Rehabilitar habilitar una esperanza posibilitar un lugar un encuentro habitar un espacio un tiempo abrir los ojos a media caña respirar oler cada mañana caminar por las nubes regar los cipreses coger un puñado de arena sembrar la tierra con el viento oler oler la vida quedarse inmóvil viendo pasar las nubes... MOLER LA VIDA.
El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.
Nació el 28 de agosto de 1924 en Dunedin. Hija de un ingeniero ferroviario. Cursó estudios en la Universidad de Otago. En su infancia se le rechaza por su físico y después se le atormenta por su timidez y su dentadura podrida, permanece virgen hasta los 36 años, y el profesor de quien se enamora la convence de la necesidad de ingresar a un manicomio. La muerte de su hermana y las crisis de epilepsia de su hermano le provocan una violenta crisis nerviosa que los médicos diagnostican de esquizofrenia, por lo que la confinan en un psiquiátrico durante ocho años. En el hospital leyó a los clásicos y se inició en la escritura. Por su primer libro de cuentos, El lago: relatos (1952), ganó el premio Hubert Church de prosa, lo que le se salvó de una intervención de psicocirugía. Frank Sargeson, autor neozelandés, le prestó su propia cabaña para que terminara su primera novela, Los búhos no lloran (1957). Autora de once novelas, como Rostros en el agua (1961), Pájaros de lluvia (1968), Vida en el Maniototo (1979) y Los carpatianos, que ganó el premio de literatura de la Commonwealth en 1989; cuatro libros de relatos y apuntes; uno de poesía, El espejo de bolsillo (1967), y el libro para niños Mona Minim y el olor del sol (1969). Su autobiografía, editada en tres volúmenes, Autobiografía (1989), comprende Hacia la isla (1982; premio James Wattie al libro del año 1983), Un ángel en mi mesa (1984, premio de literatura de Nueva Zelanda 1984) y El enviado de la ciudad de cristal (1985), que fue llevada al cine con el título de Un ángel en mi mesa (1990) adaptada por Laura Jones y dirigida por Jane Campion. En 1983 le fue concedido el título de comendadora de la Orden del Imperio Británico.
Los cuentos de Edgar Allan Poe han perdurado el paso del tiempo y es considerado uno de los mejores escritores de cuentos cortos de la historia. Su infancia fue sumamente dolorosa y la tragedia lo acompañó a lo largo de toda su vida.
El escritor Edgar Allan Poe nació en la ciudad de Boston el 19 de enero de 1809, para convertirse en uno de los más famosos escritores de cuentos cortos de todos los tiempos.
La vida de este genio literario no fue nada fácil, ya que su padre lo abandonó cuando él tenía apenas 9 meses de vida y posteriormente su madre falleció antes de que cumpliera los 2 años de edad.
Su narraciones extraordinarias se destacaron desde el inicio mismo de su carrera literaria, fuertemente influenciado por una infancia que no fue del todo feliz.
Realizó todos sus estudios en el Reino Unido apadrinado por un millonario que hizo posible su educación en un orfanato, para luego regresar a Estados Unidos a la Universidad de Virginia.
El primer libro de cuentos de Edgar Allan Poe se publicó anónimamente en el año 1827 y se llamó “Tamerlán y otros poemas”, lo que significó el inicio de su trayectoria como escritor.
En el año 1831 se fue a vivir con su tía y su pequeña sobrina de 11 años a la ciudad de Baltimore, época en la que publicó su famoso libro su “Manuscrito encontrado en una botella” con el que ganó un importante concurso literario.
En 1836 se casó con su sobrina la que murió algunos años más tarde luego de padecer una larga enfermedad, lo cual siguió marcando la trágica y dolorosa vida del poeta.
Los cuentos de Edgar Allan Poe más famosos son:
- El cuervo (The Raven) - Las campanas (The Bells)
- El escarabajo de oro (The Gold Bug)
- El gato negro (The Black Cat)
- La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher)
- La esfinge
- El rey peste
- El misterio de María Roget (The Mystery of Marie Roget)
- El corazón delator (The Tell-Tale Heart)
- El pozo y el péndulo (The Pit and the Pendulum)
La cabaña se construyó en 1812, es un museo histórico famoso por ser el hogar final del escritor, Poe vivió en la casita de Fordham desde 1846 hasta su muerte en octurbre de 1849. Mientras vivia allí, Escribio obras como “ Las Campañas”, “Eureka”, “Annabel Lee” y el “Barril de Amontillado”. Además, es la unica casa de la antigua aldea de Fordham.
