Molinos de agua en Asturias
Francisco Granda Fondón
Asturias es una región con abundancia de precipitaciones, además de una orografía abrupta con importantes cadenas montañosas próximas a la costa, dando lugar a múltiples cauces de pequeños ríos, que en cortos trayectos vierten sus aguas al Cantábrico. Las precipitaciones en forma de nieve del largo invierno y las bajas temperaturas hacen de la cordillera cantábrica un importante almacén de agua que regará los valles por medio de ríos y regatos durante los periodos de primavera y estío, por lo que estos cauces, aunque con oscilaciones, son bastante constantes todo el año.
En estas condiciones no es de extrañar que sea Asturias una región en la que los ingenios hidráulicos proliferen desde tiempos muy remotos. Se trata de maquinas movidas por la fuerza del agua que desempeñan muy variadas funciones: mazos o pilones que en las ferrerías golpean el hierro candente para darle la forma deseada, trillones o batanes que mazan el tejido de lana, piedras de afilar, y ya en tiempos mucho más recientes centrales hidroeléctricas. Pero entre todos los ingenios que precisan el agua como fuerza motriz, es el molino el que más abunda.
Breve historia
Desde que el hombre cultiva la tierra y produce cereales para su alimentación y la de su ganado, se ve en la necesidad de hacer harina a partir del grano. Esta operación la realiza en principio manualmente machacando el grano entre dos piedras, pero enseguida mejora el sistema para obtener un mayor rendimiento. En principio los molinos empleados eran movidos por personas o animales, fueron los denominados "molinos de sangre". (Fig. 1 y 2)
Figuras 1 y 2: Molino de sangre y sección del mismo.
El molino hidráulico tiene probablemente su origen en Oriente Próximo y Asia Menor, donde ya se utilizaban en los siglos 3 ó 4 a.C. En España y por supuesto en Asturias, zona muy propicia para este ingenio, se supone que en el siglo VIII ya funcionaban bastantes de estos molinos. La mayoría de los molinos especialmente los de la cordillera Cantábrica, son molinos de rueda horizontal o molinos de rodezno, mas adecuados a las características de los pequeños cauces de nuestros ríos que los de aceña, que utilizan una rueda vertical y precisan mayores cauces.
Estos molinos de aceña, cuyo uso se extiende por España -salvo en la cordillera Cantábrica- con el régimen feudal, son descritos por Marco Vitrubio en el año 27 a.C. de forma muy precisa, lo que nos da una clara idea de la antigüedad de este fabuloso ingenio hidráulico. Dice Marco Vitrubio en su "Tratado de Arquitectura": También giran así las ruedas de las aceñas las quales al cabo del exe llevan unido un tímpano dentado, puesto verticalmente, que gira con la rueda: junto a este tímpano se coloca horizontalmente otro mayor, cuyo exe tendrá en su tope superior la grapa de hierro que rige la muela. De esta forma los dientes del tímpano que tiene el exe, mordiendo los del horizontal, hacen girar la muela; y suministrando la tolva templadamente su cibera, el giro mismo despide la harina. (Fig. 3)
Fig. 3, Esquema correspondiente al molino de aceña descrito por Marco Vitrubio en el año 27 a. de C.
Los molinos que hoy en día se conservan en Asturias tienen un origen difícil de precisar, pues de muy pocos se conoce su fecha de construcción. Es de suponer que una buena parte de ellos hayan sido construidos en el siglo XVII debido a la aparición en Asturias del cultivo del maíz, que rápidamente se generaliza y ocupa un lugar importante dentro del sistema productivo del campo asturiano.
En todo caso cuando a los pocos molineros que quedan se les pregunta por la antigüedad de su molino la respuesta es bastante común: "ye mui vieyu... equí ya molió mio güelu y paezmi que tamién so padre... tien munchísimos años". Sólo los que se construyen a finales del siglo XIX y principios del XX aportan datos precisos sobre la fecha.
Podemos afirmar que hasta bien entrado el presente siglo eran miles los molinos que funcionaban en Asturias. La casi totalidad empleaban el sistema de rodezno y podían tener entre uno y seis molares.
Hasta la llegada del maíz de América, y su implantación casi generalizada en Asturias en el siglo XVII, una parte importante de la tierra cultivable se dedicaba a la producción cerealista, siendo el trigo, el mijo, la escanda y el panizo los cultivos de este tipo mas usuales. Los molinos se dedicaban a moler estos cereales, utilizándose la harina, en mayor medida, para consumo humano. A partir del siglo XVII el maíz es el cereal más común, mientras queda muy reducida la producción de trigo y escanda, por su inferior rendimiento, y desaparece en la práctica la de mijo y panizo.
