El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

jueves, 30 de mayo de 2013

Wabi Sabi 侘寂





Wabi Sabi 侘寂, el valor de la impermanencia
13 febrero, 2012 | Autor: alexgcoronado |

El wabi sabi es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. Las imágenes wabi sabi nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza.


Sendero en el Palacio Katsura, Kyoto


Wabi Sabi 侘寂

Los japoneses de hoy día siguen mostrándose muy reacios a adoptar cualquier definición generalizada del wabi sabi. La característica atracción y afición japonesa por la ambigüedad ha ayudado a mantener y cultivar la especialísima aura que rodea a este concepto. En realidad, el hecho de no poder definirlo es lo que lo convierte en algo tan especial y sagrado, y es debido sobre todo a este rasgo que todavía perdura en la actualidad.
A lo largo de la historia se ha impedido deliberadamente la comprensión racional del wabi sabi. Casi desde sus comienzos el wabi sabi se ha asociado con el budismo Zen. En muchos aspectos, podría denominarse incluso el Zen de las cosas, puesto que ilustra muchos de sus principios espirituales y filosóficos.
Los primeros japoneses que tuvieron relación con el wabi sabi, maestros, sacerdotes y monjes, practicaban el Zen y estaban impregnados de su mentalidad. Uno de los principales temas de este pensamiento es un agudo antirracionalismo. En esta doctrina el conocimiento esencial sólo se puede transmitir de pensamiento a pensamiento, no a través de ninguna palabra escrita o hablada. El budismo Zen siempre ha recelado de los riesgos de lenguaje y lo ha considerado como el mayor obstáculo para una verdadera comprensión. La frase furyu monji, literalmente «no depender de palabras ni textos», denota el concepto Zen según el cual las palabras no pueden transmitir una comprensión profunda. Los que saben no dicen, los que dicen no saben. A nivel pragmático, este precepto está destinado a reducir las interpretaciones erróneas de conceptos que se prestan a malentendidos. Como consecuencia, se podría decir que se ha evitado cuidadosamente dar una definición clara y descriptiva del wabi sabi.
Algunos críticos japoneses opinan que el wabi sabi necesita mantener sus cualidades misteriosas y elusivas, difíciles de definir, porque la inefabilidad es parte de su singularidad. Creen que el wabi sabi un fin en sí mismo, que nunca puede llegar a captarse del todo. Desde esta posición ventajosa, un conocimiento parcial o indefinible es, simplemente, otro aspecto de la cualidad de “incompleto” inherente al wabi sabi.


Cubierta de una casa de té, Kyoto


Origen del Wabi Sabi


La palabra wabi procede del verbo wabu, que significa languidecer, y del adjetivo wabishii, que se usaba para describir los sentimientos de soledad, desolación y desdicha. Sin embargo, los literatos de los periodos Kamakura y Muromachi usaron estas connotaciones negativas de una forma mucho más positiva para expresar una vida que se había liberado del mundo material. Así, wabi, significa realmente «pobreza», es decir, no depender de las cosas terrenas —riqueza, poder, reputación— y sin embargo sentir interiormente la presencia de algo sumamente valioso por encima del tiempo y la posición social: esto es lo que en esencia constituye wabi. 
Una vida de pobreza era el ideal Zen al que aspiraban los monjes que deseaban alcanzar la verdad última de la realidad, de ahí que surgiera, de estas imágenes negativas, el ideal de una persona que ha trascendido el deseo de gozar de las comodidades del mundo físico y ha conseguido encontrar la paz y la armonía en la vida de lo más sencillo. Se aprende a ser autosuficiente con la insuficiencia de las cosas. 
La palabra sabi intenta transmitir una sensación de desolación. Implica un espíritu de absoluta soledad y la idea de que no hay nada que permanezca inmutable y de que todos los seres vivos están destinados a morir. Procede del vivo deseo que sentimos de recuperar el mundo de nuestra infancia, el mundo del momento presente, no definido por el lenguaje o los valores que constituye una pura experiencia de la realidad. La soledad, por ejemplo, de un trozo de verde en la incipiente primavera comunica la idea de sabi o wabi, pues en ese pequeño rincón de verdor está contenida la sugerencia de la fuerza vital en medio de la desolación del invierno, como podemos observar en el siguiente poema de Fujiwara Iyetaka, poeta japonés del siglo XII: 


A quienes solo anhelan que florezcan los cerezos,
¡como me gustaría enseñarles la primavera
que resplandece desde unas matas de hierba verde
en la aldea de montaña cubierta por la nieve!