El cottage donde murió Virginia y Poe pasó recluido sus últimos días. Aquí escribió, por ejemplo, Annabel Lee.
En 1906, Ida Hofman y Herny Oedenkoven, fundadores de Monte Verità, afirmaron que “ante el hecho de que las relaciones humanas están dominadas por el egoísmo, la apariencia, el lujo y la mentira”, era necesario “cambiar nuestras vidas por una forma más natural y saludable de existencia”. Por esta razón fundaron Monte Verità en el Ticino, corazón italiano de los Alpes Suizos. Muy pronto los intelectuales europeos se mostraron interesados por el proyecto y le dieron su apoyo. En este ensayo lleno de admiración por el pensamiento utópico, Marcela Sánchez registra, entre otros seguidores de Monte Verità, a Jung, Eliade, Otto, Hesse, Kropotkin, Gross, Steiner, Arp, Joyce, Rilke, Mann, Frisch, Klee,Brecht, Stefan George, Duncan y muchos vegetarianos, nudistas, teósofos, anarquistas, literatos y utopistas llenos de candor y de verdad.
Nacidos en una realidad donde las relaciones humanas están dominadas por el egoísmo, el lujo, la apariencia y la mentira, conscientes de esa condición a través de las enfermedades del cuerpo y del espíritu que nos aquejan,
hemos decidido cambiar nuestras vidas por una forma más natural y saludable de existencia.
La verdad, la libertad de pensamiento y acción acompañarán nuestras aspiraciones como constantes puntos de referencia.
Ida Hofman y Henry Oedenkoven, fundadores de Monte Verità, 1906
Cuando le preguntaban al médico anarquista Raphael Friedeberg cómo estaba su mujer, la teósofa Emy Lenz, respondía sarcástico: “Organizando un sindicato teosófico.”
En 1900, bajo el entorno histórico y filosófico de la Europa de preguerra, aparece la singular historia de la realización de una utopía que tomó el nombre de Monte Verità. Singular no sólo por su alcance sino por la radicalidad de sus propuestas iniciales, por la atracción que ejerció sobre innumerables artistas y pensadores, incluso porque preparó el terreno para la creación del Círculo de Eranos, el cual tuvo entre sus exponentes a Carl G. Jung, Rudolf Otto, Karl Kerenyi, Joseph Campbell, Mircea Eliade, Gilbert Durand, Gershom Scholem, Henry Corbin y Gerardus van der Leeuw.
En la región sur de los Alpes suizos, el Ticino, se localizan varios lagos de la Suiza italiana, entre ellos el Lago Maggiore, imponente por su extensión y por hallarse enclavado en el corazón de los Alpes. Llegar a los pueblos cercanos al lago es como arribar a una especie de oasis tropical en medio de un paisaje alpino que se refleja con sus grandes picos sobre la superficie acerada de los lagos. En el siglo xix, varios poblados de pescadores se establecieron a su alrededor, entre ellos la comunidad de Ascona. La región está dotada de un clima subtropical muy distinto de las temperaturas extremosas del resto de Suiza. La riqueza mineral es enorme y le otorga al lugar un magnetismo tan especial que propició el surgimiento de innumerables leyendas. La zona adquirió un prestigio paradisiaco, casi mágico. Pronto comenzó a recibir en su seno a refugiados políticos y pensadores que huían de la atribulada vida de las grandes ciudades europeas. La tradición de la neutralidad suiza ante los conflictos del resto de Europa era bien conocida.
