El don del vino
Después de recorrer con la misma ilusión aventurera de un niño las cuevas o sassi de Matera, heme aquí sentado en una mesa del restaurant Il terrazzino sui sassi. Un mediodía de un mes de Agosto, con el corazón palpitante por todas las sensaciones recientes halladas en los recovecos de Matera; ocupo una mesa y deposito sobre ella una botella de vino, obsequio de un generoso paisano en mi visita a su sassi-bodega.
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Mi botella de vino en Il terrazzino sui sassi
Foto de A. Guilera (2001)
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-"Traigo yo el vino", exclamé ante la perplejidad del rudo camarero que, ante mi firme convicción, dibujaba un rictus de censura en su piloso entrecejo. Todas las mesas, excepto la mía, estaban ocupadas por parejas de comensales turistas. Me preguntaba yo, haciendo mis propias cábalas, sobre la naturaleza del viaje y los viajeros en contraposición con los turistas: ¿por qué escaseaba la gente que viajaba sola, ¿por qué la visión del mundo era a través de los ojos del otro y no de uno? ¿por qué la propia soledad siempre era tapada por el agujero de la compañía del otro. ¿Por qué?
Ya tenía toda la escenografía perfecta para desarrollar mi tesis (alimentada a través de todo el recorrido de mi viaje por la península itálica). La globalización estaba ejemplarizada por manadas de turistas, por espacios prefigurados de dos en dos, por pares, por parejas. Difícil encontrar personas viajeras individualizadas, viajeros que rompan simbólicamente con las estructuras rígidas de pensamiento y desobedezcan las leyes gravitatorias de la sociedad del dos a dos o del par.
-"Traigo yo el vino", era algo más que una simple provocación, era un acto de desobediencia en contra de unas prácticas impuestas que legitiman una ideología del consumo más allá de su apariencia inofensiva.
Era un acto de fe, una ruptura contra una manera de entender el mundo y la vida. Ser viajero versus ser turista. Una manera de ser y de vivir.
Los orecchiette, el vino (regalado) y el panorama de Matera desde Il terrazzino sui sassi me impelían a sentir una felicidad radiante en conexión con la historia y conmigo mismo.
Levantando la copa de vino al aire y con el orgullo de haber recibido un don preciado por los dioses en Matera, alzo un brindis al horizonte claro y a todo aquello humano que me concierne.
Texto: Gus Cierzo
(Recuerdo de un viaje por el sur de Italia. Hoy, la sociedad de la globalización ha cambiado considerablemente y el auge de las nuevas tecnologías ha desdibujado aquella realidad percibida hace trece años. Ahora "el par" tal vez sea otro: el Móvil, el GPS y otros artefactos. A pesar de ello, es de desear que el nuevo viajero, y no el turista, siga escuchando en su periplo el canto de las sirenas como hacía Ulises.)
Sassi di Matera / Italia
Patrimonio de la Humanidad
Los Sassi de Matera fueron incluidos en la lista de la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad en 1993. Fue el primer sitio de la lista en el sur de Italia. La inscripción fue motivada por el hecho de que representan un ecosistema urbano único, capaz de perpetuar el más lejano pasado prehistórico, los modos de vida de las cuevas hasta los tiempos modernos. Los Sassi de Matera son un buen ejemplo de un uso cuidadoso en el tiempo de los recursos naturales: agua, tierra y energía.
Historia
La ciudad de la piedra, el centro histórico de Matera excavado en la misma montaña, está habitada al menos desde el Paleolítico: algunos de los artefactos encontrados datan del decimotercer milenio antes de Cristo, y muchas de las casas que se internan en la piedra caliza del barranco han sido habitadas sin interrupción desde la Edad de Bronce (aparte del desplazamiento forzado en los años 1950). La primera definición de Sasso como aldea de piedra se remonta a un documento de 1204.