Es solo un tímido atisbo del poder de la vida lo que se afirma en la forma de un pequeño trozo de tierra cubierto por la hierba, pero quien tenga la adecuada capacidad de percibir podrá discernir a la primavera que comienza su expansión bajo la nieve.


Estética Wabi Sabi

El wabi sabi es el rasgo más notable y característico de lo que consideramos la belleza tradicional japonesa. A grandes rasgos, ocupa la misma posición en el panteón japonés de los valores estéticos que los ideales griegos de belleza en Occidente. Representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran belleza como algo monumental, espectacular y duradero. No se encuentra en momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de asentamiento y principio. El wabi sabi no trata de flores maravillosas, árboles majestuosos o escarpados paisajes. Es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescentes que resultan invisibles para la mirada ordinaria.


Interior de casa de té, Palacio Katsura, Kyoto


Fujiwara no Sadaie, poeta japonés del siglo XII, escribió un poema del cual se dice que capta el espíritu del wabi sabi:

Miro a lo lejos
y no veo cerezos 
ni hojas matizadas: 
sólo una modesta cabaña en la playa 
a la luz de un atardecer de otoño.

El wabi sabi es una comprensión de la belleza que reside en lo modesto, lo rústico, lo imperfecto, incluso en lo decadente, una sensibilidad estética que halla una melancólica belleza en la impermanencia de todas las cosas.




Puede hallarse belleza en la fealdad. La belleza del wabi sabi es, en cierto sentido, el hecho de aceptar lo que se considera feo. Sugiere que la belleza es un acontecimiento dinámico que se produce entre uno mismo y algo más; es pues, un estado de alteración de la conciencia.
El wabi sabi es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. Las imágenes wabi sabi nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino. 
El estado mental wabi sabi se comunica a menudo a través de la poesía. Rikyu utilizó este poema de Fujiwara no Teika, poeta japonés del siglo XII, para describir el estado de ánimo wabi sabi:

Alrededor, ninguna planta en flor
ningún destello de las hojas de arce,
únicamente una solitaria choza de pescador
en la orilla a media luz
de este principio de otoño.

Las cosas wabi sabi son expresiones del tiempo congelado. Están hechas de materiales que son visiblemente vulnerables a los efectos del tiempo y del trato humano. Registran el sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, óxido, deslustre, manchas, torsión, contracción, marchitamiento y grietas. Las cosas wabi sabi se aprecian sólo mediante el uso y el contacto directo; nunca se encierran en un museo. Tienen una cualidad vaga, desdibujada o atenuada, tal como les pasa a las cosas cuando se acercan a la nada o provienen de ella.
El inestimable contenido debe permanecer ahí de forma completamente auténtica, debe estar como si no estuviera; más bien, debería ser descubierto accidentalmente. En principio no se sospecha de la presencia de nada extraordinario, sin embargo, detrás de un examen más atento, una mina de oro auténtico brilla de forma inesperada. Pero el oro en sí mismo permanece siempre idéntico, se le haya descubierto o no. Retiene su realidad, esto es, su autenticidad para sí mismo, indiferente a las circunstancias.
Por tanto, mientras que wabi significa ser verdadero para sí mismo, la importancia estética de la idea de sabi reside en la estima por las cosas que sugieren edad, desecación, entumecimiento, frialdad, oscuridad, por toda una serie de sentimientos negativos que son lo opuesto a lo cálido, la primavera, el carácter expansivo, la transparencia, etc. Son, de hecho, sentimientos que proceden de la pobreza y la carencia; pero tienen también una cierta cualidad que los conduce a un elevado éxtasis estético. En alguna medida, wabi es sabi, y sabi es wabi; son términos intercambiables.

En el bosque, profundamente enterradas en la nieve,
la noche pasada, una rama de ciruelo abrió sus flores.