Algunos molinos eran de propiedad privada, en cuyo caso el propietario se quedaba con una cantidad de grano por el trabajo realizado; esta era una cantidad mas o menos fija aplicada mediante una medida por saco de grano que se llevaba a moler y se denominaba maquila. Otros molinos eran de varios propietarios que se turnaban a la hora de moler, estableciendo un turno de uso, por lo que fueron denominados molinos de vecera. Los grandes molinos eran frecuentemente propiedad de monasterios y mayorazgos, y además de moler su propio grano sacaban un buen rendimiento "maquilando" a los pequeños agricultores, que entre rentas - eran pocos los agricultores que tenían en propiedad las tierras explotadas - y "maquilas" veían reducidas de forma importante sus pequeñas cosechas.
Encuentro con el molín.
Siguiendo el cauce de cualquiera de nuestros ríos o riegas, allí donde encontramos el aguaremansada por una presa y siguiendo la estrecha canal que se deriva, en parajes frondosos, poblados de manzanos, alisos, fresnos, cerezos y avellanos, allí donde el rumor del agua invita a ayalgas, xanas y espumeros, se encuentran los molinos. Son espacios un poco míticos, de los que surge su estructura pétrea y centenaria entre una naturaleza rebosante de agua y vegetación.
El molino tiene un encanto especial para los que, cuando llevábamos la saca con el maíz a moler, recordamos el rumor del agua al acercarnos, el ruido sordo y monótono de las muelas al girar triturando el grano entre ellas, el agradable calor que hacía en la sala del molino propiciado por el rozamiento de las muelas, la atmósfera densa del polvillo de harina en suspensión que se anclaba en las telas de araña -siempre beneficiosas ya que las arañas se comen las mariposas de la polilla que ataca al grano - y siempre una sensación de tranquilidad que da un lugar por el que han pasado muchos años y donde unas ruedas giran incansablemente día tras día.
El "molín" nos ofrece siempre una estampa de gran belleza no sólo por su entorno sino también por su forma. Una pequeña construcción aprovechando un desnivel del terreno, por lo general de una planta, en la que entra el agua por la parte alta -el cubo- y sale por la parte inferior, abierta muchas veces en forma de arco de piedra -el infierno-.
Es frecuente que utilizando un mismo cauce de río o regato se hallen varios molinos, en ocasiones muy cerca unos de otros. En algunos casos el mismo estanco recoge el agua del cauce del río para derivarlo hacia un molino, y el agua que sale de este se canaliza hacia un segundo molino, dándole dos usos a un mismo caudal antes de revertirlo al río.
Los tipos de molinos
Como ya hemos indicado son los molinos de rodezno o rueda horizontal los más usuales en Asturias.
Estos pueden tener entre uno y seis molares, siendo los mas frecuentes los de uno o dos rodeznos que mueven los respectivos molares.
Lo más común es que el molino fuese una construcción aislada constituida por una sola sala y el molinero o molinera viviese en un lugar cercano. Pero también encontramos muchos molinos que en una planta superior disponen de la vivienda del molinero, en cuyo caso su tarea resultaba mucho más cómoda.
En cualquier caso el molino tiene tres partes bien diferenciadas: la canal y el cubo que junto con el estanco constituyen el sistema de acometida del agua, la sala del molino y el infierno o parte inferior. (Fig. 4 y 5)
Figura 4: Sección de un pequeño molino de un solo rodezno. 1- Presa. 2- Cubo. 3- Salibu.
Figura 5: Fachada del infierno con arcada.
Los molinos suelen estar separados convenientemente del cauce del río para evitar las inundaciones que provocarían las frecuentes crecidas. El agua es recogida en el cauce del río por el estanco que lo remansa y desde donde se deriva por un canal -presa- hasta el molino. Esta presa conduce el agua con un suave pendiente hasta la parte alta del molino en el que penetra por el cubo, conducción lateral con una caída de unos dos o tres metros y que tiene en su parte inferior una estrecha salida -el salibu- por la que el agua sale con la presión suficiente para, al golpear en los canxilones, mover el rodezno -rueda horizontal que se encuentra en la parte inferior-. El rodezno hace girar el eje vertical -árbol- que a su vez trasmite este giro a la
muela superior -volandera-.
Otro tipo de molino es el de rueda vertical o de aceña, del cual han existido en Asturias muy pocos y no podemos citar ninguno que perdure en la actualidad. En estos la rueda motriz se sitúa verticalmente, en l parte exterior lateral del molino, la cual transmite el giro a un eje horizontal; este giro debe transformarse en uno de eje vertical por un sistema similar al descrito por Marco Vitrubio, ya citado anteriormente. Son más complejos que los de rodezno y probablemente por ello no han proliferado en nuestra región.
