El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

jueves, 17 de noviembre de 2016

El Libro tibetano de los muertos







LEONARD COHEN NARRA LA HISTORIA DE “EL LIBRO TIBETANO DE LOS MUERTOS” 

ABRIL 08, 2014 POR FAENA ALEPH PUBLICADO EN: INSPIRACIÓN METAFÍSICA Y MISTICISMO 

En un documental realizado por el National Film Board de Canadá, Cohen, junto con practicantes del budismo tibetano, elucidan lo que este antiguo texto hace por las personas que mueren. 


El Libro tibetano de los muertos es una de las más grandes obras creadas por cualquier cultura y el texto más significativo de la tradición budista en Occidente. Se dice que el libro fue compuesto por el gurú indio Padmasambhava, quien introdujo el budismo al Tíbet en el siglo VIII. Como cientos de sus enseñanzas, el texto fue supuestamente transcrito en un lenguaje críptico y escondido como un “texto tesoro”, para ser descubierto en un momento propicio para su transmisión. Karma Lingpa, un terton “buscador de enseñanzas ocultas”, lo encontró oculto en una montaña en el Tíbet y se dice que lo descifró para transmitírselo oralmente a su hijo. Pasaron varias generaciones antes de que finalmente fuera pasado al papel, y se convirtió en una de las enseñanzas centrales del canon del budismo tibetano. 
La primera traducción al inglés apareció en 1927, editada por un teósofo norteamericano llamado Walter Evans-Wents, que se encontró con el texto en un viaje la India. Fue él quien, no con poca percepción, decidió llamarlo The Tibetan Book of the Dead. A muy grandes rasgos, el Bardo Thodol, como se le llama en el Tíbet, es una guía para aquellos que acaban de morir, y está hecha para ser leída mientras los muertos transitan por los intervalos de una vida a la siguiente. 
Como bien lo ilustra la serie, narrada nada menos que por Leonard Cohen, en la tradición tibetana el tiempo que pasa durante el “intervalo” o “bardo” es de 49 días después de la muerte de una persona. Durante ese tiempo, un practicante budista -normalmente conocido del muerto- lee una sección del texto cada día (con repeticiones de 3 a 7 veces) en el lugar más personal del recién fallecido, que normalmente es su recámara. No es necesario que el cuerpo del difunto esté presente, ya que, según la filosofía, su mente estará constantemente visitando su casa, sobre todo durante los primeros días. 
Todo esto está detalladamente explicado en esta serie de documentales en dos partes, realizada en 1994, que a su vez nos da una mirada íntima a la ceremonia de la muerte en la tradición. El National Film Board de Canadá, que produjo la serie, hizo bien al escoger a Cohen como narrador. No sólo su voz profunda se antoja como la voz que quieres que te lea los textos cuando mueras, sino que a partir de narrar este documental, el músico comenzó un viaje espiritual que lo llevaría a convertirse en monje de la tradición budista zen dos años después. 
El libro tibetano de los muertos siempre ha presentado un problema fundamental, que se disuelve muy bien en esta serie. El afán de compararlo con el Libro egipcio de los muertos, por ejemplo, o con otros libros sobre mitología y folclor oriental, evaden el punto. El libro tibetano de los muertos, en palabras del lama Chögyam Trungpa, “no está basado en la muerte como tal, sino en un concepto completamente diferente de la muerte”. Es un “Libro de espacio”, apunta Trungpa, “que contiene el nacimiento y la muerte”. Es por ello que es un texto tan enorme y tan trascendente. 
Vale la pena ver y escuchar este documental para saber más al respecto del Bardo Thodol, pero sobre todo para retomar la actividad de pensar en la muerte. 


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miércoles, 16 de noviembre de 2016

THE LAKE ISLE OF INNISFREE




El castillo de Ballylee es una casa torre fortificada de estilo Hiberno-normando del siglo XVI construida por la familia De Burgo (Burke). El castillo también se conoce como 'Torre Yeats' debido a que el castillo fue restaurado por William Butler Yeats en 1919, como un refugio para él y su familia.

Como Yeats tenía afinidad por el idioma irlandés, abandonó el término "castillo" al nombrar la propiedad a favor de la palabra irlandesa "Thoor" (que significa "torre"). Él y su familia ocuparon el castillo durante casi 10 años, momento en el que después de 1929, el castillo volvió a estar en mal estado hasta que más tarde fue restaurado y reabierto en 1965 como un centro conmemorativo y patrimonial de Yeats.

Hoy en día, debido a su proximidad al río Streamstown, Thoor Ballylee ha estado sujeto a inundaciones esporádicas a lo largo de los años y ha causado daños considerables.



El poeta irlandés William Butler Yeats describía esta necesidad en La Isla del Lago: Innisfree (leer la versión original en inglés, The Lake Isle of Innisfree). La búsqueda del sonido interior primigenio, reflejado en la naturaleza (exterior universal, conexión con el panteísmo y estoicismo):



"ME LEVANTARÉ y partiré ahora, partiré hacia Innisfree,
Y construiré allí una pequeña cabaña, hecha de arcilla y zarzas:
Nueve surcos de judías tendré allí, y una colmena,
Y viviré solitario, entre el zumbar de las abejas.

Y encontraré allí paz, paz que gotea lentamente,
Desde los velos de la aurora hacia donde el grillo canta; 
Allí la medianoche es toda un tenue brillo, y el mediodía es de un fulgor púrpura,
Y el atardecer se llena de las alas del tordo.

Me levantaré y partiré ahora; pues siempre, de noche y de día, 
Escucho el apagado rumor del agua en la ribera,
Y mientras permanezco sobre la vereda, o sobre la gris acera,
Lo escucho en lo mas hondo de mi corazón."




THE LAKE ISLE OF INNISFREE
By William Butler Yeats

I will arise and go now, and go to Innisfree, 
And a small cabin build there, of clay and wattles made; 
Nine bean rows will I have there, a hive for the honeybee, 
And live alone in the bee-loud glade. 

And I shall have some peace there, for peace comes dropping slow, 
Dropping from the veils of the morning to where the cricket sings; 
There midnight's all a-glimmer, and noon a purple glow, 
And evening full of the linnet's wings. 

I will arise and go now, for always night and day 
I hear lake water lapping with low sounds by the shore; 
While I stand on the roadway, or on the pavements gray, 
I hear it in the deep heart's core. 

1892


https://visitgalway.ie/ballylee-castle-thoor-ballylee/
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