El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

viernes, 30 de junio de 2017

El ecologista indómito

Thoreau, el ecologista indómito


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'Desobediencia civil' apela a la obligación moral de no colaborar con el mal, de no resignarse ante la injusticia.
En el libro 'Walden o la vida en el bosque' se descubre a un Thoreau amante y defensor de la naturaleza.

Por Esther Peñas | Ilustración: Carolyn Wyeth
Doscientos años después de su nacimiento, las reflexiones, observaciones y enseñanzas de Thoreau mantienen una vigencia luminosa. Sus palabras han servido de cimiento para anarquistas, libertarios, socialistas, liberales,  conservadores y ecologistas postmodernos por igual. Sorprendente que un discurso sea capaz de aglutinar maneras de entender el mundo tan diversas, cuando no antónimas. Acaso resulte que el suyo no sea un discurso, sino más bien una narración propia. Thoreau no invita a que se le imite, no propone dogmas ni consignas, Thoreau abre el surco de un camino para él auténtico y lleno de posibilidades, fértil, y permite a cada cual que lo lee inventar el suyo propio. Eso explica su influencia en corrientes y acontecimientos tan heterogéneos (en tiempo, espacio y perspectiva) como el movimiento del desierto, la independencia de la India, el movimiento obrero británico, la revolución hippie, los movimientos ecologistas y ambientalistas o el movimiento por los derechos civiles. Todos ellos asumieron muchos de los postulados de Thoreau.
«Lo que importa no es que el comienzo sea pequeño; lo que se hace bien una vez, queda bien hecho para siempre». Henry David Thoreau nació en Concord, Massachusetts, en 1817. Murió pronto, por una bronquitis, cuarenta y cinco años después. Fue un escritor, un poeta, un filósofo norteamericano, uno de los más influyentes de aquellas latitudes, tan poco proclives al arte del pensamiento. Estudió en Harvard, cuando Harvard carecía aún del aura aristocrática de la que goza a día de hoy. Trabajó como profesor en la escuela pública (que abandonó rápido para no tener que aplicar el castigo corporal con el que se enderezada a los torpes, a los perezosos, a los rebeldes); fue agrimensor, naturalista, conferenciante y obrero en una fábrica de lápices (en la que introdujo el uso de la arcilla para fijar el grafito en la madera, lo que mejoró sustancialmente el producto final).
La desobediencia civil 
Estimulado por el poema de Shelley ‘La máscara de la anarquía’, en el que retrata la injusta autoridad de su tiempo e imagina formas de convivencias más humanas, Thoreau redacta una de sus conferencias más influyentes, después ampliada, corregida y convertida en libro, ‘Resistencia al Gobierno civil’, conocido como ‘Desobediencia civil’. Uno de los principios de este texto es la obligación moral de no colaborar con el mal y, por tanto, de no resignarse ante la injusticia. «Nunca habrá un Estado realmente libre e iluminado hasta que el propio Estado llegue a reconocer al individuo como un poder superior e independiente del cual se deriva toda su potencia y autoridad y lo trate en consecuencia».
La respuesta frente a injusticia ha de ser creativa. Él confiaba en que cada cual encontrara su manera de oponerse a ella y contrarrestarla.Thoreau respaldó activamente el movimiento abolicionista. La esclavitud es una aberración intolerable contra la que no se podía permanecer indolente. «Cualquiera que sea la ley humana, ningún individuo ni nación pueden cometer el menor acto de injusticia contra el más insignificante de los seres humanos sin ser castigado por ello». En 1846, se negó a pagar sus impuestos alegando que la administración de Concord, su tierra natal, colaboraba con un gobierno esclavista y belicista, el Méjico de antaño. Es encarcelado por ello.