Sin ser muy abundantes, existieron en Asturias varios molinos que utilizaban agua de mar para realizar su función, eran los molinos de mareas. Se construyeron en zonas en las que la cuenca hidrográfica era escasa, allí donde los molinos tradicionales de rodezno eran insuficientes para atender la demanda molinera de la comarca. Se encuentran en zonas de ría o pequeñas dársenas naturales, resguardados del oleaje. La sala del molino se halla situada sobre un grueso muro de piedra. El muro tiene una compuerta que hace de cierre de la dársena en la que el agua se almacena durante la pleamar. Durante la bajamar el molino funciona con el agua que va soltando, que se encuentra apresada en la dársena, de modo similar a como lo hacen los molinos de rodezno.
Quedan restos de este tipo en Buelna (Llanes), también en la ría de Villaviciosa (La Enciena) y en Barres (Castropol). Este último dejó de moler en el año 1917. Su actual dueño nos relataba lo que sigue, que es una muestra de la frecuente relación entre molinos y mitos: "en la zona había un campesino ya mayor, que vivía sólo, y después de realizar sus tareas agrícolas cotidianas, al atardecer se situaba en un alto cercano a la ría y también al molino de As Acías y tañía un trozo de rail hasta bien entrada la noche. El objeto era guiar a "La Santa Compaña" hasta que ésta se adentraba en la ría y desaparecía. La molinera, que tan sólo tenía quince años, cuando la bajamar coincidía con la noche, pasaba un miedo tremendo".
Partes y funcionamiento del molino de rodezno.
En la sala del molino se halla el sistema de alimentación constituido por la monxeca o tremoria, especie de tolva con capacidad entre 50 y 200 Kg, según el molino. La monxeca puede tener forma de tronco piramidal cuadrada e invertida, si bien las más antiguas han sido fabricadas burdamente con madera poco trabajada y presentan una forma un tanto irregular. La monxeca presenta una pequeña abertura en su parte inferior por la que cae el grano en la canalexa o escorniellu cuya finalidad es la de conducir y graduar la cantidad de grano que se ha de depositar en el agujero de la muela. Para ello tiene un simple dispositivo que le permite presionar más o menos la parte inferior de la monxeca. (Fig. 6). La canalexa tiene una vibración constante producida por el molinillo o trabayuela que hace que el grano en su movimiento caiga entre las muelas. (Fig. 7)
Figura 6, a la izquierda: Detalle de tremoria o monxeca, colocada sobre el bombo o caxón, con un sistema para regular la inclinación de la canalexa.
Figura 7: Detalle de canalexa y trabayuela: 1- Canalexa. 2-Trabayuela. 3- Güeyu.
El grano se muele entre dos piedras circulares, la superior -muela o volandera- gira sobre la inferior -frayón- que permanece estática. Ambas, volandera y frayón, presentan unos rebajes a modo de radios que deben ser picados con cierta periodicidad, siendo esta una de las labores de mantenimiento que debe realizar el molinero.
Vente conmigo al molino
y serás la molinera
echarás el maíz en la monxeca
mientras yo pico la muela.
Para realizar la operación de picado de la muela y el frayón es necesario levantar la volandera, operación que se realiza con la ayuda de la cabria o burru que, a modo de una gran tenaza, permite sacar la muela de su posición habitual y voltearla. (Fig. 8)
Es esta una operación que requiere cierta destreza, aunque en ocasiones la puedan realizar molineras inexpertas, como relataba la molinera de Santianes de Ola:
"mio hermana y yo yeramos unes neñes, y vieno una vecina
a que-y moliésemos una saca de maiz; y aunque mio má mos
había encamentáu que no echaramos a andar el molín,
vímonos cásique na obligación d'atender a la vecina. El
maíz estaba pocu curáu y féxose una pasta entre los radios
de les mueles que cegó el molín. Entós, pa que mio má no
s'enterara, neñes como yeramos y sin habelo jacíu nunca
picamos el molín. Nun quedó del tou mal, .... o por lo
menos naide se quexó".
Fig. 8: Cabria, burru o guindastre para levantar la muela.
El grano, que se cuela entre las dos piedras por la ranura de los radios, es triturado en el giro transformándose en fina harina. Con el mismo giro la harina sale despedida de entre las dos ruedas y es recogida en el banzal o brandal. (Fig. 9)
Fig. 9: Detalle de muela y banzal: 1- Muela o volandera. 2- Banzal.
En la parte inferior, debajo de la sala del molino, se encuentra el infiernu. Es esta una cavidad en la que se aloja el sistema motriz que presenta hacia el exterior una gran abertura por la que ha de salir despedida el agua; esta abertura puede ser en forma de arco o recta, y confiere a la construcción una peculiar estética.
Todo el sistema motriz se encuentra situado sobre el puente. Se trata de un tablón o viga de hierro que se apoya por un extremo en el suelo mientras que el otro se halla sujeto por una varilla de hierro que llega a la sala del molino. La altura de esta barra de hierro se puede regular por algún sistema y con ello se puede controlar la aproximación entre las piedras del molino para que este muela más o menos fino.
