El tema central de este Blog es LA FILOSOFÍA DE LA CABAÑA y/o EL REGRESO A LA NATURALEZA o sobre la construcción de un "paradiso perduto" y encontrar un lugar en él. La experiencia de la quietud silenciosa en la contemplación y la conexión entre el corazón y la tierra. La cabaña como objeto y método de pensamiento. Una cabaña para aprender a vivir de nuevo, y como ejemplo de que otras maneras de vivir son posibles sobre la tierra.

jueves, 27 de enero de 2011

Retiro en una cabaña

Dick, Philip K.

Nació el 16 de Dic. de 1928 en Chicago, U.S.
Falleció el 2 de Marzo de 1982 en Santa Ana, California       

Vida y obras de Philip K. Dick:

Philip. K. (Kendred) Dick nació prematuramente, junto a su hermana gemela Jane, el 16 de diciembre 1928, en Chicago. Jane murió trágicamente pocas semanas después. La influencia de la muerte de Jane fue una parte dominante de la vida y obra del autor.

Sus padres se divorciaron en 1932 y se quedó con su madre, con la que se trasladó a Washington. De muy joven comenzó a leer y escribir ciencia ficción y en su adolescencia publicó regularmente historias cortas en el Club de Autores Jóvenes, una columna del Berkeley Gazette. Durante estos años su salud no fue buena, sufría frecuentes ataques de asma y periodos de fobia a los espacios abiertos, que también Asimov padeció, aunque en menor medida.

Su interés por la ciencia-ficción disminuyó cuando acabó sus estudios secundarios y, a los 18 años, dejó a su madre. Entre tanto, continuó en contacto con la comunidad intelectual de Berkeley mientras trabajaba como dependiente. Durante este periodo sus gustos literarios se hicieron más exquisitos. En 1948, con solo veinte años, contrajo el que fue el primero de un total de cinco matrimonios.

Después de vender varios relatos a las más importantes revistas pulp de ciencia-ficción de aquella época, tomó en 1951 la decisión de dedicarse al oficio de escritor a tiempo completo. En 1952 su primer cuento apareció en Planet Stories, uno de los más famosos pulps, publicaciones populares bautizadas así por la calidad inferior del papel (pulpa), en una época en que éstos ya declinaban para dar paso a revistas con un estilo de ciencia ficción más sofisticado como Galaxy y Fantasy and Science Fiction. En éstas publicó más de dos docenas de cuentos en tres años, y se las arregló para incluir en ellos, a pesar de las presiones editoriales, muchas de sus obsesiones personales, como los mundos psíquicos o paralelos, los androides, las deidades malévolas y los seres extraterrestres absurdos.

Escribió varias novelas de ciencia-ficción durante la década de los 50, pero con todo, sus intentos por publicar novelas de no ficción fue un rotundo fracaso. Su primer éxito fue la novela Lotería Solar, en 1954, iniciando así una muy prolífica carrera como escritor de ciencia-ficción. El punto álgido fue la concesión del premio Hugo por la novela El hombre en el castillo, en 1962, novela en la que se puede apreciar en su total magnitud la profunda dimensión humana que caracterizará la obra de Dick, quien comienza a interiorizarse de manera creciente en los problemas filosóficos que plantea la temática de la ciencia ficción, tratados desde las más diversas perspectivas. Otras obras como Tiempo de Marte, y Los tres estigmas de Palmer Eldricht (1964, The three stigmata of Palmer Eldritch), fueron escritas durante aquel periodo.

Retirado en una cabaña alquilada al sheriff local para alejarse de sus conflictos domésticos, escribió once novelas entre 1963 y 1964. Establecido en San Francisco en 1964, empezaron sus experimentos con las drogas, en concreto el LSD, iniciado por escritores como Jack Newkon y Ray Nelson. Como otros muchos durante los sesenta, experimentó con muchas drogas, pero lo que más le afectó a todos los niveles fue su adicción a las anfetaminas. Un excelente libro basado en el estilo de vida de los yonkis, es su novela Una mirada a la oscuridad. La adicción le produjo serios problemas durante los 60, incluyendo el divorció de Nancy Hackett su cuarta esposa. Dick, que siempre fue un prolífico escritor, no volvió a producir nada hasta 1973.

Después de una tentativa de suicidio y una corta estancia en un centro de rehabilitación, volvió a reencontrarse a si mismo. Es un lugar común el decir que Philip K. Dick era esquizofrénico, entre otras cosas, porque el lo reconoció en Una mirada a la oscuridad en particular y en otras muchas ocasiones.

Su literatura parece en ocasiones escrita por un paranoico y sus angustiosos entornos, como en Ubik y en Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, parecen visiones esquizoides puras, aunque probablemente tengan mas que ver con el uso de alucinógenos que con la enfermedad mental. Una de sus mayores virtudes es que produjo ciencia ficción seria y, sobre todo asequible, para el gran público. Fue un escritor consistente y brillante, y de los más originales del género. Curiosamente, es un autor mucho más apreciado en Europa que en los propios Estados Unidos, habiendo países, donde es el escritor de ciencia-ficción por excelencia, en detrimento de otros ilustres como Asimov, Clarke o Bradbury.En cualquier caso Dick es un autor controvertido, siendo sorprendente para algunos críticos que, habiéndose especializado en la irracionalidad, en el seno de una literatura tan básicamente apartada de ella como es la ciencia-ficción, haya tenido un reconocimiento tan profundo, que por otro lado le llegó a título póstumo, puesto que en vida sólo recibió el Hugo por El hombre en el castillo y el John Campbell Memorial por Fluyan mis lágrimas, dijo el policía (1974).

En novelas como ¿Sueñan Los Androides con Ovejas Eléctricas? (1968), el escritor no deja de señalar la crueldad de un creador que induce a sus criaturas a tener apetitos y aspiraciones imposibles de satisfacer. Con una prosa escasamente pulida y una fértil imaginación, ha conjurado algunos de los universos más vívidos y extraños de la ciencia ficción contemporánea, sin dejar por ello de estar comprometido con la psicología de sus personajes, en su mayoría antihéroes que deben luchar, como todos nosotros y desde su esencial fragilidad, contra los impredecibles designios de un plan universal que nunca se les termina de revelar.

Murió en 1982, de un fallo cardiaco, a la edad de 53 años, dejando un libro inacabado y, sin duda, muchas ideas sin desarrollar. Tampoco llegó a ver el estreno de la primera adaptación de su obra al cine; Blade Runner, basada en su novela ¿Sueñan Los Androides con Ovejas Eléctricas?.

Desde su muerte se ha acrecentado notablemente el interés académico y del público en general por su obra, y en 1983 se instituyeron la Philip K. Dick Society y el premio Philip K. Dick Memorial a la mejor novela original editada en edición de bolsillo. Dos años más tarde, se le otorgó el premio Gigamesh, por su novela La transmigración de Timothy Archer (1982).

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