Su propuesta de desobediencia civil comienza a incendiar las conciencias. Nunca fue un radical, era un naturalista convencido. Martin Luther King, Jr. o Kennedy fueron algunos líderes políticos que retomaron su pensamiento. Ghandi, profundamente influido por sus textos, lo calificó como «uno de los hombres más grandes y más morales que había dado Estados Unidos». Su resistencia no violenta calaba en los idearios que trataban de hacer del mundo un lugar más habitable. Enma Golemand, uno de los pilares teóricos del movimiento anarquista (la misma que aseguró que toda revolución que merezca la pena ha de poder hacerse bailando), consideró a Thoreau como «el más grande anarquista norteamericano».
Pero Thoreau no era estrictamente un anarquista. Estrictamente no se ajustaba a etiqueta alguna. Era él mismo. No rechazó la civilización, pero tampoco a aceptó tal cual le tocó vivirla. No deseaba una sociedad sin gobierno, sino un gobierno mejor, más limitado. Defendía el individualismo pero era consciente de la necesidad de vínculos y de que la sociedad es un cuerpo orgánico formado por personas.
Trabajó a favor de la protección de los animales, del biorregionalismo, del libre comercio, del impulso de las áreas silvestres, del respeto a la idiosincrasia de los pueblos, de la solidaridad entre los hombres y las regiones, defendió los impuestos y propuso un uso y destino más social de los mismos. Se opuso con vehemencia al utopismo tecnológico, al consumismo, a considerar al hombre como un medio para que otros se enriquecieran, a la frivolidad del capitalismo… Y se planteó otra manera de vivir.
Los años de Walden   
Después de su ‘Desobediencia civil’, Thoreau decide trasladarse al campo, a Walden, en plena naturaleza, a una cabaña que él mismo construyó. Una cabaña de trece metros cuadrados. Tenía tres sillas para no recibir a más de dos personas a la vez, una cama, una mesa y una chimenea. Suficiente para vivir. Allí estuvo dos años. «Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente solo para hacer frente a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que tenía que enseñar, y no descubrir al morir que no había vivido. No quería vivir lo que no era vida. Tampoco quería practicar la renuncia, a menos que fuera necesaria. Quería vivir profundamente y chupar toda la médula de la vida, vivir tan fuerte y espartano como para prescindir de todo cuanto no fuese la vida misma…».
Después de aquella experiencia publicó ‘Walden o la vida en el bosque’. En el texto descubrimos a un Thoreau entusiasta de los patrones ecológicos, un analista de la naturaleza, capaz (baste este ejemplo) de observar cómo los bosques se regeneran después del fuego o la intervención humana, por medio de la dispersión de semillas a través del viento o de los animales.
Walden es mucho más que un libro, tal y como lo concebimos. Walden es una propuesta de vida. En él se defiende apasionadamente el senderismo, la práctica del paseo, la conservación de los recursos naturales, habla de economía, de ética, de espiritualidad, de amistad, de progreso… Su mirada influyó en autores posteriores de la talla de Tolstói, Proust, Yeats, Sinclair Lewis, Hemingway…
Después de la experiencia de Walden ahondó en estos asuntos cruciales, convirtiéndose en una referencia en materia de ecología, incluso a día de hoy, ya que se cita como uno de los padres de la ética ambiental moderna. Reconquistar nuestra relación con la naturaleza. No someterla ni someternos a ella, restablecer un equilibrio del hombre con su entorno. Ser uno mismo en armonía consigo. Por eso desconfiaba de cualquiera que quisiera transformar el mundo sin haberse transformado antes. Él, Thoreau, lo consiguió. De ahí esa reflexión luminosa que nos dejó, y al final de sus días: «Probablemente, la alegría sea la condición de la vida».
*La editorial ‘Errata naturae’ ha publicado gran parte de la obra de Henry David Thoreau.