Fig. 10: Maquinaria del molino: 1- Tremoria. 2- Cabria. 3- Canalexa. 4- Trabayuela. 5- Muela. - 6- Frayón. 7- Árbol. 8- Aliviu. 9- Rodezno. 10- Puente.
Fig. 11: Sección de la maquinaria del molino: 1- Peón. 2- Peonera. 3- Inera. 4- Bombo. 5- Muela. - 6- Frayón. 7- Árbol. 8- Aliviu. 9- Rodezno. 10- Puente.
Sobre el puente se apoya el árbol rematado en su parte inferior por el peón, -pequeña pieza puntiaguda sobre la que ha de girar-. El peón realiza su giro sobre la peonera, pieza con una oquedad en la que encaja el puntiagudo peón. Estas dos piezas suelen ser de hierro, aunque en los primeros molinos peón y peonera eran de piedra. El árbol es el eje de giro del rodezno, que se encuentra en su parte inferior. Elrodezno o rodete tiene una serie de cazoletas llamadas canxilones, sobre las que incide el agua que sale por el salibu, lo que hace que este sistema gire a una velocidad que se puede controlar graduando la cantidad de agua. El rodezno en los primitivos molinos era de madera, costosamente realizado a base de azuela, que en constante contacto con el agua debería ser reparado frecuentemente. Por ello, en cuanto abundaron las ferrerías, fue sustituido el rodezno de madera por el de hierro, más duradero y de fácil fabricación. Con el rodezno gira el árbol que en su parte superior lleva la inera, pieza que encaja en el centro de la volandera y transmite el giro a esta. (Fig. 10 y 11)
Fig. 12: Tremoria sobre el bombo que cubre las muelas.
En el exterior encontramos la conducción de agua hasta el molino. A veces, sobre todo en pequeños regatos, el molino se halla muy cerca del cauce de agua, pero por lo general suele estar a una distancia considerable del río que le suministra. La causa de esta separación del cauce es evitar las posibles inundaciones que se podrían producir con las crecidas del río, muy frecuentes en una región de abundantes lluvias a las que se suman en ocasiones los deshielos de las altas cumbres de la cordillera. Aún así hay datos que informan de "riadas" que afectaron a algunos molinos, tal es el caso del molín de Corao que hubo de ser reconstruido en 1828 al verse parcialmente destruido por una de esas "riadas", llegando el agua a cubrir las muelas en la sala del molino. (Fig 12)
El agua del río o regato es remansada en el estancu que es una pequeña presa con el fin de desviarla hacia el molino. Del estancu arranca la canal que conduce el agua hasta el molino. Esta conducción, que suele ser realizada con muro de piedra y puede llegar a tener un km. de longitud, avanza en ligera pendiente de modo que al llegar al molino alcance una altura de, al menos, dos o tres metros por encima del rodezno.
De este modo es frecuente encontrar una especie de muro que sobresale por encima del tejado del molino:
es la parte final de la canal que termina en un depósito tronco piramidal - cubo - , aunque en algún caso puede ser tronco cónico, y que almacena una considerable cantidad de agua que saldrá dirigida hacia el rodezno.
Una de las tareas frecuentes que debe realizar el molinero es la limpieza periódica de la canal y el estanco, debido a la maleza, hojas y ramas que se almacenan en la misma, y que pueden obstruir el paso del agua.
El tipo de molino más común es el de una sóla muela albergada en un pequeña contrucción de piedra con techo de teja o pizarra, según las zonas, en cuyo interior se sitúan los mecanismos básicos descritos anteriormente. Es frecuente encontrar molinos con dos rodetes que mueven sendas muelas, dedicadas cada una a moler distinto tipo de cereal, por lo general una para el trigo y otra para el maíz. Más raros resultan los molinos con tres o cuatro molares, encontrándose estos, en todo caso, en cauces de ríos relativamente caudalosos, que les aseguren el funcionamientos constante durante todo el año, al rentabilizar así la importante inversión que supuso su construcción. Muy pocas veces nos encontraremos con molinosde río de más de cuatro molares; la causa puede imputarse, además de lo caro que resultase su construcción, a la poca rentabilidad que se obtendría por existir en la zona otros muchos que le restarían clientela. No obstante, merece citarse aquí el molín de Porcía, que tiene seis muelas con sus respectivos rodeznos.
Variantes del molino de rodezno
El agua es un bien abundante en nuestra región, a pesar de lo cual, algunos ríos y regatos ven mermado su caudal de forma considerable en periodos de sequía. Esta circunstancia daba lugar a que algunos molinos tuviesen que frenar su actividad cuando el agua escaseaba. En estos casos era frecuente que moliesen a "cubaes"; esto suponía que se cerraba la salida del agua del molino para que se llenase la presa y el cubo, y una vez llenos se iniciaba el trabajo del molín hasta que se agotaba, procediendo nuevamente al cierre para volverlos a llenar. El buen aprovechamiento del agua era muy importante para lograr con ello un mayor periodo de funcionamiento.