Bibliografía
- Juniper, Andrew, Wabi Sabi. El arte de la impermanencia japonés, Ediciones Oniro S.A., Barcelona, 2004.
- Kakuzo, Okakura, El libro del té, José J. de Olañeta Editor, Palma de Mallorca, 2005.
- Koren, Leonard, Wabi-sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos, Sd Edicions, Barcelona, 2006.
- T. Suzuki, Daisetz, El Zen y la cultura japonesa, Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona, 1996.
Fotografías de Álex G Coronado y artículo gracias a Drosophila notes.







miércoles, 29 de mayo de 2013

El coraje del gran Bukowski

Charles Bukowski (1920-1994)


“We’re all going to die, all of us, what a circus! That alone should make us love each other but it doesn’t. We are terrorized and flattened by trivialities, we are eaten up by nothing. ” 


"Todos vamos a morir, ¡qué circo! Eso por sí solo debería hacernos amar el uno al otro, pero no es así. Estamos aterrorizados y aplastados por trivialidades, nos dejamos consumir por nada. "

-Charles Bukowski





"(...) No tienen un coraje original definido... (...)":









sábado, 25 de mayo de 2013

HENRY DAVID THOREAU: PENSAMIENTO SALVAJE



HENRY DAVID THOREAU: PENSAMIENTO SALVAJE
por bibliotecario


  • “Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme únicamente a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que ésta tuviera que enseñarme, y para no descubrir, a la hora de morir, que no había vivido.”

