jueves, 28 de octubre de 2010

La bella molinera

La bella molinera

Song Cycle by Franz Peter Schubert (1797-1828)
Original language: Die schöne Müllerin


1. Caminar

Caminar es el gozo del molinero,
¡caminar
ese debe ser mal molinero
que jamás pensó en caminar,
¡caminar!


Del agua lo hemos aprendido,
¡del agua!
No descansa ni de día ni de noche
está siempre deseosa de caminar,
¡el agua!


Lo copiamos también de las ruedas,
¡las ruedas!
No les gusta estar paradas
y ningún día se cansan de girar,
¡las ruedas!


Las piedras mismas tan pesadas como son,
¡las piedras!
bailan el animado baile
y quieren ser todavía más rápidas,
¡las piedras!


¡Oh caminar, caminar, mi gozo!
¡oh caminar!
Señor maestro y señora maestra,
dejadme continuar en paz mi camino
y caminar.

2. ¿A dónde?

Yo oí un arroyuelo murmurar
desde el manantial
hacia abajo, hacia el valle
tan fresco y maravillosamente claro.


No sé que sentí,
ni quién me aconsejó,
yo tuve también que bajar
con mi vara.


Hacia abajo y siempre adelante
y siempre tras el arroyo siguiendo
el curso del arroyo que cada vez murmuraba
más fresco y claro.


¿Es este entonces mi camino?
¡Oh arroyuelo! habla 191;a dónde?
Con tu murmullo
has embriagado mis sentidos.
¿Qué digo murmullo?
Esto no pueden ser murmullos.
Seguramente cantarán las náyades
allá abajo su canción.


¡Deja que canten, compañero, deja que murmuren
y camina alegremente detrás!
¡Pues las ruedas de un molino
giran en todo arroyo claro!

3. Alto

Un molino veo yo brillar
entre los alisos,
a través de murmullos y cantos
se oye el fragor de las ruedas.


¡Ah, bienvenido! ¡Bienvenido
dulce canto del molino!
¡Y la casa qué acogedora
y las ventanas qué relucientes!


¡Y el sol qué claro
en el cielo brilla!
¡Ay, arroyuelo, querido arroyuelo!
¿Era eso lo que me decías?

4. Agradecimiento al arroyo

¿Era eso lo que me decías,
mi susurrante amigo?
Tus cantos, tus sonidos...
¿Era eso lo que me decías?


¡Hacia la molinera!
¿Ese es el sentido?
¿Verdad, lo he entendido?
¡Hacia la molinera!


¿Te ha enviado ella?
¿O me has cautivado tú?
Eso quisiera yo saber
si ella te ha enviado.
Bueno, como quiera que sea, lo acepto.
Lo que busco lo he encontrado,
Pedí trabajo para mis manos y ahora tengo bastante,
también para mi corazón y ya tengo suficiente.

5. Tras la jornada

¡Si tuviera mil brazos
haría girar con energía las ruedas!
¡Si pudiera yo soplar a través de los bosques
podría mover todas las piedras!
Para que la bella molinera
viese mi fiel amor.


¡Ay, mi brazo es tan débil!
Lo que yo levanto, lo que yo llevo,
lo que yo corto, lo que yo talo,
cualquier muchacho puede hacerlo!


Y ahí estoy yo, sentado en el gran corro,
en el silencioso y fresco atardecer,
y el maestro nos dice a todos:
"vuestro trabajo me ha gustado"
y la amada muchacha nos dice:
"buenas noches a todos".

6. El curioso

No pregunto a ninguna flor

ni a ninguna estrella,
no pueden decirme
lo que desearía saber.

No soy tampoco jardinero,
las estrellas están muy altas,
a mi arroyuelo quiero preguntar
si me engañó el corazón.


¡Oh, arroyuelo amado!
¿Por qué estás hoy mudo!
Sólo quiero saber una cosa,
una palabrita.


¡Sí! es una de las palabritas
la otra es ¡No!
Ambas palabritas encierran
el mundo entero para mí.


¡Oh, arroyuelo amado
qué extraño estás!
No voy a decírselo a nadie
di, arroyuelo, ¿ella me ama?