A finales del siglo XIX la industrialización aporta mecanismos que mejoran el rendimiento de los molinos, y se consigue moler con menos cantidad de agua. En Fríes, concejo de Ribadesella, encontramos un "molín" construido en 1890, de un sólo rodezno con seis inyectores o boquillas que dirigen un fino chorro de agua hacia los canxilones, logrando de este modo un buen aprovechamiento del agua. Además el único rodezno transmite su giro mediante un eje vertical de hierro a un sistema de grandes engranajes que se hallan por debajo de la sala del molino y desde allí se distribuye para mover los dos molares existentes en la sala del molino.
Una variante de los de rodezno son los molinos de turbina, con los que se logra un buen rendimiento. Se construyeron con este sistema algunos en Asturias a finales del siglo XIX. El agua que llega por la presa inunda un habitáculo, con una capacidad de dos ó tres metros cúbicos de agua, que se encuentra en la parte baja del molino y cuya única salida es un sumidero en el fondo en el que se halla empotrada una turbina. La turbina gira por efecto de la presión del agua al salir, y transmite este giro a través de un eje vertical de hierro. Por lo demás el sistema es similar al de los molinos de rodezno. De este tipo encontramos, aún en funcionamiento el "molín" de Traviesa, en Tornín, en el concejo de Cangas de Onís.
Un caso especial lo constituyen los molinos de mareas que, como ya indicamos anteriormente, almacenan agua en una gran dársena durante la pleamar. Este tipo de molino sólo puede funcionar en la bajamar, mientras los rodeznos no se encuentran cubiertos de agua. Tienen una gran capacidad de almacenamiento de agua, pero de poco les serviría si no le pudiesen sacar un buen rendimiento, por lo que solían disponer de seis u ocho molares que funcionaban incansablemente mientras la marea se lo permitía.
Los molinos de mareas precisaban una importante inversión dada la envergadura de la obra que debía realizarse y que suponía construir largos muros de piedra para cerrar la dársena, los cuales debían tener un ancho suficiente para situar sobre ellos el edificio del molino. Esta es la causa de que hayan sido tan escasos y fuesen construidos sólo en aquellas zonas en las que el molín tradicional de río o regato no encontrase su lugar por la ausencia de estos cauces de agua o la irregularidad de los mismos, con largos periodos de escaso caudal.
Cuando nos aventuramos en el interior de alguno de los -cada vez más escasos- molinos que podemos encontrar en funcionamiento, o de algunos otros que ya parados funcionan ocasionalmente,hallaremos una serie de elementos que hacen que todos ellos mantengan un gran parecido. Sin embargo, a poco que agudicemos nuestra capacidad de observación, podremos encontrar algunas diferencias. Encontraremos molinos con la volandera descubierta en la que apreciamos el giro de la muela sobre una gran base de piedra y de entre ambas, muela y frayón, sale despedida la harina que es recogida en el banzal. En este tipo de molino la canalexa recibe el movimiento que le imprime la trabayuela - pieza de madera que se apoya sobre la parte superior y rugosa de la muela- .
En otros la volandera y el frayón se encuentran encerrados en un cajón de madera que puede tener forma cilíndrica o de prisma hexagonal u octogonal. (Fig.12). En estos, al quedar cubierta la muela, la función de la trabayuela la realiza el molinillo - eje vertical que gira con la muela, de forma irregular y que en su rozamiento con la canalexa hace vibrar a esta-.
En los primeros la monxeca suele estar sujeta de algún modo a la pared del molino, mientras que en los segundos se encuentra sobre una estructura, apoyada encima del cajón.
Si hay algo que haya desarrollado la inventiva es la necesidad perentoria y la escasez de medios. De esto saben mucho nuestros campesinos, los cuales han vivido con escasos instrumentos en un medio que ha precisado de creatividad práctica para mejorar unas condiciones de vida y de trabajo, que resultaban ser tremendamente duras. Algunos de estos campesinos eran los propietarios de los molinos y en ellos volcaron todo su ingenio y experiencia, para resolver distintos problemas y mejorar, en lo posible, haciéndolo mas cómodo, el sistema de trabajo.
Un problema se presentaba cuando no estaba el molinero en la sala del molino y se agotaba el grano que contenía la monxeca, con lo que el "molín" trabajaba en falso. En algunos molinos se resuelve esto mediante un pequeño depósito que se coloca en el fondo de la monxeca, unido a la paradoria por una cuerda, y que al quedar vacío detiene el molino, ya que mientras se encuentra lleno hace de contrapeso, manteniendo abierto el sistema de agua.
