, Sergi: Els molins d'aigua medievals a Sharq Al-Andalus. Aproximado a través de la documentado escrita dels segles X-XIII(IV-VII-H.). Ajuntament d'0nda, 1993.
REVISTA DE FOLKLORE Caja España. Fundación Joaquín Díaz