Éstas eran las razones de Thoreau (1817-1862) para retirarse a los bosques y vivir allí de manera autosuficiente en una cabaña que él mismo se construyó, donde recogería lo que durante dos años dio de sí aquel experimento vital en un libro que hoy día es considerado un clásico fundamental de la literatura norteamericana: Walden (1854).
Otro de los episodios más divulgados de la vida de este autor es el de su noche en prisión por negarse a pagar unos impuestos que iban a sufragar la guerra de Méjico (1846-1848), guerra que consideraba a todas luces injusta y que, mediante su pequeño acto de disidencia, pretendía denunciar públicamente; a Thoreau se le dejó marchar al día siguiente, pues un vecino anónimo pagó lo que se le reclamaba, y el incidente se habría quedado en anécdota si no fuera porque dio pie a su escrito Resistencia al Gobierno civil (1849), con el que nació el concepto moderno de “desobediencia civil”, de influencia decisiva en movimientos sociales como el pacifismo y las luchas por los derechos civiles y en figuras como Tolstoi, Romain Rolland, Gandhi y Martin Luther King.
Eran tiempos convulsos en aquella joven nación que había pretendido ser un nuevo comienzo para hombres libres y que estaba convirtiéndose a pasos agigantados en la avanzadilla del mundo desarrollado, sin parar mientes en los efectos que para los modos de vida traían consigo la hipertrofia del gobierno y la obsesión por el crecimiento industrial y comercial, entre los que se contaban la desaparición forzada de los indios, el mantenimiento de la esclavitud de los negros, las míseras condiciones laborales de los inmigrantes irlandeses, la guerra expansionista con Méjico, la tala masiva de árboles, el conformismo generalizado y un ajetreo insensato que convertía a la gente en “herramientas de sus propias herramientas” y les hacía llevar “vidas de silenciosa desesperación”.
Este es el paisaje vital donde aparece una serie de pensadores inconformes, el grupo de trascendentalistas de Concord, con Emerson y Thoreau, su discípulo aventajado, a la cabeza. Influidos por el romanticismo europeo y ciertas doctrinas orientales, se proponen entablar “una relación original con el universo” y, reconociendo la divinidad de cada individuo, prescindir de autoridades externas, tanto en lo religioso como en lo intelectual y en lo político. Emerson es un pensador asistemático, más en la traza de un ensayista sin ataduras como Montaigne que de un académico al uso; su estilo oracular se plasma en sentencias memorables que parecen, como notó Borges, no proceder de la anterior ni preparar la siguiente; escribió que la obsesión por las coherencias tontas es propia de las mentes ruines y que quien aspire a ser un verdadero ser humano ha de ser necesariamente un inconformista. Su magisterio fue crucial para Thoreau, y fue a instancias de él que éste comenzó la que sería su mayor obra, los dieciséis volúmenes de su Diario (1837-1861), matriz tanto de sus conferencias como del resto de sus escritos. Merece la pena mencionar también a un poeta crucial afín a los trascendentalistas, al que tanto Emerson como Thoreau saludaron: Walt Whitman, que en su memorable Hojas de hierba (1855) iba a celebrar, en apasionados versos libres de inspiración formal bíblica, la tierra americana como santuario de la democracia y del individuo místicamente reconciliado con sus pasiones naturales y con el cosmos.
Thoreau defendió siempre un individualismo intransigente que en sus escritos de combate fue radicalizándose en su enfrentamiento al Estado, desde el mencionado panfleto sobre la desobediencia civil hasta sus escritos antiesclavistas, como La esclavitud en Massachusetts (1854) y la Apología del capitán John Brown (1859), en defensa del líder abolicionista que finalmente sería ahorcado tras el fallido asalto a un arsenal del ejército. Thoreau va más allá del lema de que “el mejor gobierno es el que gobierna menos” y propone que “el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto”, señalando que las mismas objeciones que se han hecho a la existencia de ejércitos permanentes son igualmente aplicables a la existencia de gobiernos permanentes. El gobierno no puede reclamar más derecho sobre mí que el que yo le conceda: únicamente el individuo es el poder superior e independiente del que aquel puede derivar su autoridad. En cualquier caso, si uno no quiere dejarse instrumentalizar por la maquinaria estatal ha de hacer valer su influencia más allá del juego electoral: “el destino de un país no depende de cómo se vote en las elecciones, el peor hombre vale tanto como el mejor en ese juego; no depende de la papeleta que eches en las urnas una vez al año, sino del hombre que echas de tu cuarto a la calle cada mañana.” Rechaza de plano que el principio de mayorías pueda pasar por encima del principio del respeto a la propia conciencia, pues lo primero es ser hombres y sólo después ciudadanos (“quisiera recordarles a mis compatriotas que ante todo deben ser hombres, y americanos después”), y la única obligación ineludible sería la de hacer en cada momento lo justo, por encima de su arreglo a la ley, y por mucho que esta ley fuese la mismísima Constitución (“la ley nunca hizo a los hombres más justos y, debido al respeto que les infunde, incluso los bienintencionados se convierten a diario en agentes de la injusticia.”). Si se sirve a la comunidad sólo con el cuerpo o la cabeza y no con la conciencia – seguía diciendo Thoreau – no sería impropio sustituir a la gente de carne y hueso por figuras de madera.
El individualismo radical de Thoreau se manifiesta en la búsqueda ferviente del propio camino (“¿Por qué hemos de apresurarnos alocadamente por tener éxito y en empresas tan desesperadas? Si un hombre no sigue el paso de sus camaradas, tal vez sea porque oye un tambor distinto. Entonces que siga la música que oye, por distinto que sea su ritmo o por lejana que suene”), pero conviene añadir que además se cuida mucho de no disfrutar de su libre campo de acción “sentado sobre los hombros de otro hombre”: “primero debo bajarme de allí, para que también él pueda proseguir con sus contemplaciones”. Por otro lado, no ofrece más que una posición de principios, no un modelo de vida concreto a imitar: “Por nada del mundo quisiera que alguien adoptase mi modo de vida; pues, al margen de que yo podría haberme hecho con uno nuevo para cuando el otro hubiera aprendido el antiguo, es mi deseo que haya tantas personas diferentes en el mundo como sea posible; que cada uno tenga el máximo cuidado en descubrir y perseguir su propio camino, en lugar del de su padre, su madre o su vecino.”