Un problema se presentaba cuando no estaba el molinero en la sala del molino y se agotaba el grano que contenía la monxeca, con lo que el "molín" trabajaba en falso. En algunos molinos se resuelve esto mediante un pequeño depósito que se coloca en el fondo de la monxeca, unido a la paradoria por una cuerda, y que al quedar vacío detiene el molino, ya que mientras se encuentra lleno hace de contrapeso, manteniendo abierto el sistema de agua.
La harina que recién molida entre las muelas cae al banzal contiene la cascarilla del cereal, por lo que, para el consumo humano, es preciso "peñerarla" haciéndola pasar por un cedazo. En algunos molinos podremos encontrar un gran cedazo que ocupa la parte alta del banzal, donde se regoge la harina; dicho cedazo recibe una vibración transmitida de algún modo desde el sistema de giro, que hace que la harina según sale despedida hacia el banzal sea tamizada.
Una variante del molino tradicional, que muele el cereal desgranado, es el molino de "panoyes", en el que se muelen las mazorcas de maíz enteras sin desgranar. Este molino tiene un sistema de funcionamiento casi igual a los tradicionales con la diferencia de que, en el agujero de la muela, existe un mecanismo que tritura previamente la mazorca, desmenuzándola antes para que posteriormente se pulverice entre las dos muelas. El resultado de esta "molienda" es una harina poco fina que se utilizará como pienso para los animales. Esta variante la encontramos solamente en aquellos molinos que disponen de muchos molares, pues como ya indicamos cada uno tiene una determinada función.
La tarea del molinero
El molinero realiza constantes tareas alrededor de su molino. Arranca el molino tirando de la paradoria. Cargará de maíz, trigo, escanda o cebada la tremoria. Regulará la inclinación de la canalexa, para controlar la cantidad de grano que caerá en el güeyu de la muela. Con el aliviu elevará más o menos lavolandera, regulando la aproximación entre las muelas, y consiguiendo darle a la harina mayor o menor finura. Recogerá la harina caída en el banzal para echarla en el saco y maquilará la parte que le corresponda por su trabajo.
En ocasiones, cuando la molienda es para consumo humano, peñerará la harina con el cedazo, separándola del salváu.
El molinero se siente orgulloso de su molino; tenga uno o varios molares, siempre hay uno que "da muy buena harina". Cuando la molienda es para hacer torta o boroña el molinero se esmera, muele despacio, con poca agua y aproxima bien las muelas, para que la harina salga fina.
La harina, sobre todo si el grano no está bien curado, queda adherida en las estrías de las muelas. Estos restos de harina -cincha- ciegan el "molín", por lo que hay que eliminarla mediante el picado de la volandera y el frayón. El molinero inicia esta tarea levantando la tremoria, y el caxón cuando la muela está cubierta, quedando a la vista las muelas. Sacará de su encaje la inera. Acercará entonces las tenazas de la cabria que encaja en los agujeros que a este fin tiene la volandera, y girando el gran volante elevara la muela sacándola hacia un lado. Podrá entonces voltearla para poner al descubierto el rayáu de la muela. Con paciencia, en una labor que le llevará varias horas, irá golpeando con el picu en las estrías eliminando los restos de la harina. Terminada de picar la volanderá hará lo mismo con el frayón.
El estancu y la presa deben mantenerse limpios, de lo contrario llegará poca agua al molino, o incluso puede que algún elemento extraño atasque el cubo inutilizando momentáneamente el "molín".
Normalmente el cubo tiene en su entrada una rejilla que impide el paso de porquería que pueda obstruirlo, pero aún así la limpieza de la presa es algo que hay que vigilar especialmente cuando se producen crecidas en el río y en la época de caída de la hoja.
Pero aún le queda alguna otra labor al molinero: debe controlar el estado del sistema motriz, el puente bien asentado, el rodezno bien nivelado con las péndolas en buen estado, el árbol sin holgura que pueda hacer necesario ajustar las pinas. En fin, un gran número de tareas que el molinero no debe descuidar para el buen funcionamiento del ingenio hidráulico.
El molín como centro de reunión
Cada vez que había que amasar en la casa, lo que se solía hacer cada cinco o seis días, era preciso ir al molín, que se convierte así en un lugar donde acudían periódicamente una parte de los lugareños. El tiempo de espera de aquel o aquella que llevaba el grano a moler era aprovechado en muchos casos para realizar transacciones, enterarse de lo acontecido en lugares vecinos o realizar cortejos cuando la ocasión lo propiciaba.
Los molinos no son casas
porque están por los regueros,
son cuartitos retirados
para los mozos solteros.
El cancionero popular se refiere frecuentemente a los amoríos del molín y en especial a los de la molinera.
Vengo de moler, morena
de los molinos de arriba,
dormí con la molinera,
olé olé,
no me cobró la maquila
que vengo de moler, morena.
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Si quieres que te corteje,
molinera de Sevares,
si quieres que te corteje
has de olvidar a quien sabes.
También el molinero aparece citado frecuentemente.
