El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

martes, 7 de enero de 2020

SIN DINERO Y FUERA DEL SISTEMA


8 REBELDES QUE DECIDIERON VIVIR SIN DINERO Y FUERA DEL SISTEMA

POR: PIJAMASURF - 12/16/2015

¿QUÉ ES EXACTAMENTE "EL SISTEMA"? NO LO SABEMOS, PROBABLEMENTE PORQUE SEGUIMOS ATRAPADOS EN ÉL. PERO ESTAS PERSONAS LOGRARON ENCONTRAR UNA BRECHA DONDE LA INDIVIDUALIDAD E INCLUSO ALGUNAS VENTAJAS DEL MUNDO MODERNO PUEDEN DESARROLLARSE LEJOS DEL CONSUMISMO Y EL CAOS DE LAS CIUDADES



Walter Benjamin escribió en sus famosas tesis sobre la historia que "no hay afuera del capitalismo": todo lo que hagamos, incluso el acto de nacer, moviliza el aparato social en forma de productos y servicios de los que alguien siempre sale beneficiado. Pero cuando observamos la naturaleza (digamos, como la veían los pensadores anteriores a la Ilustración, no como algo a superar o dominar, sino algo precedente, probablemente más armónico que lo social, pero con su caos particular) vemos que la forma "dinero" no existe de ninguna manera: las relaciones de dominación y dependencia entre los miembros de una especie, entre clanes o entre las especies mismas de un ecosistema no se rigen por un "significante neutro" que materializa virtualmente a todos los demás; en otras palabras, el dinero es una convención; o en términos un poco más místicos, una ilusión.

Estas personas nacieron en el seno de grupos sociales desarrollados y tal vez por ello su búsqueda de la distancia con la sociedad tuvo que partir de romper lazos con ella: en ocasiones estas historias de exclusión voluntaria del mundo parten de una tragedia, pero para la mayoría se trata de encontrar una forma de vida que simplemente no existe en las comunidades humanas.


La familia que vive de lo que los alemanes no consumen


Raphael Fellmer, de 28, y su mujer española Nieves Palmer, de 26, viven sin dinero, alimentándose exclusivamente de productos “rescatados” que la sociedad alemana desecha. Son veganos y a pesar de haber tenido una hija viviendo únicamente de lo que producen en su jardín, gozan de buen estado de salud y mucho tiempo libre para dedicar a sus intereses. “Unas cuatro veces por semana, voy a inspeccionar, con la mochila, los contenedores de los supermercados biológicos; encuentro de todo, jabones, chocolates, cosméticos, además de lácteos, frutas y verduras que todavía se pueden consumir", afirma Fellmer.


El DJ y escritor vagabundo

Este joven inglés no tiene casa, pero cuando fue entrevistado por Gizmodo afirmó que un techo sobre su cabeza es simplemente algo prescindible, pero carecer de señal Wi-Fi no. No se trata de un "simple" homeless, pues a menudo hace de DJ en fiestas mezclando música electrónica o colaborando con medios digitales desde su laptop. Es lo más parecido a estar desconectado del mundo sin salir completamente de él.


El Robinson Crusoe australiano


David Glasheen era un magnate australiano que perdió su fortuna en 1987, por lo que decidió irse a vivir a una isla solitaria junto con su perro. Desde entonces, a pesar de los intentos de desalojo, David se mantiene cultivando su propia comida, pescando e incluso preparando su propia cerveza en la comodidad de su mundo, el cual seguramente es más pequeño en extensión que la calle donde vives, pero donde el único rey es él.


Daniel Suelo, el famoso Dharma blogger


Luego de un viaje a la India, Daniel Suelo decidió que su misión era vivir sin ilusiones en el lugar más peligroso para hacerlo: Estados Unidos. Se "mudó" a una cueva hace más de 14 años, desde donde vive una vida similar a la de los monjes mendicantes que conoció en sus viajes, de los que incluso ha extraído algo de su retórica, la cual, además de su particular estilo de vida, lo ha hecho una celebridad virtual:

¿Qué es más adictivo? ¿El dinero o el crystal meth? El apego a una ilusión te hace ilusorio, te hace irreal. El apego a una ilusión se llama idolatría, se llama adicción. El dinero es una de esas cosas intrigantes que parece real y funcional porque dos o más personas creen que es real y funcional.


Benjamin Lesage y el viaje de la compasión


Un testimonio recibido directamente en la bandeja de contacto de Pijama Surf fue la historia de Benjamin Lesage, un joven francés que había recorrido gran parte del mundo gracias a la generosidad de la gente que encontraba en su camino; a través de fronteras y océanos, Lesage (¿"el sabio"?) redescubrió que "la Tierra, la naturaleza, el Sol, nos regalan sus frutos sin esperar nada a cambio. Todo nos fue regalado y lo injusto es acaparar recursos y venderlos como si fueran nuestros".


Los 100 objetos de Dave Bruno

El emprendedor web Dave Bruno decidió en 2008 que tenía demasiados objetos innecesarios en su vida, por lo que ideó algo llamado "100 things challenge", como un ejercicio de posesión consciente según el cual en el plazo de 1 solamente conservaría los 100 objetos que le parecieran absolutamente indispensables para la supervivencia. Tal vez su caso no sea el de una desconexión tan extrema del mundo social, pero nos lleva a reflexionar (como escribe Chuck Palahniuk en Fight Club) sobre que los objetos que posees terminan por poseerte a ti tarde o temprano; si nos liberamos de los objetos innecesarios, las ideas innecesarias también se higienizan.