No fueron raros los movimientos sociales de la época que reaccionaron contra los abusos más notorios que denunció Thoreau, y algunos de sus amigos participaron en ciertos experimentos comunitarios alternativos. Pero frente a la mayoría de ellos, la originalidad de la rebeldía política de Thoreau está en que para llevar a cabo sus reformas no se apoya en organizaciones de masas, ni se ampara en un utopismo tecnológico, ni se supedita a un plazo en el tiempo (“¿qué es el tiempo sino la materia de la que están hechos los retrasos?”), ni apela a los sentimientos filantrópicos de su auditorio (siempre fue reacio a los reformadores que “te rozan continuamente con las mejillas grasientas de su amabilidad”): contra todos estas componendas, se basta con la apelación a la fuerza moral del individuo y su acción original aquí y ahora: “¡Ahora o nunca! Debemos vivir en el presente, lanzarnos con cada ola, encontrar nuestra eternidad en cada instante. Los necios se quedan con sus oportunidades como en una isla, mirando hacia otra tierra. No hay otra tierra; no hay otra vida que ésta, o una semejante a ésta. Donde hay un buen campesino, hay una buena tierra. Seguid cualquier otro curso y la vida no será más que una sucesión de lamentaciones”. Con que: “Haz lo que nadie podría hacer por ti; no hagas nada más”. En fin, “nada puede lograrse sin el individuo”, de ahí su “poca fe en las corporaciones; el mundo no se ha formado, ni tampoco reformado, de esa manera”; no es cuestión de esperar a contar con el respaldo de una mayoría para intentar cambiar las cosas y dejar para mejores días el ideal de una vida auténtica: “Lo más importante no es que una mayoría sea tan buena como tú, sino que exista una cierta bondad absoluta en algún sitio para que fermente a toda la masa”; con toda probabilidad habría estado de acuerdo con el viejo lema de los wobblies que señala la necesidad de convertirnos en el cambio que deseamos ver a nuestro alrededor.
Todos los escritos de protesta política de Thoreau son consecuencia natural de sus principios sobre lo que habría de ser una vida plena en sus relaciones con los demás, con uno mismo y con la naturaleza. Su defensa de la libertad del individuo no implica un indiferente o arbitrario “todo vale”, sino unas virtudes que se ponen en claro atendiendo a sus reflexiones sobre la conciencia moral, el cuerpo, la salud, el genio, lo salvaje y el medio natural. En este sentido, los ensayos más indicados para introducirse en su pensamiento, al margen de una buena antología de los ya citados Diarios, son seguramente Una vida sin principios (1863) y Pasear (1862), ambos publicados póstumamente. En el primero de ellos polemiza con el culto al éxito y la ética puritana del trabajo (“Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar”) – tal como los defendía en aquel tiempo, por ejemplo, el ilustre Benjamin Franklin – y preconiza en cambio el disfrute de un ocio pleno (“Qué es el ocio sino la oportunidad de dedicarse a actividades más completas”, escribió en otro lugar) y de una vida contemplativa (“No leáis el Times, leed las Eternidades”). Entre la selva del Diario, se encuentran aquí y allá importantes apuntes acerca de la naturaleza del cuerpo y la salud: “Los estados mentales responden a los del cuerpo y cada parte del cuerpo tiene sus pensamientos”, así como “las enfermedades del cuerpo responden a los conflictos y derrotas del espíritu. El hombre comienza a pelearse con el animal que es y el resultado inmediato es el mal-estar”, conque “miasmas e infecciones proceden de dentro, no de fuera” y “las desgracias sólo le ocurren a uno cuando es falso con su genio”. Por otro lado, conviene tener presente que “el cuerpo se cuida a sí mismo: se salva de las caídas, come, bebe, duerme, suda, digiere, crece y muere, y la mejor economía es dejarlo en paz mientras está en ello”; en fin, “la salud es una relación cabal con la naturaleza”, aunque “a veces es saludable estar enfermo”… Se comprende que Lin Yutang tuviera a Thoreau por el más chino de todos los autores norteamericanos: no deja de sentirse en estos temas éticos y fisiológicos ese toque de sabiduría oriental… Una muestra más, de su libro Una semana en los ríos Concord y Merrimack (1849): “la belleza del mundo entero reposa ante quien conserve el equilibrio en su vida y siga su camino con serenidad, sin secretas violencias; como aquel que, navegando río abajo, sólo tiene que mover el timón para mantener su barca en el centro del caudal y evitar los saltos de agua.”.
En cuanto a Pasear, presenta de la manera más clara uno de los ejes sobre los que gira toda su obra: si una de las claves básicas con que podemos leerla es la del individualismo, la limitación de la esfera política respecto a la integridad del individuo, otra no menos decisiva es la del salvajismo, la limitación de lo humano frente a la integridad de lo natural o salvaje. El escrito comienza así: “Quiero decir unas palabras en favor de la naturaleza, de la libertad total y el estado salvaje, en contraposición a una libertad y una cultura simplemente civiles, considerar al hombre como habitante o parte integral de la naturaleza, más que como miembro de la sociedad. Desearía hacer una declaración radical, si se me permite el énfasis, porque ya hay suficientes campeones de la civilización; el clérigo, el consejo escolar y cada uno de vosotros os encargaréis de defenderla”, y más adelante constata que “cada vez me alejo más de la ciudad para retirarme a la naturaleza”, pues “lo más vivo es lo más salvaje. La presencia de la naturaleza no sometida al hombre lo renueva” y “en una palabra: todas las cosas buenas son libres y salvajes”. No en vano Thoreau es tenido también por uno de los más claros precursores del ecologismo, y ha sido un referente para pioneros del conservacionismo como John Muir, para el defensor de los derechos de los animales Henry Salt, para Aldo Leopold, adalid de la ética ambiental, o para el poeta beat y defensor del biorregionalismo Gary Snyder, entre otros.
Son varios los libros de la biblioteca de Radio Qk que tienen, de una manera o de otra, una clara relación con la obra de Thoreau. En primer lugar, está Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer, crónica de la aventura, en los años 90, de un joven americano descontento en busca de su Walden particular (más logrado el libro que la película posterior, por cierto, pero no puedo detenerme en esto); respecto al tema específico de la desobediencia civil, puede resultar provechoso el libro-cd Sí pasó algo. Breve historia del Kolectivo de Jóvenes POS y el movimiento de insumisión en Zamora (1988-1998) de Luis Sánchez, del que también se puede escuchar la charla de presentación recogida por Radio Qk en el III Encuentro del Libro Anarquista de Salamanca (disponible para escucha o descarga en: http://www.archive.org/details/SiPasoAlgo); para los avatares actuales de la oposición al Progreso y la industrialización, desde tendencias distintas y a menudo enfrentadas, pueden verse, por destacar sólo algunos títulos, desde los libros de Félix Rodrigo Mora Crisis y utopía en el siglo XXI Naturaleza, ruralidad y civilización hasta el controvertido La sociedad industrial y su futuro, más conocido como Manifiesto Unabomber, pasando por Con amigos como éstos. Último Reducto vs. Los Amigos de Ludd, una polémica entrecruzada entre estos dos colectivos a cuenta sobre todo de su distinta sensibilidad ante las nociones de naturaleza salvaje y civilización… También hay que destacar, ahora en el terreno de la poesía, el Canto a mí mismo de Walt Whitman, de quien ya hablamos más arriba. Por último, del mismo Thoreau se pueden consultar tanto Walden como la recopilación de ensayos Desobediencia civil y otros escritos.