7. Impaciencia

Lo grabaría con gusto en todas las cortezas de los árboles,
lo tallaría con gusto en todos las piedrecitas,
desearía sembrarlo en todos los frescos arriates
con semillas de berros, que crecen rápidamente,
en todos los papelitos en blanco desearía escribirlo:
¡Tuyo es mi corazón y lo será por siempre!


Desearía entrenar a un joven estornino,
hasta que dijese las palabras pura y claramente,
hasta que las dijese con el sonido de mi voz,
con el ardiente impulso de mi corazón entero;
entonces cantaría claramente a través de su ventana:
¡Tuyo es mi corazón y lo será por siempre!


¡A los vientos matutinos desearía contarlo!
¡Desearía que sonara por el bosque!
¡Ojalá cada flor en forma de estrella lo expresara con su brillo
y sus aromas llegaran hasta ella desde cerca y lejos!
Olas, ¿no sabéis hacer otra cosa que mover las ruedas?
¡Tuyo es mi corazón y lo será por siempre!


Creí que estaría en mi mirada,
en el ardor de mis mejillas,
que se leería en mi boca enmudecida,
que hasta la respiración se lo anunciaría;
pero ella no nota nada de todo este desasosiego,
¡Tuyo es mi corazón y lo será por siempre!

8. Saludo matutino

¡Buenos días, bella molinera!
¿Porqué escondes ahora tu cabecita
como si te hubiese pasado algo?
¿Te disgusta mi saludo tanto?
¿Te azora mi mirada tanto?
Entonces deberé volver a marcharme.


¡Oh déjame sólo permanecer a lo lejos,
hacia tu querida ventana mirar,
a lo lejos, muy a lo lejos!
¡Tú, cabecita rubia, sal fuera!
Salid fuera de vuestra puerta redonda
vosotros, azules estrellas de la mañana.


Vosotros, ojitos adormilados,
tristes como flores llenas de rocío,
¿Porqué os asustáis del sol?
¿La noche os hizo tanto bien
y por eso os cerráis, inclináis y lloráis
hacia su callada alegría?


Ahora romped la gasa del sueño,
y subid frescos y libres
hacia la clara mañana de Dios!
La alondra vuela por el aire;
y desde lo más hondo del corazón
llama el amor a penas y dolores.

9. Las flores del molinero

Junto al arroyo muchas florecillas
como claros y azules ojos miran;
el arroyo, él es el amigo del molinero
y claros y azules los ojos de mi amada brillan,
por eso son mis flores favoritas.


Bajo su ventanita
ahí plantaré las flores;
le dirán, cuando todo calle,
cuando su cabeza se incline para dormir,
lo que saben que yo siento.


Y cuando cierre los ojillos
y duerma en dulce, dulce reposo,
entonces susurradle como en un sueño: ¡No me olvides!
Esto es lo que yo siento.


Y cuando abra temprano las ventanas,
entonces miradla con mirada amorosa;
el rocío de vuestros ojillos deben ser mis lágrimas,
las derramaré sobre vosotras.

10. Lluvia de lágrimas

Estábamos tan dulcemente sentados juntos
en la fresca sombra del aliso,
mirábamos tan dulcemente juntos
hacia abajo, al susurrante arroyo.
La luna también llegó,
y las estrellitas detrás,
y mirábamos tan dulcemente juntos
el plateado espejo.


No veía la luna,
ni el brillo de las estrellas,
veía sólo su imagen,
y sólo sus ojos.
Y los veía saludar y mirar
desde el afortunado arroyo
las florecillas de la orilla, las azules
saludaban y miraban hacia ella.


Y en el arroyo hundido,
el cielo entero estaby quería llevarme con él
a sus profundidades.
Y sobre las nubes y estrellas
ahí susurraba alegre el arroyo
y llamaba con canciones y melodías:
¡compañero, compañero, sígueme!


Entonces mis ojos se empañaron
el espejo se rizó;
ella dijo:"llueve,
¡adiós! me voy a casa".

11. ¡Mía!

¡Arroyuelo, deja tu susurro!
¡Ruedas, dejad vuestro rugido!
Todos los alegres pajarillos del bosque,
grandes y pequeños,
terminad vuestra melodía;
Por todo
el bosque
hoy solo se oirá una rima:
¡la amada molinera es mía!
Mía!
Primavera, ¿son éstas todas tus florecillas?
Sol, ¿no tienes ningún rayo más brillante?
Ah, así que debo estar solo
con esta feliz palabra:"mía",
incomprendido por toda la Creación.