El fin del idealismo alemán, el surgimiento del materialismo, el pensamiento de Nietzsche y las teorías de Freud parecían unirse en una lucha contra la filosofía positiva que tomaba fuerza con la industrialización: orden y progreso, unidos a la primacía de la ciencia. Por otro lado,el anarquismo había anclado en Ascona desde que en 1869 el célebre anarquista ruso Mijail Bakunin llegó a residir en el lugar como refugiado político. Poco después, en 1889, arribaron otros refugiados con proyectos muy distintos, como el de fundar un convento laico con el nombre Fraternitás, por iniciativa de los teósofos Alfredo Pioda y Franz Hartmann, justamente en la montaña de Ascona que más tarde recibiría el nombre de Monte Verità.
En noviembre de 1900, Ida Hofmann, Henry Oedenkoven, Gustav Gräser, Lotte Hattemer, Karl Gräser y Jenny Hofmann deciden aventurarse en la creación de una comunidad autárquica que los alejara de la civilización. La llamaron Cooperativa Vegetariana Monte Verità. Eligieron Ascona porque habían observado que en el lugar habitaban grupos aislados que vivían en reclusión. El grupo estaba inconforme con el rumbo que la sociedades occidentales habían tomado. Decidieron entonces adoptar la llamada “tercera vía”, conocida en Alemania como Lebensreform o reforma de vida, la cual tenía como antecedente el pensamiento reformista de Eduard Bernstein. Muchos jóvenes de la burguesía europea que no deseaban cambios profundos en la economía se sintieron atraídos por este proyecto. Tal fue el caso de la pareja formada por Ida Hofmann y Henry Oedenkoven, una maestra de piano y un joven heredero. También las ideas de Karl Gräser influyeron en el grupo. Gräser proponía que la reforma de vida se sustentara en el Emile de Juan Jacobo Rousseau y en la idea de Tolstoi de que el hombre debe vivir apegado a los dictámenes de su conciencia. El hermano de Karl, el poeta y pintor Gustav Gräser, de veintiún años, junto con la hermana de Ida, Jenny, fueron dos de los personajes más radicales del grupo. Gustav había pertenecido a varios círculos bohemios de Alemania. Más tarde, Hermann Hesse se convertiría en su discípulo.
La comunidad basó la reforma de vida en una dieta vegetariana estricta, la práctica del nudismo a la intemperie, el amor libre, formas de vida simple y natural, así como la reforma del vestido y de la escritura. Se trataba de una propuesta antiurbana, una especie de contra-mundo que buscaba volver a la naturaleza.
En el núcleo del diseño utópico de Monte Verità y su proyecto de vida comunitaria se dio la búsqueda de una pureza espiritual, del mismo modo en que Rousseau veía en el retorno a la naturaleza un reencuentro con lo sagrado y con toda forma de bondad y felicidad. Era necesario renunciar a cualquier relación con el mundo civilizado. Para ello parecía indispensable la creación de un hábitat natural, renunciar al vestido, al sostén o al corsé, y a cambio usar túnicas sencillas de lino, camisas anchas, pantalones semicortos y sandalias (otros llevarían los pies desnudos). La vida comunitaria, un régimen de vida natural y los movimientos mutualistas se convirtieron en una triada indisoluble.
Ida y Henry veían el uso del capital para iniciar Monte Verità como un mero instrumento, con la idea de que las siguientes generaciones pudieran proveerse sólo de la naturaleza. En apenas un año los fundadores construyeron con sus manos cabañas de “luz y aire” a base de madera, piedra y cal, trabajando entre once y trece horas diarias, vestidos con simples túnicas o desnudos. Labraron la tierra con azadones, sembraron jardines, plantaron árboles frutales y cultivaron viñedos. Asimismo, introdujeron tuberías de agua y electricidad con la ayuda de trabajadores locales. Hoy en día aún se pueden ver en el lugar algunas de estas rústicas cabañas: Casa Selma, Casa Aida y la famosa Casa dei Russi, donde, en 1905, habitaron varios estudiantes rusos y que sirvió de alojamiento a Lenin, Trotsky y Kropotkin.