Sassi de Matera es un asentamiento urbano que resulta de las diferentes formas de civilización y los asentamientos humanos que se han ido produciendo con el tiempo. Los pueblos prehistóricos se atrincheraron ahí en el Neolítico, siendo el hogar de una civilización rupestre de Occidente en el siglo IX-XI con sus fosos, conductos, tanques. A partir de los siglos XI-XIII se construyeron sus fortificaciones, las expansiones posteriores del Renacimiento (XV-XVI) y el Barroco (siglo XVII) facilitaron un nuevo alojamiento urbano. Finalmente la degradación de la higiene social del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX provocó un desplazamiento previsto por la legislación nacional en los años 1950, hasta que la recuperación actual se inició a partir de la ley de 1986.
Declive
Carlo Levi, enviado al exilio interno en Lucania por el régimen fascista, visitó las piedras cuando estaban a punto de un colapso demográfico que se había iniciado hacía cuatro siglos. Los habitantes habían aumentado exponencialmente y el pastoreo estaba en declive: el caso de la roca se había deteriorado y crecían plantas en los tejados. Familias enteras vivían entre mulas y ovejas en muy malas condiciones higiénicas.
Galería de imágenes
Casco histórico por la noche.
Antiguas cisternas por las que fluía el agua de Matera.
Interior de una casa tradicional en la gruta
Calle pintoresca del centro de la ciudad.
Le prime tracce di una frequentazione umana nell'area di Craco sono alcune tombe risalenti all'VIII a.C. rinvenute in località S.Angelo.
Come altri centri vicini, è probabile che abbia offerto riparo ai coloni greci di Metaponto, quando questi si sono trasferiti in territorio collinare, forse per sfuggire alla malaria che imperversava nella pianura. Craco successivamente è stata un insediamento bizantino.
Nel X secolo, monaci italo-bizantini hanno cominciato a sviluppare l'agricoltura, diventando un punto di riferimento per le comunità rurali locali.
La prima testimonianza del nome del paese risale al 1060, quando il territorio viene sottoposto all'autorità dell'arcivescovo Arnaldo di Tricarico e citato con il nome Graculum, ovvero “piccolo campo arato”.
In epoca normanna il feudo di Craco viene assegnato a Erberto (1154-1168) e successivamente a Roberto di Pietrapertosa (1176-1179); in epoca sveva il paese, grazie alla propria posizione strategica, diviene un importante centro militare e viene affidato a Goffredo (1239).
Nel 1276 Craco diventa sede di una Universitas, ovvero un Comune.
La fortuna del paese si deve, come si accennava, alla sua posizione strategica tra le valli fluviali del Cavone e dell'Agri, in passato navigabili, vie privilegiate per chiunque volesse attraversare la Basilicata interna: infatti la torre di Craco costituiva, assieme ad altre fortificazioni della zona come la Petrolla di Montalbano, il castello normanno-svevo di Pisticci ed il castello di San Basilio, una rete di torri di avvistamento in grado di garantire il controllo assoluto dell'intera zona.
Con la salita al trono di Carlo I d'Angiò (1268) Craco viene infeudata a Pietro de Beaumont.
In seguito si avvicendano al potere le più potenti famiglie del Medioevo: i Monforte (fine del XIII sec.), i Del Balzo, gli Sforza (XV sec.), i Sanseverino (XVI sec.).
Nel 1799 la popolazione aderisce agli ideali repubblicani sollevandosi contro il potere dei nobili feudatari ma la ribellione viene soffocata nel sangue dalle truppe del Cardinale Ruffo presso palazzo Carbone.
Nel XV secolo, la città si espande intorno a quattro palazzi nobiliari:
Palazzo Maronna, vicino al torrione che domina il paese, è caratterizzato da un bell'ingresso monumentale in mattoni e da un grande balcone terrazzato
Palazzo Grossi, vicino alla Chiesa Madre, ha un alto portale architravato, privo di cornici. I piani superiori sono coperti da volte a vela e decorati da motivi floreali racchiusi all'interno di medaglioni. Parte delle finestre e dei balconi conservano ringhiere in ferro battuto
Palazzo Carbone, edificio della fine del '400, ha un ingresso monumentale. Nel Settecento è stato rinnovato ed ampliato
Palazzo Simonetti
Sono inoltre ancora visibili i ruderi di un torrione, chiamato dagli abitanti di Craco “il castello”, della chiesa di di San Nicola, della chiesa e del convento di San Pietro nonché della sorgente del lago Salso.