Debaxu del molinu,
leré leré
nació'l romeru leré
nació'l romeru leré
nació'l romeru leré leré leré.
¿Quién fuera cortexada,
quién fuera cortexada?
Del molineru leré
del molineru leré
del molineru leré leré leré.
Molín que mueles el trigo,
y agua que lo has de moler,
no y digas al molineru,
que lu quier otra muyer.
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Molinero, molinero
no vengas de noche a verme,
que estoy sola en el molino
y nos murmura la gente
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Si vienes a mi molino
solita te moleré;
si vienes a mi molino
yo no te maquilaré.
De cualquier modo el molino, como la fuente, es un lugar de coincidencia de jóvenes lugareños,
donde intimidan y cortejan.
Vente conmigo a la fuente
que está detrás del molino
y al son del agua que corre
háblame de tu cariño.
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Esta noche voy a ir
al molino, molinera,
a ver una niña rubia
que en el molino se queda.
Esta liberalidad amorosa del molino fue mal vista y duramente criticada por algún clérigo de la época. Fray Toribio de Pumarada y Toyos, en 1712, amenazaba a sus feligreses desde el púlpito con alguna frase como la que sigue: "Dormir al molino, como a casa del diablo". Quizás esta imprecación haya originado la denominación de infiernu asignada a la parte inferior del molino.
La riqueza del molín
En la Asturias de los siglos XVI y XVII los espacios dedicados al cultivo eran escasos y las cosechas, siempre condicionadas por las circunstancias meteorológicas, muy limitadas. De modo que los productos alimenticios apenas eran suficientes para atender las necesidades básicas de una población que se mostraba en constante crecimiento. A paliar en cierta forma esta situación de precariedad de alimentos contribuyó de forma efectiva el maíz como nuevo cereal traído de América en esas fechas. A pesar de ello la escasez de alimentos aparecía con frecuencia en muchos hogares, en los que se "pasaba fame". Un producto básico en la alimentación era el pan, de maíz (boroña), de centeno, de escanda y en contadas ocasiones de trigo. Y en buena lógica, si había una casa en la que el pan no faltaba era en la casa del "molín". Como ya indicamos el molinero, o molinera -que si hacemos caso del cancionero popular las había frecuentemente-, se quedaba con la maquila, esto es, una parte del grano que se llevaba a moler en concepto de pago. Parte de lo maquilado se consumía en casa del molinero y la otra parte se vendía o rentabilizaba de algún modo. Por todo ello la casa que tenía "molín" era una casa rica o así lo consideraban los campesinos que utilizaban sus servicios, que se sentían en ocasiones estafados en la maquila. Se refleja este sentir en el dicho que se le asigna al molinero o molinera cuando procede a iniciar el proceso de una molienda:
Bendígote saco
y tres maquiles te saco
échote ná monxeca
y allí ya veremos.
Son muchos los ejemplos que se pueden encontrar en el cancionero popular que manifiestan la riqueza del molín:
La molinera trae corales
y el molineru corbatín;
no se como da pa tantu
la tarabica del molín.
Gasta la molinera ricos pendientes,
del trigo que maquila a los clientes.
Gasta la molinera ricos zapatos,
del trigo que maquila a los rapazos.
Gasta la molinera ricos corales,
del trigo que maquila a los zagales.
En este mismo sentido nos relata Gabriel Traviesa (molinero de Tornín) una anécdota que le ocurrió a él mismo: "estando cambiando las ventanas del molín, paso por allí una mujer de Vis que sin muchos miramientos me dijo: Oye Gabriel, ¿eses ventanes tan guapes y tan fuertes son pa que no entren los ladrones... o pa que no salgan?"
La actualidad y el futuro
De los miles de molinos que funcionaron en Asturias hace algunos años, sólo unos cientos son los que hoy se encuentran en uso.
Muchos de los molinos, al dejar de ser rentables por la falta de trabajo, han sido abandonados a su suerte, y se han convertido poco a poco en ruinas invadidas por la maleza, fundiéndose con la naturaleza que les rodea hasta su total desaparición. Algunos otros han sido reconvertidos, dedicándolos a funciones diversas: pajares o almacenes, y cuando se encuentran integrados dentro de la propia vivienda pasan a constituir una pieza mas de la casa.
Ha habido algunos de gran envergadura, que por su capacidad de estanco y presa, han sido adquiridos por empresas eléctricas o particulares para transformarlos en pequeñas centrales eléctricas.
La especial ubicación que tienen muchos de los molinos ha dado lugar en los últimos años, a que sean muy demandados para su rehabilitación y reconversión en viviendas para los periodos de vacaciones y fines de semana.
Este tipo de reformas supone, en casi todos los casos, la desaparición del molino como tal, puesto que es preciso desmontar la sala del molino para su aprovechamiento con otros fines, aunque suele respetarse su peculiar estructura arquitectónica.