Ida Hofmann y Henry Oedenkoven pensaban que la autoconciencia bastaría para crear una comunidad libre y capaz de conservar la armonía. Sin embargo, la confluencia de pensamientos tan heterogéneos como el anarquismo, el teosofismo y el naturismo, aunque alcanzó puntos de encuentro, acabó por provocar enfrentamientos insoslayables. Al inicio, parecía que las divergencias giraban en torno a cuestiones meramente prácticas, como renunciar o no al uso de electricidad o de calentadores. Sin embargo, para los radicales hermanos Gräser asuntos como éste tenían un significado decisivo en el proyecto de alcanzar un verdadero cambio de vida. Para los Gräser, Ida y Henry contravenían los principios de la comunidad al aprovechar las riquezas derivadas del capitalismo, mientras afirmaban que este sistema era el causante de los males de la sociedad.
Con toda su ingenuidad, el proyecto era asombroso por su arrojo y convicción. Es fácil imaginar que para los anarquistas la práctica vegetariana resultaba insulsa y absurda. En sus memorias, el anarquista Erich Müsham recuerda: “Después de haber trabajado toda la mañana en la construcción y sólo haber comido un durazno y una manzana, yo desfallecía y tomé un descanso. Henry Oedenkoven me reclamó que no continuara trabajando como los demás; nos enfrentamos y él me gritó: ‘Te puedes ir, no perdemos nada contigo.’ Así que me fui al centro de Ascona y pedí un gran bistec y una copa de vino que disfruté como nunca.”
Los primeros años de Monte Verità, hasta 1905, fueron los más radicales. Con el tiempo se agravaron los problemas financieros y la división entre los miembros se acentuó. Para entonces, el lugar era habitado de manera regular por cuarenta personas. Ida y Henry optaron por comercializar la Casa de Cura, que hasta entonces había funcionado sólo para los residentes. La transformaron en un sanatorio privado con servicio abierto al público. Esta decisión fue el punto culminante del desencuentro. Para los anarquistas, Monte Verità se había convertido en el experimento aislado de algunos excéntricos burgueses en busca de la “tercera vía”. El grupo de teósofos y naturistas prevaleció y aunque varios anarquistas abandonaron el proyecto no dejaron de influir en su proceso.
En 1905 se construyeron las casas más grandes y el sanatorio vegetariano, que fue bautizado como Sociedad Vegetariana de Monte Verità. La Casa Centrale se convirtió en el centro de reunión de toda la comunidad y del sanatorio; contaba con comedor, sala de música, cuarto de juegos, así como espacios con sol y aire para las curas naturales. La Casa Annatta fue construida a partir del concepto teosófico de casa-alma; conservada hasta hoy, enel exterior es un claro paralelepípedo terminado en ángulos rectos en madera; por dentro, las formas orgánicas y ondulantes armonizan con los ángulos redondeados de techos, puertas y ventanas.
Un legendario personaje de Monte Verità fue el médico anarquista doctor Raphael Friedeberg, quien a partir de 1905 atrajo a la colonia a otros anarquistas. Había sido militante del Partido Socialdemócrata Alemán. Friedeberg pensó en Ascona como el lugar ideal para crear una comunidad anarco-reformista basada en un concepto creado por él mismo: el psiquismo histórico. Éste postulaba que la liberación del individuo podía darse a partir de una educación no constrictiva, libre del dogmatismo sociorreligioso de la burguesía. Friedeberg pudo desarrollar la medicina natural durante treinta y cinco años, mientras se daba la polémica con la medicina científica en auge. Otros anarquistas ligados a Monte Verità fueron Erich Müsham, Fritz Brupbacher, Kropotkin, Ernst Frick, el bohemio psicoanalista Johanes Nöhl y el psicoanalista austriaco Otto Gross, quien buscó fundar en Monte Verità un matriarcado naturalista y comunista.
Erich Müsham se convirtió en un crítico férreo de la comunidad. Para él había una terrible contradicción en el intento de crear una colonia autárquica inspirada en principios comunistas. Al observar la convivencia en el grupo, les advertía: “Todas las colonias comunistas que no sostengan una orientación revolucionaria socialista terminarán en el fracaso, sobre todo cuando los lazos que unen a sus participantes son tan insignificantes como lo son los principios vegetarianos.”