Por otra parte, el programa de Radio Qk Los años ciegos ha dedicado dos sesiones a la figura y pensamiento de Thoreau que están recogidas en el recopilatorio de programas que acompaña este QkZine.
Y para el grupo de montaña Ramón Mercader, otro de los proyectos hermanos de Radio Qk, quede aquí este lema rutero de Thoreau:
“Si has pagado tus deudas, hecho testamento, arreglado todos tus asuntos y eres libre, entonces estás listo para una caminata”.



Audios del programa de Radio Qk Los años ciegos


El pensamiento moderno del filósofo, naturalista y gran escritor estadounidense considerado el padre de la "desobediencia civil", está más vivo que nunca. La reedición del mítico "Walden" de Henry D. Thoreau, padre de la "desobediencia civil"; la publicación de su biografía en cómic y la aparición de un volumen con sus diarios resucitan al gran filósofo. 


viernes, 24 de mayo de 2013

Cinco estrofas para Thoreau



Cinco estrofas para Thoreau - Tomas Tranströmer - Suecia




FEM STROFER TILL THOREAU

Ännu en har lämnat den tunga stadens
ring av glupska stenar. Kristallklart salt är
vattnet som slår samman kring alla sanna
flyktingars huvud.

*
I en långsam virvel har tystnad stigit
hit från jordens mitt, att slå rot och växa
och med yvig krona beskugga mannens
solvarma trappa.

*
Foten sparkar tanklöst en svamp. Ett åskmoln
växer stort vid randen. Likt kopparlurar
trädens krökta rötter ger ton och löven
skingras förskrämda.

*
Höstens vilda flykt är hans lätta kappa,
fladdrande tills åter ur frost och aska
lugna dagar kommit i flock och badar
klor na i källan.

*
Trodd av ingen går den som sett en geysir,
flytt från stenad brunn som Thoreau och vet att
så försvinna djupt i sitt inres grönska,
listig och hoppfull.