Algunos se mantienen en funcionamiento por el tesón y la añoranza de los viejos molineros y molineras, que a pesar de su escaso rendimiento y de las duras tareas de mantenimiento, se resisten a abandonar un ingenio hidráulico que han conocido desde su infancia, que ha sido un soporte más de su economía, al igual que de la de sus padres y de los padres de sus padres, hasta no recordar quién ni cuándo se molió el primer grano de trigo o escanda entre sus piedras centenarias.
En otros casos se mantienen en funcionamiento para el uso exclusivo de sus propietarios. Y también funcionan algunos molinos que, dada su capacidad, muelen cebada y maíz para la elaboración de piensos.
A todos los molineros y molineras que han sabido y han querido mantener estas reliquias, debemos darles las
gracias. Gracias por permitirnos ver hoy en uso un sistema que, sin apenas cambios, ha funcionado del mismo modo desde hace siglos.
Pero con los viejos molineros desaparecerán sin duda los pocos que se mantienen hoy en funcionamiento. Los actuales son los últimos molineros, pues será difícil que las generaciones futuras, sin la motivación que da la añoranza, mantengan una actividad escasamente rentable en un mundo en el que el económico es un aspecto primordial.
Asturias es, a pesar de todo, uno de los reductos en donde se mantienen, en muy buen estado de conservación y uso, un número nada despreciable de molinos de agua, siendo este un capital que deberíamos saber mantener.
Los molinos de agua necesitan ayuda y protección, y en ello deberían implicarse la Administración regional, las entidades locales y todo tipo de asociaciones y personas que sientan el molino como algo entrañable, mítico y que de algún modo nos acerca a nuestras raíces.
Vocabulario del molino
Los términos empleados en la denominación de las partes del molín y de las acciones que conlleva varían considerablemente dentro de Asturias, encontrando en ocasiones formas muy diferenciadas para una misma pieza. Aquí nos limitaremos a recoger las piezas más usuales y comunes a todos los molinos con sus variadas denominaciones.
En la sala del molino:
Tolva en la que se echa el grano: MONXECA, MOXEGA, TREMORIA, TREMOLIA.
Pequeña canal de madera a la que cae el grano desde la monxeca: CANALEXA, CANALETA, CANAREA, ESCORNIELLU, CUERNU.
Lugar o cavidad de la muela en la que cae el grano desde la canalexa: GÜEYU, GÜECHU.
Pieza unida a la canalexa que rozando sobre la muela hace vibrar la canalexa para que caiga el grano en el
güeyu: TRABAYUELA, TANZORIA, TARABICA, TARABICU, TALANDORIA.
Eje vertical que gira con la muela y hace la misma función que la trabayuela en los molinos que tienen cubierta la muela: MOLINILLO, MOLINETE, CHAMADOR.
Cajón de madera que cubre la muela: TAMBOR, BOMBU, CAXÓN.
Piedra circular superior: MUELA, VOLANDERA.
Piedra inferior: FRAYÓN, BARRANCO.
Cajón de madera en el que se recoge la harina: BANZAL, BRANDAL, BARANZAL, BRANDEIRU,
MURENDAL, MASEIRA.
Sistema para levantar la muela, formado por un pie de madera y dos arcos de hierro: CABRIA, BURRU,
GUINDASTRE, TORNU.
Parte central de la muela en la que encaja la inera: BULSE.
Parte superior del árbol que encaja en el bulse: INERA, PION, PUIN.
Sistema que permite controlar el grado de aproximación entre las dos muelas: ALIVIU.
Sistema que detiene o arranca el molino: PARADORIA.
En la parte inferior.
Recinto que se encuentra debajo de la sala del molino: INFIERNU.
Rueda metálica (inicialmente era de madera) sobre la que actúa el chorro de agua: RODEZNO, RODENU,
RODEDANU, RODETE, RODENDU, RODEÑU, RODIEZNU, PENDOLAR.
Cazoletas o palas del rodezno: CANXILONES, PÉNDOLES.
Eje de madera que une el rodezno con la muela: ÁRBOL, EXA, BARRÓN, FUSU.
Parte inferior del barrón sobre la que gira: GÜEVU, GUIXU, PEÓN, ESCALINA.
Tablón de madera o viga de hierro sobre la que se hinca perpendicularmente el barrón: PUENTE, MARRAN.
Pieza situada en el puente sobre la que gira el güevu: SAPA, PEONERA.
Salida de agua hacia el rodezno: SALIBU, SALÍU, SIPLO.
Sistema para desviar el agua que sale por el salibu: PARADORIA, PALADORIA, PUXADORIA.
La conducción del agua.
Lugar del río donde se estanca el agua para desviarlo hacia el molino: ESTANCU, CALCER, TRABENCO.
Conducción de agua desde el estancu hasta el molín: PRESA, CANAL.
Depósito en el que se acumula el agua a la entrada del molín: CUBU, CAMARAO.
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