Paisaje alrededor del Molino de Damaniu
"Cuando la piel también mira...", por Joaquín Araújo (fragmentos)
La piel, como es el órgano más vasto, alcanza a ser caricia para el paisaje entero… Son epidermis complementarias, una concavidad (la del derredor) te envuelve mientras nosotros envolvemos lo que somos con nuestra piel…¡Doble envoltura, doble roce! ¡Apenas nos percatamos de que estamos dentro de lo que está fuera!... Conviene alejar siempre la idea o imagen de envase y adoptar la de abrazo…
¡Contemplar es siempre derramarse…! Con lo que consigues que te palpen infinitud de vivacidades… Los sentidos saben confluir entre sí… Contemplamos con la piel mientras los ojos palpan… Escuchamos olores, mientras los oídos huelen… Saboreamos caricias, mientras las manos degustan el manjar que es todo paisaje no roído… Palpar horizontes como el aire palpa tu piel… Sentir la humedad ambiente como el capricho que es…
Mira, una de las destrezas de la imaginación (cuando está bien alimentada de paisajes y de lo que por ellos transita) es convertirte en algo de lo que ves… como la niebla… Así, el mundo… tan de luz… puede ser también de la incertidumbre del tacto… y siempre cuenta con la posibilidad de… ¡estremecer!...
Del libro “El placer de contemplar”, de Joaquín Araújo (Ediciones Carena)
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Atardecer en el Molino de Damaniu
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¿Somos capaces de contemplar los paisajes?
“La vivencia del paisaje es uno de los grandes propósitos posibles para que esta vida tenga sentido”, nos recuerda Joaquín Araújo… Esta vida nuestra, tan huérfana de sentido, y que tanto lo necesita…
Contemplar lo cercano como si estuviera muy lejos, y lo lejano como si fuera inmediato. “Lo esencial es el conjunto”… Una mirada enamorada es una mirada panorámica y disolver es una de las destrezas de la contemplación… Disuelve egos, distancias, ruidos, las insignificancias todas…
Como dice Fermín Herrero: “Cada instante es un don… Cualquier palabra, cada afecto, cada árbol, cada pájaro que oigo o veo… Al empezar octubre es cuando más lo siento, sin alivio posible estoy en cada hoja, en cada latido, en cada desvelo que el tiempo ha de archivar… Me dan cobijo”
Con tan de que supiéramos agradecer… Ser capaces de dar gracias…
Prólogo de Jorge Riechmann al “El arte de contemplar” de Joaquín Araújo
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AUDIO: http://mvod.lvlt.rtve.es/resources/TE_SBOSQUE/mp3/1/6/1444558435061.mp3