jueves, 28 de abril de 2011

En busca del silencio

(...) En vía de extinción, el silencio es ya una rareza que pocos ambientalistas han volteado a mirar. En puntas de pie, la autora de este texto acompaña a Gordon Hempton en su fantástica tarea de hallar los espacios que aún sobreviven a la imparable expansión de los sonidos humanos.

En busca del silencio

(...) “El silencio es como arena que limpia”, me dice. “Cuando estás calmado, el silencio vuela hacia tu mente y empieza a borrar todo lo que no es importante”. Lo que queda entonces es lo que es real: conciencia en estado puro, y también las preguntas más profundas.

Años atrás Gordon era un estudiante de botánica en Winsconsin. Una vez iba en su automóvil regresando de la Costa Oeste, cayó la noche y decidió parar a dormir en un campo de maíz en Iowa. Acostado en la tierra, escuchó a los grillos haciendo crujidos como de violín, y a los tallos de maíz rascándose contra sus hojas. Oyó un trueno retumbar. Los grillos y el maíz se callaron. Cayó la lluvia. Empezó a escuchar cómo las gotas de agua penetraban el suelo y cómo el granizo sacudía los tallos. Más tarde el trueno volvió a sonar, solo que más lejos, y los grillos volvieron a cantar.

¿Cómo era posible que antes él no hubiera oído, realmente oído, los sonidos de la tierra? Desde esa noche en adelante sintió que no quería hacer nada más que escuchar. ¿Cómo debía vivir su vida? “Lo que viniera para mí”, me contó, “tenía que estar a la altura de la honestidad de aquella noche” (...)

Kathleen Dean Moore. El Malpensante.com








 Fotografía kobreguide.comhttp://www.soundtracker.com/

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