(http://ethic.es/2017/06/thoreau-el-ecologista-indomito/)

Robert Richardson: «El mensaje primordial de Thoreau es estoico: tenemos que volver a la naturaleza»

«Thoreau. Biografía de un escritor salvaje» (Errata Naturae), escrita por el profesor e historiador estadounidense Robert Richardson, es por su claridad, rigor y elocuencia el mejor prólogo para entender al autor de «Walden»



Robert Richardson
ALFONSO ARMADA Cultura ABC CulturalAunque nació hace 83 años en Milwaukee (Wisconsin), tal vez el haber crecido entre Medford y Concord (Massachuseyts, la tierra de Henry David Thoreau) trazó el destino de Robert (Bob) Richardson. Además de haber enseñado en Harvard, Yale, y las Universidad de Colorado y Sichuan, en China, tras escribir dos libros sobre literatura, cine y mitología ha centrado su escritura en figuras como Emerson o William James, que le han marcado vital y espiritualmente, pero sobre todo Thoreau. A pesar de que su biografía del autor de Walden se publicó en 1986 en Estados Unidos, llega ahora al lector español prístina y reveladora como cuando fue escrita. Casado en segundas nupcias con la también escritora Annie Dillard, trabaja actualmente en el siglo XI en Persia y el XIX en Inglaterra, y la obra de dos poetas: Omar Jayam y Edward FitzGerald. Incluso el correo electrónico (como fue hecha esta entrevista) puede revelar un carácter, pero tres breves conversaciones telefónicas demostraron que la amabilidad es en Bob Richardson una cualidad del alma que redunda en la claridad de su prosa. Como a Thoreau, tampoco le gustan los sonajeros.

¿Por qué decidió dedicar tiempo a Thoreau?

«Todos los sitios pueden ser Concord. Thoreau tiene algo para cada uno de nosotros»
Tomé la decisión de trabajar sobre Thoreau cuando enseñaba en la Universidad de Denver, en Colorado, en los años setenta del siglo pasado. Un día, antes de que comenzaran las clases, estaba leyendo el Diariode Thoreau. Él decía que si quieres ver ratas almizcleras en medio de la corriente necesitas permanecer inmóvil durante cinco minutos y observar la orilla, donde la vegetación brota del agua. Bajé caminando hacia el río que atraviesa la ciudad, me quedé quieto durante cinco minutos y, tal como Thoreau aseguraba, una rata almizclera apareció justo donde él dijo que lo haría. Así que, pensé: no necesito irme a vivir en Concord, Massachusetts, para aprender de este hombre. Todos los sitios pueden ser Concord. Thoreau tiene algo para cada uno de nosotros. Para ver hay que querer ver.
¿Por qué siguen siendo su figura, sus ideas y sus escritos tan importantes para la filosofía estadounidense?
El mensaje primordial de Thoreau es una idea estoica, y consiste en que no deberíamos buscar orientación en el pasado, en el estado, en la iglesia, y ni siquiera en el individuo, sino que deberíamos volver a la naturaleza.
¿Cuán relevante fue su libro cuando apareció en 1986, y cuán relevante cree que es hoy, cuando está siendo publicado en español, en tiempos de Trump, el 'Brexit' y la posverdad?

«Los puntos de vista de Thoreau se vuelven más relevantes a medida que seguimos ensuciando el planeta»
Los puntos de vista de Thoreau se vuelven más y más relevantes a medida que continuamos ensuciando el planeta, volcamos cantidades ingentes de CO2 en la atmósfera, y envenamos los océanos. «¿Para qué necesitamos una casa si no tenemos un planeta tolerable donde levantarla?», se preguntaba Thoreau. La pregunta era buena cuando la formuló y lo sigue siendo hoy. La naturaleza es ley. Eso es cierto ahora, y siempre lo fue. Era verdad en 1986 y lo es en estos momentos a pesar de lo que Trump y sus secuaces puedan proclamar.
¿Sigue firme su fe en los padres fundadores de la democracia estadounidense y en Emerson y Thoreau dados los acontecimientos recientes?
Los padres fundadores de América hicieron un gran trabajo para su época y su lugar. No perfecto, desde luego (no olvidemos la esclavitud) y no aplicable en el futuro sin ajustes. No olvidemos que la población total de Estados Unidos en 1840 equivalía a la mitad de la población de California en 2010. Nuestra Constitución necesita una puesta a punto. No es nada democrático que que California y Wyoming tengan cada uno el mismo número de senadores: dos. Unas 37 millones de personas viven en California, mientras que la población de Wyoming apenas supera el medio millón. Necesitamos de figuras como Emerson, Thoreau y William James ahora más que nunca. Ellos eran partidarios de un indivualismo con una clara conciencia de la responsabilidad respecto a su comunidad. Nadie puede estar por encima del estado, pero el individuo es más importante que el estado.
¿Cómo de estrecha es la relación entre el arte de escribir de Thoreau y su arte de caminar?