Para 1909, Monte Verità contaba con cerca de doscientos residentes y un número similar de opiniones. La mayoría eran seguidores del teosofismo, mientras que una parte minoritaria se afiliaba al antroposofismo de Rudolf Steiner. Aun cuando Ida y Henry no fueron teosóficos, sí compartieron el interés por la mitología y el reencuentro con las religiones orientales, sobre todo el hinduismo y el budismo. La creación en 1910 de la Escuela de la Nueva Vida, dirigida por Rudolf von Laban y su ayudante Mary Wigman, trajo a Monte Verità una etapa de ebullición artística; la escuela era lo más cercano a la idea de la reforma del cuerpo y del espíritu que impulsaba Ida Hofmann. En estos años el dadaísmo se hizo presente en el lugar, con la llegada de Hans Arp y su mujer Sophie Taeureb.
Los habitantes de Ascona dieron a los monteveritanos el mote de balabiott, que significa “baila desnudo”. Algunos viejos lugareños recuerdan: “Aquellos ‘nórdicos’ (alemanes, suizo-alemanes, holandeses e ingleses) hacían fiestas en las que durante noches enteras bailaban desnudos una especie de danza árabe.” Acercarse a Monte Verità estaba prohibido para los niños asconenses; aquel lugar, de acuerdo con los mayores, era de locos, endemoniados, monstruos, seres sucios que vivían en pequeñas cabañas como conejos. Señaladas con mayor recelo que los hombres, las mujeres recibieron todo tipo de apodos: “la Endemoniada”, “la Puta”, “la Cabra Negra”, “la Impúdica”. El municipio prohibió circular por Ascona con “minifalda”, así que los balabiott bajaban al pueblo con largas túnicas atadas a la cintura, y cuando no había nadie a su alrededor las desataban dejando a la vista las piernas y el torso.
El periodo expresionista
No es difícil suponer que fueron las crisis financieras y las rupturas entre los moradores las que llevaron a Ida Hofman y Henry Oedenkoven a abandonar el proyecto. En 1920 decidieron viajar a Brasil. Vendieron la propiedad a un triunvirato formado por los pintores Hugo Wilkens, Max Bethke y Werner Ackerman. Permanecieron en el lugar muchos artistas, entre ellos Hans Arp y su mujer Sophie. Otros dadaístas llegaron al lugar: Hans Ball, Hans Richter y Richard Hülsenbeck. En 1924, los nuevos dueños reinauguraron Monte Verità con una gran fiesta que duró más de media semana. El principio del vegetarianismo fue abandonado como norma; los veritenses pudieron deleitarse con platillos exquisitos, tomar champagne y andar desnudos por los jardines. A esta nueva etapa que postuló un arte dinámico se le conoció como el periodo “expresionista”. Durante dos años el lugar ofreció múltiples exhibiciones de arte, teatro, danza y música con un sentido carnavalesco.
La era del Barón von der Heydt
De nuevo en crisis financiera, en 1926 Monte Verità fue adquirido por el barón Eduard von der Heydt, banquero, coleccionista y mecenas. El centro naturista pasó a la época del gran capital. Connotados arquitectos del Bauhaus transformaron el sanatorio en el hotel que hasta la fecha funciona en el sitio. Monte Verità se convirtió en el templo de las colecciones de arte oriental y occidental del barón. La práctica del nudismo no fue abandonada hasta la donación del lugar al Cantón Ticino, tras la muerte del barón en 1964.
Monte Verità se convirtió en un espacio de sincretismo religioso que años después fructificó en el Círculo de Eranos, centro de estudios mitológicos fundado por la holandesa Olga Fröbe-Kapteyn, teósofa cercana a Annie Besant y al hindú Krishnamurti. Fröbe-Kapteyn llegó por primera vez a Monte Verità en 1924. Aquí nació su interés por el estudio de las religiones orientales. Entabló amistad con el mitólogo Rudolf Otto, con quien se propuso la tarea de analizar las religiones de Oriente y Occidente. Para ello, a partir de 1926 organizaron congresos anuales al pie de Monte Verità, a los que invitaron a renombrados estudiosos de las religiones. En 1933, el psicoanalista C.G.Jung fue invitado a participar; su colaboración se extendió hasta 1951. Gracias a estos congresos, Jung reafirmó su búsqueda de los arquetipos y de las estructuras simbólicas. El producto de estos congresos constituye una enorme aportación para la hermenéutica simbólica de la cultura.