CINCO ESTROFAS PARA THOREAU

Otro más abandonó el pesado
anillo de la ciudad de voraces piedras. Clara como la sal es
el agua que golpea todas las cabezas de
los verdaderos refugiados.
*
En lento remolino ha subido el silencio
hasta aquí desde el centro del mundo, a enraizarse y crecer
y con frondosa copa sombrear la escalera del hombre, entibiada
por el sol.
*
Negligentemente, el pie golpea una seta. La nube de tormenta
se agranda junto al borde. Como cuernos de cobre
las sinuosas raíces del árbol dan el tono, y las hojas
se dispersan temerosas.
*
La huida salvaje del otoño es su liviano manto,
flameando hasta que, otra vez, llegue la manada de días tranquilos
de helada y ceniza y bañen
las garras en la fuente.
*
Creído por nadie va el que vio un géiser,
huido de aljibe cegado, como Thoreau, y sabe
desaparecer en lo profundo de su verde interior,
astuto y esperanzado.


Versión castellana de Roberto Mascaró


A Tomas Tranströmer le concedieron el premio Nobel de Literatura 2011 por su poesía austera y concreta que ofrece imágenes densas y diáfanas, según la Academia Sueca.





jueves, 23 de mayo de 2013

La fotógrafa Zaida Kersten en una cabaña de la Laponia finlandesa


entrevista: zaida kersten, my white desert
May 17, 2013




22
Zaida Kersten vive y trabaja entre Barcelona, París y Oaxaca. En el invierno de 2011 se refugió en una cabaña de madera sin agua corriente ni electricidad en la isla de Lenje, en medio del desierto blanco de la Laponia finlandesa con temperaturas que oscilaban entre los 15 y los 25 grados bajo cero. Zaida decidió plasmar su experiencia en el portfolio My White Desert: el frío, la soledad y aquello que se descubre sólo en los extremos.  (...)
Háblanos un poco de tus comienzos y de tu carrera como fotógrafa. A los 14 años mi padre me regaló mi primera cámara. Y empecé a tomar fotos de mis viajes. Mientras estudiaba periodismo descubrí el laboratorio B&N y me fascinó. Tras terminar la carrera comencé a trabajar como redactora en el servicio de infografía de la Agencia France Presse en París. La fotografía seguía siendo una pasión y tomé varios talleres durante algunos años hasta que en 2005 decidí lanzarme a estudiar fotografía en la escuela Centre Iris de París. Allí descubrí la magia de los procedimientos antiguos de fotografía. Continué trabajando para la AFP hasta que en 2010 decidí dejar el periodismo para consagrarme a mis proyectos fotográficos. Desde 2007 he presentado 8 exposiciones individuales entre París, Barcelona y Oporto. Actualmente sigo trabajando con cámara analógica, casi exclusivamente en B&N y continúo aprendiendo los secretos de la alquimia fotográfica. Desde junio de 2012 estoy representada por la agencia francesa Agence Révélateur.
¿Qué te llevó a encerrarte sola en una cabaña? La idea de aislarme en una cabaña en la Laponia finlandesa no era nueva. Hacía tiempo que deseaba hacerlo pero nunca era el buen momento. Quizás porque no estaba preparada. En invierno de 2011, después de dejar mi trabajo como periodista y de realizar un viaje a la India, llegó el momento. De repente sentí una gran necesidad de estar sola conmigo misma lejos de todo, y me lancé a esta aventura.
¿Qué buscabas? Aparte de conocer una realidad diferente, un paisaje y modo de vida distintos; mi gran reto era convivir, por primera vez, sola conmigo misma. Pensaba que de esta manera, aislada y en cierta manera incomunicada, sería capaz de conectar con mi yo interior para poder comprender, conocerme más y crecer como persona.
¿Qué encontraste? Mucho miedo y mucha soledad. Nunca pensé lo duro y doloroso que iba a ser confrontarme a mí misma. Tantos recuerdos y tanta nostalgia… De repente todos mis fantasmas interiores comenzaron a salir para asediarme. El enfrentamiento abrió muchas heridas, pero también el corazón. Por primera vez, surgió el perdón verdadero y la compasión. De pronto, todo era amor, todo era fluido y simple.
Echando la vista atrás, ¿fue una buena experiencia en general? ¡Desde luego! Realmente ha sido una experiencia que ha marcado un antes y un después en mi vida. Aprendí a conocerme un poco más y descubrí lo que es ser presente, estar en sintonía con la naturaleza y el universo sin esperar nada. Es cierto que la vivencia no estuvo exenta de dolor y sufrimiento, pero al final me sentí invadida por una sensación de paz y bienestar tan grande que nunca antes había sentido. Fue muy hermoso. Ahora entiendo que lo que viví fue una especie de proceso purificador en el que me deshice de muchas impurezas interiores.
¿Fuiste a la cabaña con la idea de hacer una serie de fotos o la idea apareció mientras estabas allí? Yo ya iba con la idea de hacer una serie fotográfica, pensaba en hacer algo sobre el paisaje. Pero días antes de la partida me quedé como en blanco, de repente no tenía claro qué quería hacer. Por eso decidí llevar todo tipo de material: Leica M6, Mamiya C330, carretes en color y en B&N, de 35mm y de 120mm. Ante todo se trataba de vivir una experiencia personal, pero aún así me agobiaba bastante no saber lo que quería hacer a nivel fotográfico. Luego pensé que lo mejor era dejarse llevar, la idea surgiría por sí sola. Y así fue. Por tanto, puedo decir que el proyecto de realizar un diario íntimo apareció mientras estaba en la cabaña.
¿Qué quieres o qué pretendes que exprese My White Desert? My White Desert es un testimonio de la realidad que viví en la isla de Lenje. Es un diario íntimo que retrata mis sentimientos y emociones a través de la vida cotidiana en la isla y del entorno que me rodeaba. Lo que quiero expresar es mi lucha interna, mi confrontación y mi liberación. Todo el proceso emocional que vivo, desde el miedo, la soledad, la tristeza y la locura, hasta la aceptación y la calma. Pero también quiero mostrar esa naturaleza que me rodea, increíblemente hermosa, frágil y amenazadora, que me va envolviendo poco a poco hasta devorarme totalmente… Y liberarme.
¿Qué crees que sentirá la gente al mirar tu portfolio? Quizás a algunas personas se les remueva algo por dentro. A lo mejor sentirán la soledad, palparán el miedo y la locura o percibirán la serenidad. Quizás se identifiquen, o simplemente contemplen la belleza perturbadora del paisaje.
¿Qué es lo más sorprendente que descubriste durante tu retiro en la cabaña? El silencio. Sin duda alguna, lo más sorprendente y sobrecogedor fue el silencio. Nunca antes había conocido un silencio así, implacable, absoluto, opresor. A veces tenía que hablar en voz alta para escucharme y comprobar que no estaba sorda. Ese silencio contribuyó a que me sintiese todavía más sola. Por momentos me atemorizaba y me enloquecía. Pero poco a poco fui acostumbrándome a él, aceptándolo y al final toda yo era silencio y calma. En mi retorno a la vida normal, necesité un tiempo para volver a hablar y para acostumbrarme de nuevo al ruido.



