El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

lunes, 27 de diciembre de 2010

El molino de agua, una tradición perdida


28 de Agosto de 2009
José Raúl Muela, presidente de la Asociación de Coros y Danzas ‘Fuente Agria’ · Vengo de moler morena / del molino de abajo / duermo con la molinera / no lo sabe el molinero / que vengo de moler, morena.Un molino de agua.

Siempre hemos oído hablar del molino. Los molinos son esencia de un pueblo que tenía que comer el pan amasado, pan con harina y para obtener la harina era necesario este instrumento. En otros casos se utilizaba el molino para obtener el aceite en Andalucía y Castilla la Mancha, o para obtener el gofio en Canarias.

Muchos pueblos antiguos molían los cereales con unas sencillas piedras, de las que ya quedan muy poquitas y de las que algunas de ellas las hemos podido ver como elementos decorativos de plazas o rotondas o en museos. Mecanismos que han formado parte de la cultura rural de un pueblo. Pero el avance en las civilizaciones y la industria dieron paso a otros molinos más complicados. Queremos hacer un pequeño homenaje a estos hombres y mujeres de penosas faenas agrícolas y armonioso ritmo de vida.

Cuando pronunciamos la palabra molino, vienen a nuestra mente los molinos de viento… Sin embargo son muchos los molinos de agua que hay en toda España. Los molinos de agua, son molinos con una historia muy importante, historias de familias, de gentes y de un pasado.

Aprovechaban la riqueza hídrica, la fuerza motriz de las corrientes de agua para instalar estos ingenios fluviales (molinos, aceñas y azudas).

Desde el neolítico y hasta la edad antigua, el único procedimiento para convertir el cereal en harina fue el molino de mano. Una piedra plana servia de soporte al cereal que era convertido en polvo mediante percusión o frotación manual con una piedra redondeada.

Hasta la aparición y consolidación por toda la cuenca del mediterráneo del molino hidráulico y el de viento dejaron en desuso a la molienda manual.

Pero como hemos comentado anteriormente, queremos centrarnos en estos Molinos Hidráulicos, en sus peculiaridades y personal que habitaba en el.

Las aceñas eran molinos harineros de agua, que se hacían en el mismo cauce de un río, de modo que la fuerza de la corriente movía directamente una rueda hidráulica vertical de paletas que a través de un sistema de engranajes y de embragues, transmitían el movimiento de giro del eje horizontal de la rueda al eje vertical de una piedra de moler.

Posteriormente, se idearon ingenios molineros de canal o "de caz", separados o a la vera de los ríos, para lo cual se construía una presa o azud para embalsar el agua y conseguir una diferencia de altura para lograr una mayor presión y volumen suficiente en los lugares donde las corrientes de los ríos eran pequeñas y/o caudal estacional, de modo que se conducía el agua desde el azud por un canal para hacer precipitar el agua al final, en caída libre, también como los conocidos canjilones.

El complejo arquitectónico estaba compuesto por el edificio donde se resguardaba la maquinaria, el almacén del cereal, la habitación donde descansar los operarios, el corral para los carruajes, las caballerizas y pajar para las bestias de cargar, el lavadero, la noria, los palomares, el gallinero, una pequeña huerta cercana. En definitiva se trataba de una pequeña explotación industrial rural y básicamente autosuficiente.

El grano, debía ser preparado y seleccionado con tiempo por el cosechero en sacos de arpillera. Este era conducido al establecimiento a lomos de bestias o carretas. En el caso del trigo, debía ser lavado anteriormente para quitarle la paja mediante un minucioso cribado. Después era conveniente airear y orearlo, era preferible que el grano estuviera algo mojado.

Los campesinos llevaban el cereal de madrugada y volvían al anochecer con la harina a sus casas. El cosechero, esperaba pacientemente en las inmediaciones del molino a que se moliera la carga llevada, conversando con sus paisanos, hablando del tiempo con los encargados de la molienda, jugando a las cartas bajo el porche o bien aprovechaban para pescar en el río o cazar en las inmediaciones.

El tiempo aproximado que se invertía en moler una carga de grano de 80 kgs, que era lo que podía soportar una bestia de carga, era de dos horas, en todo caso todo dependía si el campesino o cosechero debía de esperar su turno.

La forma habitual de pago se le llamaba “la maquila”, porcentaje habitual compuesta por una cuartilla de harina de cada fanega molida.

Los documentos encontrados, nos hablan que los Molinos de Agua ya se conocían desde el medievo, siglo XIV hasta mediados del siglo XX.

Datados de la Reconquista, todos estos molinos podemos encontrarlos en el margen derecho del Guadiana.

Al de Zuacorta se accede por la carretera de Daimiel a Villarrubia. Éste se encuentra muy transformado, pues hoy en día se ha convertido en vivienda particular. Al molino de Puente Navarro se accede por la carretera de Daimiel a Malagón, en el límite del Parque Nacional de las Tablas.

El de Flor de Ribera, en el límite del término de Daimiel con Torralba, perteneció a los jesuitas y sirvió de venta a los viajeros.

Y por último, el Molino de Molemocho es uno de los mejores ejemplos de molinos de agua del Guadiana. Este singular edificio es uno de los más antiguos molinos hidráulicos harineros de Castilla La Mancha que, tras más de treinta años de abandono y unas complejas obras de rehabilitación financiadas por el Ministerio del Medioambiente, ha recobrado su antiguo esplendor.

Hoy, Molemocho reabre sus puertas con la misión de descubrir a sus visitantes la estrecha y frágil relación histórica entre los habitantes de Las Tablas y el río, un entorno natural que ha determinado numerosos aspectos culturales y actividades vinculadas a la presencia del agua.

Se desconoce la fecha exacta de su edificación, pero Molemocho ya aparece mencionado en las Relaciones Topográficas de Felipe II, en 1575.

El último molino que dejo de funcionar en nuestra comarca, fue el llamado “molino de Delio”, en las inmediaciones del Villar de Puertollano junto a las aguas del río ojailen. Un molino que comenzó a funcionar en siglo XVIII y ceso su actividad en los años 30 ó 40 con la llegada de la electricidad.

La prolongada presencia entre nosotros de los molinos riberiegos ha fomentado una peculiar conciencia colectiva en el folklore popular típico de las faenas como cantos de molienda, cuentos, leyendas y proverbios. Estos elementos están íntimamente ligados a la historia y al transcurrir cotidiano de estos personajes.

Como dice, nuestro buen amigo Miguel Fernando Gómez, “confiemos en que las generaciones futuras sepamos valorar en su justa medida su legado y honrar como se debe su entrañable recuerdo”.

http://www.oretania.es/el-molino-de-agua-una-tradicin-perdida/

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