Al hablar de Eranos y los compromisos de Mircea Eliade con el animismo, el chamanismo y la simbología alquímica, George Steiner afirmó: “¿Dónde sino en Ascona podrían darse tales aventuradas, apremiantes temáticas, recibir el privilegio de una precisa erudición, a menudo de la más alta calidad y de una suerte de zumbona gravedad platónica-nietzscheana?”
A pesar de todos los encuentros y desencuentros, en Monte Verità se refugiaron por cortas o largas temporadas más de seiscientas almas. Muchos escritores, pintores, músicos, bailarines y filósofos pasaron por este mágico lugar. Baste mencionar algunos de los más célebres: Hans Arp, Hans Ball, Richter, Hermann Hesse, James Joyce, Rainer María Rilke, Thomas Mann, Max Frisch, Paul Klee, Eduard Toller, Bertolt Brecht, Stefan George, Georg Kaiser, Mary Wigman, Von Laban, Isadora Duncan.
Con el tiempo, Monte Verità se convirtió en hotel de lujo, museo y centro cultural que resguarda con celo su historia. Hoy en día, Ascona es un centro vacacional por excelencia para millonarios suizos y europeos. No obstante, como un resabio de otros tiempos, aún es posible ver por sus calles a unos cuantos viejos artistas con barba y cabellos largos, con atuendos que recuerdan al prototipo de un hippie de los años sesenta.
El fin de la utopía
Dice E. M. Cioran en Historia y utopía: “Todavía me sorprende más que, siendo la sociedad lo que es, algunos se hayan esforzado en concebir otra, diferente. ¿De dónde puede provenir tanta ingenuidad o tanta locura? [...] Para concebir una verdadera utopía, para esbozar, con convicción, el panorama de la sociedad ideal, hace falta cierta dosis de ingenuidad, hasta de tontería...” Para Cioran, al hombre sólo le queda rumiar lo vano de su existencia; ese es su presente y en él las utopías no tienen cabida. La función de los utopistas ha sido denunciar los daños y calamidades que ha generado la propiedad privada, además de estimular la fascinación de lo imposible para no caer en un estado de esclerosis y de ruina. Hoy las utopías se han refugiado sobre todo en el imaginario literario, que se ha encargado de resguardarlas y de generar la creaciónde nuevas utopías y antiutopías.
El cielo en la tierra.
Marcela Sánchez
Jornada Semanal, 25 de marzo del 2001
Hermann Hesse with his wife Mia Bernoulli and the son Heiner, in Berne, ca. 1913
East End artists The Pollock-Krasner House, where Jackson Pollock and Lee Krasner lived
Jackson Pollock (28 de enero de 1912 - 11 de agosto de 1956) fue un influyente artista estadounidense y un referente en el movimiento del expresionismo abstracto. Considerado uno de los pintores más importantes de los Estados Unidos en el siglo XX.
Nació en Cody, Wyoming (Estados Unidos), y posteriormente, en 1929, se mudó a Nueva York, donde estudió con el pintor Thomas Hart Benton. Su trabajo, al ser ampliamente reseñado por el Moma, empezó a ser relacionado con el surrealismo. Los críticos del momento, tuvieron que empezar a relacionar su obra de una u otra manera con el «automatismo», en una escritura automática que pretende reflejar los fenómenos psíquicos que tienen lugar en el interior del artista. Entre 1935 y 1943 trabajó para la WPA y pintó bajo la influencia de Picasso, el surrealismo y el psicoanálisis jungiano que usó como terapia contra su alcoholismo. En 1936 tuvo ocasión de trabajar en el taller experimental del muralista Siqueiros, usando pintura con bomba de aire y con aerógrafo, así como pigmentos sintéticos industriales. Desde 1938 hasta 1942 trabajó para el Federal Art Project (Proyecto de Arte Federal). Pero en el caso de Pollock, hubo otras fuentes de inspiración añadidas. Así, la cultura de los indios de Norteamérica, con sus formas simbólicas y sus pinturas de arena. Esto le llevó también a probar otros materiales, como el barniz, el aluminio o los esmaltes sintéticos.