Alek Lisefski construye su propia casa


Revisando el panorama inmobiliario, este diseñador freelance de California decidió seguir las instrucciones de tutoriales en línea y construir su propia casa. Para ello juntó sus ahorros y los de su novia, unos 30 mil dólares, y fabricó una diminuta y acogedora casa móvil, liberándose así de rentas, hipotecas y todas las sujeciones asociadas a la posesión de la tierra. "Al no tener que pagar una renta", dice Lisefski, "entonces ahorraré dinero, lo cual me permitirá una vida laboral menos acelerada, y así tener más tiempo para dedicar a mi salud, a mis otros intereses y a viajar".


Documentando la vida fuera del sistema


Eric Valli es un fotógrafo que dedicó muchos años a documentar las formas de vida de personas o grupos que decidieron salir del sistema, además de sus estrategias para hacerlo. Desde los místicos ferales hasta las eco-aldeas posneolíticas, el testimonio gráfico de su investigación permite acercarnos a los que han decidido alejarse voluntariamente de la sociedad.

Jill Redwood en el huerto de su cabaña

Esta escritora vive hace 30 años sólo de su huerta
Ernesto Faraday January 6, 2020 


Jill Redwood es un activista ambiental, presidente de una asociación en la región que para hacer un poco de dinero, escribe y dibuja historietas.

Su refugio se llama Witchwood, y está a una hora y media de la ciudad de Gippsland, al sureste de Australia. A pesar de que admite que es una opción de vida un poco radical, ella se siente sumamente satisfecha y anima a todos los que la apoyan a emigrar a ese estilo de vida. Para ella, prestar atención a la naturaleza es más que una necesidad, es obvio, y comienza con la simplicidad voluntaria.

Para llevar a cabo este proyecto, utilizó materiales totalmente ecológicos como la madera y una mezcla de cal, paja y barro para las paredes de su casa.

Después de ocho años de trabajo y por menos de $ 3.000 dólares, Redwood logró obtener un resultado sorprendente.


Su casa tiene una estufa de leña que proporciona calefacción y agua caliente. También hay paneles solares que abastecen de electricidad suficiente para que Jill pueda usar su computadora, su radio, algunas lámparas y equipo de cocina.

“Cuando el sol brilla muy fuerte y da mucha energía, incluso es suficiente para una lavadora. Esto es un lujo”, explica Jill.

Su modo de vida es muy simple sin estar aislado del mundo y la tecnología.


En sus 6 hectáreas de terreno, Jill Redwood tiene todos los recursos necesarios para vivir de manera autosuficiente. Ella hace crecer sus propias frutas y verduras y, como una gran amante de los animales, vive con perros, caballos, cabras, gansos y gallinas.


Jill siempre detestaba el supermercado y decidió liberarse de este sistema de consumo. Consecuentemente, va allí un par de veces al año para comprar productos “raros” que no puede producir como aceite de oliva, harina o chocolate. El resto, todo viene de su propia producción.

“Dependiendo de la temporada, es el jardín el que dicta lo que está en el menú,” dice Jill.


Por otra parte, toda su propiedad personal, incluyendo los muebles, se recuperaron del vertedero o se compraron usados. A ella le gusta vivir con poco y admitir que la mayor parte de su gasto va para sus animales.

“No me gusta ser dependiente de un supermercado y distorsionar los alimentos para satisfacer mis necesidades. Me parece una locura cuando voy a un supermercado y veo lo que la gente está comprando. Toda la vida y las cosas buenas son reemplazadas con otros aditivos”, agrega.


Con su perseverancia y su apertura, Jill está segura de inspirar a aquellos que aún son reacios a cambiar su estilo de vida, teniendo en cuenta que no existe un modelo único y que todo el mundo tiene la capacidad de ser innovador.


Jill Redwood nació en Melbourne en 1954, la menor de dos hijos en una familia que no era política ni estaba involucrada en ningún tipo de activismo comunitario. Asistió a escuelas públicas mixtas, donde desarrolló un temprano interés en el bienestar animal. En la escuela secundaria participó en marchas contra Vietnam y después de graduarse se convirtió en miembro activo de Amigos de la Tierra.

Cuando tenía poco más de veinte años, Jill decidió evitar la sociedad y perfeccionó las habilidades necesarias para vivir en gran medida independientemente de la “máquina de la gran ciudad”. Mientras vivía en Buldah en East Gippsland a principios de la década de 1980, Jill se dio cuenta de los impactos de las actividades de tala a su alrededor. Después de que su casa se incendiara en incendios forestales en 1983, Jill trabajó en equipos de construcción en el Parque Nacional de las Montañas Nevadas, donde se convirtió en líder a pesar de la resistencia de sus jefes basada en el género. Este trabajo le permitió a Jill ahorrar el dinero para comprar su propiedad en Goongerah, donde construyó una casa y ha vivido durante los últimos 30 años. También ha construido una cabaña ecológica turística en su propiedad, que genera algunos ingresos.