"Fui a los bosques porque quería vivir con un propósito, para hacer frente sólo a los hechos esenciales de la vida, por ver si era capaz de aprender lo que aquélla tuviera por enseñar, y no por descubrir, cuando llegare mi hora, que no había ni siquiera vivido. No deseaba vivir lo que no es vida, ¡es tan caro vivir! Ni practicar la resignación, a menos que fuera absolutamente necesario. Quería vivir profundamente y extraer de ello toda la médula, de modo tan duro y espartano que eliminase todo lo espurio, haciendo limpieza drástica de lo marginal y reduciendo la vida a su mínima expresión, de forma que si ésta se revelare mezquina, obtener toda su genuina mezquindad y dársela a conocer al mundo…”
(Henry David Thoreau)