El pintor se casó con la pintora Lee Krasner en 1945.
Pollock se distanció del arte figurativo y desarrolló técnicas como el splashing o el dripping, consistentes en lanzar pintura al lienzo o dejarla gotear encima de este (action painting), sin utilizar dibujos ni bocetos. A causa de esta forma de pintar, Pollock fue apodado «Jack the Dripper» , juego de palabras con «Jack the Ripper» o «Jack el Destripador», y «Dripper» o «goteador» y que podría traducirse como «Jack el Goteador». Pollock comenzó a usar esta técnica en el año 1947, año en el que precisamente participó en la última exposición en la galería Art of this Century.
Pollock extendía la tela, normalmente sin tratar, sobre el suelo, y corría o danzaba a su alrededor y dentro de ella, derramando la pintura de manera uniforme. Pollock no trabajaba sobre el lienzo sino, muchas veces, metido en él. En efecto, no trabajaba la tela con utensilios tradicionales como el pincel o la espátula, sino mediante la técnica del dripping.
El dripping consiste en dejar gotear o chorrear la pintura, desde un recipiente (tubo, lata o caja) con el fondo agujereado, que el pintor sostenía en la mano o bien, en menor medida, desde un palo o una espátula. De esta manera pintar no era algo que se hacía con la mano, sino con un gesto de todo el cuerpo. Las grandes telas se llenaban por todos lados, de manera uniforme, de color en forma de manchas e hilos que se mezclaban. El pintor añadía goteos más finos realizados con un bastoncillo mojado en pintura.
Ese mismo año, Pollock habló de esta técnica:
Mi pintura no procede del caballete. Por lo general, apenas tenso la tela antes de empezar, y, en su lugar, prefiero colocarla directamente en la pared o encima del suelo. Necesito la resistencia de una superficie dura. En el suelo es donde me siento más cómodo, más cercano a la pintura, y con mayor capacidad para participar en ella, ya que puedo caminar alrededor de la tela, trabajar desde cualquiera de sus cuatro lados e introducirme literalmente dentro del cuadro. Se trata de un método similar al de los pintores de arena de los pueblos indios del oeste. Por eso, intento mantenerme al margen de los instrumentos tradicionales, como el caballete, la paleta y los pinceles. Prefiero los palos, las espátulas y la pintura fluida que gotea y se escurre, e incluso un empaste espeso a base de arena, vidrio molido u otras materias.
De esta manera, lo que Pollock plasma en la tela «no era una imagen, sino un hecho, una acción».
De su corta vida, se dice que los únicos años destacables fueron aquellos en que logró controlar su alcoholismo, es decir, el período 1949-1950. Peggy Guggenheim fue su mecenas, quien le entregaba una mensualidad.
Durante las décadas de los años 1950 y 1960 Pollock recibió apoyo de la CIA por medio del Congress for Cultural Freedom (CCF, Congreso para la Libertad Cultural).
La carrera de Pollock se vio súbitamente interrumpida cuando falleció en un accidente de coche en 1956.
The Studio
Originally built to store fishing equipment, the small barn once stood directly behind the house, where it blocked the view to Accabonac Creek. Pollock had it moved before converting it as his studio. In this modest building, without heat or artificial light, he painted his most famous poured paintings. He preferred to lay the canvas on the floor and walk around it, applying liquid paint from all four sides in a process of spontaneous creativity.
The studio floor is covered with evidence of this singular process. It documents the evolution of Autumn Rhythm, Convergence, Blue Poles and many of his other masterpieces painted between 1946 and 1952, after which the building was winterized. During that renovation, the floor was covered with a new surface, which protected the colors and gestures that had spilled over the edges of his canvases. That covering was removed in 1987-88, revealing the evidence of Pollock’s most productive and innovative years.
After Pollock’s death in 1956, Lee Krasner began to use the barn studio, and worked there for the rest of her life. She preferred to tack her canvases on the walls, where the lively gestures and brilliant colors found in her expressive abstractions are still visible. An exhibition of photographs and text panels outlines both artists’ lives and careers, and their tools and materials are on display.