«El ritmo de la escritura de Thoreau es equivalente al ritmo de su paso»
Thoreau necesitaba caminar a diario, como también necesitaba trabajar sentado a su mesa (leer y escribir) todos los días. Escribir es, como caminar, una actividad, y del mismo modo que las acciones vienen a menudo precedidas de las emociones, el sentido y el significado pueden aparecer tanto en el acto de escribir como antes de sentarse al escritorio. Tiene razón cuando asegura que el ritmo de su escritura es equivalente al ritmo de su paso.
¿Dónde le situaría usted en la escena política contemporánea?
Creo que Thoreau se situaría sin duda a la defensiva ante todo lo que tiene que ver con la actual Casa Blanca. Todo el mundo recuerda que fue a la cárcel porque se negó a pagar un impuesto estatal para sufragar la guerra contra México. Pero el acto más decisivo y perdurable que acometió Thoreau entonces no fue el hecho de ir a la cárcel, sino lo que escribió al respecto: alzó la voz, tocó a rebato la campana de la torre, y escribió, una y otra vez, contra la esclavitud y a favor de John Brown [un capitán que protagonizó una rebelión armada contra la esclavitud y fue apresado y ejecutado].
¿Fueron Virgilio, Goethe y Emerson los padres fundadores de su amor por la naturaleza?
Sin duda, aunque deberíamos incluir a Humboldt y la inmensa cantidad de libros de viajes, cuadernos de botánica, ensayos y sus propios diarios de caminante, y su íntima y perpetua inmersión en la naturaleza misma.
Emerson, Thoreau, Whitman, Melville, Dickinson... ¿Qué clase de hilo de acero de trascendentalismo y fe en el indivuduo y la naturaleza se podría trazar entre estos autoers y los tiempos modernos?

«Creo que hace tiempo que los estadounidenses hemos dejado de ser una nación de lectores»
Lo que usted bellamente califica de hilo de acero de fe y trascendentalismo está todavía vivo en América, aunque creo que hace tiempo que hemos dejado de ser una nación de lectores. Si por ejemplo llegas a vender un millón de ejemplares de un libro, tan sólo alcanzarías a menos del 1 por ciento de los ciudadanos estadounidenses, y como alguien ha señalado la gente que no lee no tiene ninguna ventaja sobre la gente que no sabe leer. Nuestras universidades, nuestros escritores y nuestra cultura -películas y televisión aparte- están sometidos a grandes presiones, pero algunos todavía florecen, y todavía hay quienes sostienen ese hilo de acero, como Annie Dillard, Edward Hoagland, Gretel Ehrlich, Dennis Overbye, Mary Oliver, Edward Hirsch y otros cientos.
¿Se puede decir que para Thoreau, como para Laplace, Dios no era necesario?
No lo creo. En ocasiones es cierto que puede sonar como Laplace, sobre todo a medida que envejecía. Pero Thoreau tenía sentimientos religiosos, aunque no era para nada un clerical. Para él Dios está en todo. Esto es panteneísmo [concepto filosófico y teológico que indica que Dios es inmanente y trascendente al universo, que Dios engloba el universo, pero no se limita a él], no panteísmo. El dios de Thoreau es como el de Lucrecio. Es posible que existan los dioses, pero no tienen el menor interés en nuestra existencia.
¿Comparte su convicción de que podemos conseguir lo que los griegos, porque en esencia somos como ellos?