12. Pausa

Mi laúd he colgado de la pared,
lo he rodeado con una cinta verde.
No puedo cantar más, mi corazón está demasiado lleno,
No sé cómo vaciarlo en las rimas.
El más ardiente dolor de mis anhelos,
lo volcaba en mis canciones,
y cuando me lamentaba tan dulce y delicadamente
sentía que mis penas no eran tan pequeñas.
Ay, qué grande es el peso de mi felicidad,
ningún sonido sobre la tierra puede expresarlo.


¡Ahora, querido laúd, descansa aquí colgado del clavo!
¡Y cuando una brisa toque tus cuerdas
y una abeja las roce con sus alas,
entonces sentiré temor y me estremeceré!
¿Por qué dejé la cinta colgando tanto tiempo?
A menudo roza las cuerdas con sonido de suspiro.
¿Es el eco de mis penas de amor
o el prólogo de nuevas canciones?

13. Con la cinta verde del laúd

"Lástima la hermosa cinta verde
que pierde su color aquí en la pared,
me gusta tanto el verde..."
Así me dijiste hoy, amada;
enseguida la descolgué y te la mandé:
ahora disfrutarás del verde!


Aunque tu amado es todo blanco,
también el verde tiene su premio
y también a mí me gusta.
¡Porque nuestro amor es siempre verde,
porque verdes florecen las lejanas esperanzas,
por eso nos gusta tanto!


Ahora anuda tus rizos,
con la verde cinta, de forma graciosa;
tanto te gusta el verde.
¡Así sabré dónde vive la esperanza,
así sabré dónde tiene su trono el amor,
así disfrutaré del verde!

14. El cazador

¿Qué busca el cazador en el molino del arroyo?
¡Permanece, obstinado cazador, en tu terreno!
Aquí no hay ningún venado que cazar para ti,
aquí vive sólo un corcillo manso para mí.
Y si quieres ver al cariñoso corcillo,
deja tus carabinas en el bosque
y deja tus perros que gruñan en casa,
y haz que el cuerno no suene y retumbe,
y afeita de tu barba el pelo enredado,
o asustarás al corcillo en su jardín.


Pero lo mejor sería que también tu te quedaras en el bosque
y dejaras a molineros y molinos en paz.
¿Que hacen los pececillos en los verdes ramajes?
¿Qué hará la ardilla en el estanque azulado?
Entonces quédate, obstinado cazador, en el bosque,
y déjame, con mis tres ruedas, solo;
y si quieres hacerte agradable a mi tesoro,
te diré, amigo, lo que apena a su corazoncito:
los jabalíes, que salen por la noche del bosque
y entran en su huerto de coles
y pisotean y destrozan el campo;
los jabalíes ¡mátalos heroico cazador!

15. Celos y orgullo

¿Dónde vas tan rápido, rizado y agitado mi querido arroyo?
¿Sigues, lleno de ira, al desvergonzado hermano cazador?
Regresa y riñe primero a tu molinera
por su ligero, pícaro y pequeño coqueteo. ¡regresa!


¿La viste ayer por la tarde de pie en la puerta de la ciudad,
con el cuello estirado mirando el gran camino?
Cuando, de la caza, el cazador regresa contento a casa,
ninguna chica honesta asoma la cabeza por la ventana.


¡Ve, arroyuelo, y dile esto; pero no le cuentes
ninguna palabra de la tristeza de mi cara;
dile: se talla junto a mí una flauta de caña
y toca, a los niños, bellas danzas y canciones

16. El querido color

Me vestiré de verde,
como los verdes sauces llorones
a mi tesoro le gusta tanto el verde.
Buscaré un bosque de cipreses,
una campiña de verde romero
a mi tesoro le gusta tanto el verde.


¡Adelante a la alegre cacería!
¡Adelante por prados y bosques!
a mi tesoro le gusta tanto la caza.
El venado que yo cazo es la muerte,
a los campos les llamo penas de amor:
a mi tesoro le gusta tanto la caza.


¡Cavadme una tumba en el prado,
tapadme con verde césped!
a mi tesoro le gusta tanto el verde.
Ninguna crucecita negra, ninguna florecilla de colores,
verde, todo verde alrededor:
a mi tesoro le gusta tanto el verde.