http://lamonomagazine.com/entrevista-zaida-kersten-my-white-desert/


miércoles, 22 de mayo de 2013

La inexorable floración del manzano



Las flores de flor de manzana


Las flores perfuman el aire.
En el canto alegre de un pájaro
resuena la verdad.

Ka ya hiraki
nori toku tori no
kirabiyaka

(GOZAN)



el manzano del molino de damaniu




La tarde en el ocaso
y mil nubarrones de tormenta,
florece el manzano

(CIERZO)






sábado, 18 de mayo de 2013

Territorio experimental



TERRITORIO EXPERIMENTAL DEL DESAPEGO
DESAPEGO TERRITORIO EXPERIMENTAL
molino de damaniu. 2011


Cruzaré al otro lado
de la sierra:
viaje a la primavera.

Hirasaka o
achira o koseba
haru no tabi

(SAIMARO)



Escribo, borro, reescribo,
borro otra vez, y entonces 
florece una amapola.

kaite mitari

keshitari hate wa
keshi no hana

(HOKUSHI)


Las cosas no están quietas
ni siquiera un momento. Contemplad
el color de los árboles.

Shibaraku mo
nokoru mono nashi
kigi no iro

(SEIJU)


Cielo claro.
Por el camino por el que vine
vuelvo

Sora saete
moto kishi michi o
kaeru nari

(GUITOKU) 


Escampan las nubes de tormenta:
sobre el loto brilla
la luna perfecta.

Ame harete
hasu ni shinnyo no
tsukiyo kana

(SEISHU)