«No somos peores por haber llegado más tarde al juego de la vida»
Por supuesto. Emerson, Thoreau y Whitman creían que estamos hoy en la misma situación que Adán y Eva. El mundo entero se ofrece ante cada nuevo ser, y podemos lograr todo lo que nos propongamos. No somos peores por haber llegado más tarde al juego de la vida.
¿Está de acuerdo con Emerson en que su verdadera biografía se lee en su poesía?
Sí, creo que Thoreau dejó nítidos trazos de sus apegos emocionales hacia Ellen Sewall y hacia su hermano John tanto en su poesía como en su prosa. Pero su vida en la naturaleza es mucho más clara en su prosa. No es una pregunta fácil. En la biografía que está a punto de publicar en Estados Unidos Laura Walls pone especial énfasis en las cartas, las amistades y vida diaria en el mundo rural a la hora de explicar la vida de Thoreau.
¿Encuentra alguna resonancia entre Simone Weil y Thoraeu?

«Thoreau se sentiría muy contento de que le vincularan a Simone Weil»
Estoy seguro de que Thoreau se sentiría muy contento de que le vincularan a Simone Weil. Ambos eran supremamente inteligentes, con una voluntad de hierro, e indeferentes a las presiones sociales, al qué dirán. Eran adalides inconformistas de la conciencia individual.
¿El descubrimiento del yo y la integridad del individuo están en la raíz del verdadero libertario?
El individualismo está bajo bajo el fuego. El argumento que se esgrime es que hemos llevado el individualismo demasiado lejos y hemos perdido nuestro sentido de comunidad. Lo que necesitamos, evidentemente, es una comunidad de individuos en el que cada uno posea imperativos sociales y personales. Thoreau estaba dispuesto a ser un buen vecino en la mayor parte de las cosas. Desde luego que ese es un objetivo que merece la pena.
¿Era Thoreau más un hombre de ríos que de bosques?
Los ríos son las venas del mundo. Los bosques son el cuerpo. Los dos son desesperadamente necesarios. ¿Cuál ese la diferencia -se pregunta Thoreau- entre la forma en que un río encuentra su camino hacia el mar, la forma en que un pájaro cumple su rito migratorio de un continente a otro y la manera en que un hombre pilota su navío hacia tierras lejanas?Las cosas están mucho más interconectadas que aisladas.
¿Qué es lo que ve y lee en la naturaleza?

«Él aprendió a leer lo que cada viento, cada lluvia, cada tormenta de nieve tenían que decir»
Thoreau está más interesado en cómo la naturaleza escribe por sí misma, cómo se expersa ella misma. Él aprendió a leer lo que cada viento, cada lluvia, cada tormenta de nieve tenían que decir por sí mismos.Leyendo el paisaje boscoso es el título de un libro reciente. A Thoreau le encantaría. En la sutil depresión de la nieve en torno a la base de un árbol Thoreau podía leer el efecto de un árbol vivo en la acumulación de nieve.
Paul Valéry solía decir que la sintaxis es una cualidad del alma. No puedes escribir verdaderamente bien si no eres una buena persona. ¿Era lo que escribió la mejor forma de mostrar el tipo de hombre que Thoreau era? ¿Es cierto ene ste caso que su estilo era él mismo?
Thoreau se tomó muy en serio su trabajo como escritor. Él podía volver a describir algo una y otra vez hasta quedar satisfecho. En la denodada búsqueda de reflejar lo que de verdad revela la naturaleza él expresaba su verdadero ser, lo cual no tiene nada que ver con lo que solemeos denominar «expresarse uno mismo». En cualquier caso, es cierto que no puedes escribir mejor de lo que eres.
Para reformar el gobierno debes primero reformarte a ti mismo. ¿Es esto quintaesencial Thoreau?
Sin la menor duda. Thoreau lo sabía, y Ghandi lo tomó de él. «Las reglas del juego equivalen a las propias reglas y las propias reglas equivalen al auto-control... Solo la gente que sea capaz de dominarse a sí mismo puede exigir respeto y libertad...» (Hind Swaraj).
¿Era Thoreau una sueret de enemigo avant-la-lettre del capitalismo, el comercio y el consumismo?
Absolutamente. Porque esas tres fuerzas nos llevan cerca del dinero y nos alejan de la naturaleza. Fácil de decir, difícil de aplicar en la vida.
¿Tiempo es todo lo que tenemos y nuestros pies para tomarle la medida al mundo?
Cada uno de nosotros tiene su tiempo. Podemos aprovecharlo o desperdiciarlo. Annie Dillard dijo: «La forma en que empleamos nuestros días es, por supuesto, la manera en que gastamos nuestra vida».
¿La más aventurera, difícil y arriesgada expedición es la que emprendemos en busca de nosotros mismos, y la que Thoreau bebió a fondo?
Sí que lo es, y Thoreau puede ser gracioso al respecto. «No vale la pena dar la vuelta al mundo para hacer recuento de gatos en Zanzíbar». Es mejor, «explorar nuestras más altas latitudes». Sir John Franklin «no es el único que anda perdido».
Hablando de España, ¿no cree que sería mucho más útil e inteligente para la izquierda recurrir a Thoreau como ouno de sus maestros para navegar hacia el futuro?
Por favor, que lo hagan. Tal vez les seguiremos desde aquí. Lo que he descubierto mientras me dedicaba a la enseñanza es que tan solo un tercio de los estudiantes mostraba interés en Thoreau, pero a los que les interesaba era de forma apasionada. El individualismo democrático de Thoreau, que comparte con Emerson y Whitman, es la más adecuada filosofía para la era nuclear. Esto ha sido destacado especialmenet por George Kateb. No se trata solo de individualismo, sino de individualismo democrático -que no tiene nada que ver con el individualismo rudo, depredador, o el aislacionismo- lo que de verdad necesitamos.
¿Cuál ha sido el impacto de las enseñanzas de gente como Emerson y Thoreau en su trabajo como escritor y profesor?