17. El malvado color maligno

¡Querría recorrer el mundo,
el ancho mundo;
si sólo no hubiera tanto verde,
allí fuera en bosques y campos!

¡Querría todas las hojas verdes
arrancar de cada rama,
querría sobre toda la verde hierba
llorar hasta que empalideciera!

¡Ah, verde, color malvado!
¿por qué me miras siempre
tan orgulloso, tan osado, tan malicioso,
a mí, pobre hombre blanco?

Querría yacer ante su puerta
con tempestades, lluvias y nieves,
y cantar muy quedo día y noche
solo una palabrita: ¡adiós!

Escucha, cuando en el bosque resuene un cuerno de caza,
suena su ventanita,
y aunque no mire hacia mí,
yo puedo mirar hacia adentro.

Oh, quítate de la frente
la verde cinta;
¡Adiós, adiós! y ¡tiéndeme
como despedida tu mano!

18. Flores secas

Vosotras, todas las florecillas que ella me dio
a vosotras deben poneros en mi tumba.
¿Cómo me miráis todas tan tristes,
como si supierais lo que me pasa?
Vosotras, florecillas todas, ¿cómo estáis tan mustias, tan pálidas?
Vosotras, florecillas todas, ¿cómo tan mojadas?


Ah, las lágrimas no hacen que brote el verde de mayo,
ni hacen florecer de nuevo el amor muerto,
y la primavera vendrá y el invierno se irá,
y las florecillas saldrán en la hierba,
y las florecillas llenarán mi tumba,
las florecillas todas, las que ella me dio.


Y cuando ella pase por la colina
y piense en su corazón: ¡era fiel!
¡Entonces florecillas todas, salid, salid!
¡Mayo ha venido, el invierno se fue!

19. El molinero y el arroyo

El molinero:
Donde un fiel corazón muere de amor
ahí se marchitan las lilas en cada arriate;
ahí debe esconderse, tras las nubes, la luna llena,
para que no vean sus lágrimas los hombres;
¡ahí los angelitos se tapan los ojos
¡y lloran y cantan para calmar el alma!


El arroyo:
Y cuando el amor se deshace del dolor,
una estrellita nueva, brilla en el cielo,
nacen tres rosas, medio rojas y medio blancas,
entre las ramas de espinas, que ya no se marchitarán;
y los angelitos se cortan las alas
y bajan todas las mañanas a la tierra


El molinero:
Ah, arroyuelo, querido arroyuelo, tu intención es tan buena;
ah arroyuelo, pero ¿sabes tú lo que el amor hace?
¡Ah abajo, ahí abajo el descanso es fresco!
Ah arroyuelo, querido arroyuelo, sigue cantando.

20. Nana del arroyo

¡Buen descanso, buen descanso!
¡Cierra los ojos!
Caminante cansado, estás en casa.
La fidelidad está aquí,
debes yacer conmigo,
hasta que el mar se beba los arroyuelos.


¡Te acostaré fresco
sobre suave almohada!
En la pequeña cámara azul y cristalina
¡Venid, venid
quienes puedan acunar!
Meced y acunad al muchacho en mi lugar.


Cuando un cuerno de caza resuene
por el verde bosque,
silbaré y zumbaré a tu alrededor.
¡No miréis aquí
azules florecillas!
Hacéis los sueños de mi durmiente muy pesados.


¡Aléjate, aléjate
de la pasarela del molino!
Aléjate, aléjate
malvada muchacha,
para que tu sombra no le despierte.
Échame tu fino
pañuelito
para que los ojos le tape.


¡Buenas noches, buenas noches!
¡Hasta que todos despierten,
duerme tus alegrías, duerme tus penas!
La luna llena sale,
la niebla pasa,
y el cielo ahí arriba, qué ancho es.

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Language: Spanish
-Translation from German to Spanish copyright © 1997 by Pilar Lirio, pilarlirio (AT) yahoo.com, http://www.geocities.com/pilarlirio and Uta Weber, (re)printed on this website with kind permission. Please contact the copyright-holder when requesting permission to reprint.
-Based on a text in German by Wilhelm Müller (1794-1827) , "Wanderschaft", from Gedichte aus den hinterlassenen Papieren eines reisenden Waldhornisten 1, in Die schöne Müllerin, no. 2 DUT CAT ENG ITA FRE

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