A causa di una frana di vaste proporzioni, nel 1963 Craco è stata completamente evacuata e la popolazione si è trasferita a valle, in località Craco Peschiera.
Allora il centro contava oltre 2000 abitanti.
La frana che ha obbligato la popolazione ad abbandonare le proprie case sembra essere stata provocata da interventi infrastrutturali a servizio dell'abitato.
Da quel momento Craco è diventato un vero e proprio paese fantasma, uno dei rari esempi in Italia, e da alcuni decenni entusiasma viaggiatori e numerosi registi che hanno scelto proprio il centro lucano per girare alcune scene dei loro film:
La lupa di Alberto Lattuada
Cristo si è fermato a Eboli di Francesco Rosi: nell'episodio dell'arrivo di Volontè-Carlo Levi alla nuova destinazione di confino, Gagliano.
Per l'occasione furono disposti sulle prime case del paese degli stendardi a lutto, per ricreare lo scenario descritto nel libro.
King David di Bruce Beresford
Saving Grace di Tom Conti
Il sole anche di notte di Paolo e Vittorio Taviani
Terra bruciata di Fabio Segatori
Nativity di Catherine Hardwicke
La passione di Cristo di Mel Gibson: gli esterni di questa pellicola furono girati prevalentemente a Matera; Craco fu scelta dal regista come il paese che si vede sullo sfondo nella scena dell'impiccagione di Giuda
The Big Question diretto da Francesco Cabras e Alberto Molinari
Nine Poems in Basilicata di Antonello Faretta
Agente 007 - Quantum of Solace, regia di Marc Forster, con Daniel Craig e Giancarlo Giannini Basilicata coast to coast, di Rocco Papaleo
I viaggiatori che si avventurano a Craco si trovano immersi in un'atmosfera a dir poco surreale, circondati dal paesaggio lunare dei “calanchi” resi celebri dal “Cristo si è fermato a Eboli” di Carlo Levi; olivi secolari misti a cipressi antichissimi sono dal lato del paese verso lo scalo, quest'ultimo sulla ferrovia calabro lucana da questo lato divelta e abbandonata.
I nomi delle contrade vicine evocano un passato intenso e misterioso:
"Canzoniere": prende il nome da un'antica taverna posta lungo un tratturo un tempo molto frequentato. Secondo una leggenda la taverna era gestita da una donna molto avvenente, una sorta di Circe contadina che una volta sedotti i malcapitati avventori, li uccideva e li metteva sotto aceto, facendone il piatto forte della sua taverna
"San Lorenzo": un'antica fontana a volta, sulla via verso il fiume Cavone, dove palme altissime convivono con gli olivi sullo sfondo di masserie che sono capolavori dell'arte costruttiva rurale dei secoli passati, austere e solari, arroccate e nel contempo aperte al territorio, come quelle "Galante" e "Cammarota", disposte su due livelli: gli archi che reggono la scala esterna e i terrazzi sembrano spalti difensivi
"Sant'Eligio": protettore dei maniscalchi, trova a Craco un tributo che va al di là della semplice menzione toponomastica, con la sua cappella magnificamente affrescata, probabilmente del '500, con scene di santi intorno a un Cristo che pur crocifisso resta Pantocratore
Chiunque voglia avventurarsi a Craco deve tenere presente che è vietato avvicinarsi alle abitazioni, in quanto sussiste il pericolo di crollo.
Tuttavia il panorama che si ammira dai piedi del paese vi ripagherà ampiamente del tempo impiegato per raggiungerlo.
(http://www.basilicatatour.com/index.html)
Craco
El casco antiguo fue abandonado debido a un deslizamiento de tierra, convirtiéndose en una
ciudad fantasma. Hoy en día, es un destino turístico y un lugar popular para filmación de películas.
En 2010,
World Monuments Fund incluyó el centro histórico de Craco en la lista de vigilancia de los sitios más amenazados.
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