«Enseñar el pensamiento de Emerson y Thoreau me cambió la vida»
Enseñar a fondo el pensamiento de Emerson y Thoreau y lo que de verdad pensaban me cambió la vida. Mis mínimas opiniones acerca de sus logros y sombras no significan nada. Ruskin tenía toda la razón cuando decía que el trabajo de una persona debería ser dar las gracias por lo que ama.
Adoro la frase que usted extrae de los escritos de Thoreau: «El pensamiento no es nada sin entusiasmo». ¿Es el camino que usted emplea para investigar, escribir y enseñar acerca de Thoreau, Emerson, William James, Persia y sus poetas?

«Creo que fue Hegel quien dijo que nada es lo bastante valioso si no ha sido hecho con entusiasmo»
Creo que fue Hegel quien dijo que nada es lo suficientemente valioso si no ha sido hecho con entusiasmo. Dijera quien lo dijera, es cierto.
¿Quién es Robert Richardson?
Robert Richardson es un profundo admirador de los escritos y los pensamientos de Emerson, Thoreau y William James, y todavía queda espacio en su corazón para Omar Jayam.


(http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-robert-richardson-mensaje-primordial-thoreau-estoico-tenemos-volver-naturaleza-201705070209_noticia.html)

miércoles, 28 de junio de 2017

Conversaciones en Orrios


Conversaciones en Orrios (Teruel): 
“República, guerra civil y posguerra en la cuenca del río Alfambra”

Desde Gúdar hasta la confluencia con el Turia en Teruel.
El territorio, la orografía, la distribución de la tierra, los caciques, la falta de jornales, el hambre, los sindicatos, los partidos políticos, la proclamación de la segunda república, el clero, las escuelas, la ley de congregaciones, los distintos gobiernos republicanos, el ferrocarril nonato de Teruel a Alcañiz, el pantano de los Alcamines, la sublevación militar, los anarquistas, los falangistas, los asesinatos, la guerra, los milicianos, las brigadas mixtas, el sufrimiento de la gente, las evacuaciones, el frío, el barro, los bombardeos, las muertes, los juicios sumarísimos, la ley de responsabilidades políticas, la ley de incautaciones, la justicia al revés, las cárceles, los batallones disciplinarios, el exilio, los ajustes de cuentas, la represión, otra vez el hambre, otra vez el sufrimiento, el racionamiento, el maquis, los vencedores, los vencidos, los humillados, la gran represión, la miseria, la emigración, la despoblación, los trabajos y los días, la posguerra como trasunto literario, y más y más asuntos.
    Conocer el pasado para comprender el presente.
    Conversemos, conversemos. En Orrios.